_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La mansedumbre y el destoreo echan raíces

La novillada sevillana fue desesperante y duró casi tres horas

Antonio Lorca

La novillada sevillana fue desesperante. Y sobran las razones.

De la Maza/ Alvarez, Silva, Conquero

Novillos del Conde de la Maza, -devueltos segundo y cuarto- bien presentados, inválidos, muy mansos y deslucidos; noble el quinto.

Borja Alvarez: estocada -aviso--2º aviso- y cinco descabellos (silencio); estocada (silencio).

Miguel Ángel Silva: pinchazo y estocada trasera (ovación); estocada atravesada (oreja).

Alejandro Conquero: dos pinchazos, estocada perpendicular y tres descabellos (silencio); tres pinchazos -aviso- y tres descabellos (silencio).

Plaza de la Maestranza. 14 de junio. Novillada de abono. Menos de media entrada.

La primera, porque duró casi tres horas, lo que es inaguantable para cualquier alma cándida. Es inexplicable que la autoridad no remedie tal desatino. Cuando terminó, casi las diez y media de una fría noche, los asistentes al festejo de Madrid, que había comenzado treinta minutos antes, ya estaban cenados y con el pijama puesto.

Segunda, la novillada del Conde de la Maza fue verdaderamente infumable. ¡Qué derroche de mansedumbre, trufada con una manifiesta invalidez, falta de clase y ausencia de casta! Solo el quinto novillo, sin fuerzas también, embistió con nobleza.

Tercera, la terna de luces, que debutaba en la Maestranza, parecía estar enferma del virus moderno del toreo, ese que incita a dar pases sin orden ni concierto, faltos de hondura y esencia, que no dicen nada y ponen a prueba la paciencia.

Y cuarto: en lugar de aficionados, que han desertado definitivamente de estos festejos, ocupa los tendidos una pandilla de bullangueros partidarios y forofos de los toreros actuantes que jalean a su preferido sin motivo justificado y piden trofeos de risa sin el más mínimo rubor.

A pesar de todo, hubo una oreja, que se la concedieron al novillero extremeño Miguel Ángel Silva, que fue el más afanoso, valeroso e ilusionado de los actuantes; y la paseó tras la muerte del quinto, el único animal que embistió con atisbo de nobleza. El joven está, como los demás, contagiado de destoreo, pero destacó por su disposición, su ambición y su actitud de novillero deseoso de triunfo; sus paisanos de Zafra jalearon en exceso su labor, sonó la música y, en un arranque de cariño desmesurado, llegaron a pedirle las dos orejas. Quedan en su haber unas verónicas trazadas con gusto, tres derechazos templados y algunos destellos de buena factura.

Esa buena impresión la transmitió ante el muy manso y dificultoso segundo, al que recibió con tres garbosas verónicas rodilla en tierra, y ante el que no se arredró, hasta que entró a matar, perdió la muleta, el novillo hizo por él, y -para sorpresa de todos- el muchacho inició una despavorida carrera que le llevó a cruzar el diámetro de la plaza y lanzarse al callejón como si le persiguiera el mismísimo diablo, que hacía rato que había abandonado la persecución. ¡Qué imagen tan extraña y qué poca torería en esa espantá…!

Borja Álvarez, natural de Alicante, no dijo nada ni ante el muy soso primero ni ante el inválido cuarto. Recibió de rodillas frente a chiqueros al que abrió plaza, al que muleteó siempre en contra de lo que mandan los cánones y su anodina labor pasó, como lógico es, desapercibida.

Menos suerte tuvo el onubense Alejandro Conquero, el más inexperto de los tres, pero sin posibilidad alguna ante un lote verdaderamente infumable.

La novillada había comenzado a las siete y media, con el sol donde debe dar, y acabó cuando ya era noche cerrada y con mucho frío para esta época. Total, que ojalá no se repitan muchos festejos como el de ayer; de lo contrario, ni a los partidarios les van a quedar ganas de volver…

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_