Cinco orejas y un indulto, balance de la encerrona solidaria de El Juli
Los tres rejoneadores salieron a hombros en el último festejo de la feria de Córdoba
El diestro Julián López El Juli saldó su encerrona solidaria en Cáceres con un triunfo rotundo de cinco orejas, a las que hay que sumar también las dos y el rabo simbólicos del quinto, que fue indultado, en lo que fue una gran tarde de toros.
Los beneficios del festejo se dedicarán a la lucha contra el cáncer infantil a a través de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica (Sehop) y la Federación de Padres de Niños con Cáncer (FEPNC).
Con lleno en los tendidos y las cámaras de TVE como testigos, se lidiaron cuatro toros de Domingo Hernández y dos -segundo y sexto, éste como sobrero- de Garcigrande, del mismo encaste y casa ganadera, aceptablemente presentados, aunque bajos de raza y sosos en general, a excepción del quinto, un gran toro, de nombre Fantasma, número 87, colorado de capa, nacido en enero de 2011, y del hierro de Domingo Hernández, que fue indultado.
El balance artístico de la actuación en solitario de El Juli fue el siguiente: estocada (oreja); estocada ligeramente trasera (dos orejas); pinchazo, estocada trasera y descabello (ovación); pinchazo, media y descabello (oreja); simuló la suerte suprema con la mano tras indultar al toro (dos orejas y rabo simbólicos tras aviso); y estocada muy baja y estocada trasera (oreja).
Bonita y triunfal tarde la vivida ayer en Cáceres para ayudar a la lucha contra el cáncer infantil. El Juli, como único espada, hizo el paseíllo acompañado de un grupo de niños, y, como no podía ser de otra manera, saludó una gran ovación al romper filas.
El compromiso de El Juli fue total, y mostró una gran variedad con el capote, algo importantísimo para este tipo de festejos con un solo espada. Quitó por verónicas, faroles, caleserinas, chicuelinas, cordobinas y hasta zapopinas, y en todas sus faenas de muleta exhibió dominio y mucha técnica para solventar la situación con un triunfo grande.
Abrió plaza un toro de Domingo Hernández de embestida suave, al que el torero entendió pronto y al que cortó una oreja después de una faena en la que se mostró fácil y contundente con la espada.
El madrileño le cortó los dos apéndices al segundo de la tarde, al que inició la faena rodilla en tierra, para cuajarlo con suficiencia y gran dominio de la situación. El toro colaboró, y El Juli se deshizo en redondos y naturales de notable calado.
El tercero, sin embargo, tuvo más tranco y casta, aunque pronto le bajarían los humos con un fuerte castigo en varas. El Juli, que brindó faena al diestro pacense José Garrido, le concedió al animal los tiempos que necesitaba, y consiguió sacarle la mayor parte de los muletazos posibles, en una faena más inteligente que artística, y, a la postre, la única que quedó sin premio.
Al cuarto, El Juli se lo llevó a los medios, donde se centró con él para dibujar tandas de notable mérito por la informalidad y falta de codicia del astado. El pinchazo previo a la estocada final no fue impedimento para que paseara una oreja.
El quinto fue el de mayor presencia y empuje en el caballo, al que derribó, y al que el propio torero banderilleó con gran seguridad y sin mostrar cansancio pese a lo avanzado del festejo, permitiéndose adornos antes de clavar el tercer par. La faena, que brindó al empresario de la plaza, José María Garzón, comenzó con muletazos por alto, bajando la mano después y dejándose ver ante el bravo animal, que no se cansaba de embestir. Como si fuera su primer toro, siguió citándole y el animal acudiendo a la muleta hasta que, ante la insistencia del respetable, el presidente concedió el indulto.
El que cerraba plaza tuvo que ser devuelto a los corrales y le sustituyó otro de la misma ganadería, con el que El Juli mostró su fortalece física, variedad torera y, sobre todo, gusto en la interpretación. El diestro, que había brindado la muerte de este toro a los niños afectados por la enfermedad, consiguió una nueva oreja, saliendo finalmente a hombros de la plaza junto al mayoral.
Rejoneadores a hombros en Córdoba
El festejo ecuestre que cerró la Feria de Nuestra Señora de la Salud de Córdoba se saldó con la salida a hombros de los tres rejoneadores, aunque no lograran animar al público en la taquilla.
Con menos de media entrada, se lidiaron toros despuntados de Fermín Bohórquez, que colaboraron en líneas generales con los montados.
El resultado artístico fue el siguiente: Fermín Bohórquez, silencio y dos orejas; Pablo Hermoso de Mendoza, dos orejas y oreja, y Diego Ventura, oreja y dos orejas.
Babelia
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