El último papel de Christopher Lee fue ponerle voz a un perro de peluche

No era casualidad que los últimos papeles de Christopher Lee, que ha muerto a los 93 años, siempre fueran sentados en una silla o cerca de su casa londinense. Desde hace años, su salud no era buena. En La invención de Hugo, de Martin Scorsese, era el bibliotecario que regañaba al joven protagonista desde su atril; en Tren de noche a Lisboa fue un anciano cura que tenía que apoyarse en un bastón que lo acompañaba a todos los estrenos, y El Hobbit se esforzó por digitalizarlo, para que luchara por última en vez una pelea de kárate. Pero su último papel fue todavía más extravagante: poner voz a un perro de peluche en una película de muy bajo presupuesto.

Angels in Notting Hill, del joven Michael Pakleppa, una película todavía no estrenada que se rodó entre 2013 y 2014 en los barrios londinenses de Notting Hill, Bayswater y Hackney y en la que utilizaba su voz grave para dar caché a un extravagante proyecto hecho por universitarios. El perro de peluche al que Lee prestaba su voz era también el máximo gobernador del universo, solo una pieza más de un filme de "fantasía urbana" rodado con un pequeño equipo y cuyo guion fue adaptándose a las historias que aparecían en el rodaje. El actor lo pudo hacer todo desde un cómodo estudio.

Tráiler de la película.

Lee, que nunca dejó del todo el cine, la música heavy ni a sus fans, se preparaba, además, para su próximo proyecto: The 11th, un drama ambientado en Copenhague que relataba ocho historias interconectadas en las 24 horas anteriores a los atentados del 11-S de 2001 en Estados Unidos. Hubiera empezado a rodar en septiembre. Lee interpretaría a Lars Ole Hansen, un famoso excirujano al que tras años de alcoholismo le diagnosticaban un alzhéimer. El director Xavier Nemo, que cuenta también con Uma Thurman, Lena Olin e Isabel Lucas en su reparto, se ha quedado huérfano. Como miles de seguidores en todo el mundo.