Sábado 30 - Recomendaciones de los expertos
Cinco críticos musicales de EL PAÍS eligen entre la amplia oferta de la jornada sus propuestas más personales
Toni Castarnado: Tori Amos (en el Escenario Ray-Ban a las 20.30)
Nunca es tarde si la dicha es buena. Que Tori Amos no haya pisado antes territorio conocido no significa que no tenga por estos lares a fervientes seguidores que la veneran. Y si ella en su día reconoció que Kate Bush era su faro, posteriormente hubo otras chicas que se fijaron en la pianista pelirroja de Carolina del Norte, persiguiendo algunos de sus métodos. A Fiona Apple, Regina Spektor, o sin ir más lejos a Florence + The Machine, les corresponde reconocer que Tori Amos es una de sus guías espirituales. En la década de los noventa protagonizó una histórica portada de la revista Q junto a PJ Harvey y Björk, con sesión exclusiva para reivindicar el poder de lo femenino en términos artísticos. Tori Amos es una mujer intrépida, habla abiertamente de temas en teoría contrapuestos como el sexo y la religión, su ídolo es Robert Plant y con Michael Stipe de R.E.M. trabó una bonita amistad. “Little Earthquakes” y “Under The Pink” (recientemente reeditados) son sus álbumes clásicos (en su debut relataba a pelo en la canción “Me And A Gun” cómo la violaron siendo todavía una adolescente), pero dado su inconformismo, flirteó con la electrónica, sacó buena nota con la música clásica y en más de una ocasión ha ideado obras conceptuales. Con “Unrepentant Geraldines” vuelve a la senda de ese pop tan característico que enamora.
Ignacio Julià; Shellac (en el Escenario adidas Original a las 01.30)
Pocas visiones redimen la megalomanía de un macrofestival como toparse con Steve Albini, embutido en su mono de trabajo, acarreando él mismo el equipo de su trío. Incólume puritano en una industria donde las necesarias sinergias barren muchos principios, el guitarrista de Chicago ha hecho de Shellac una ventana al exterior donde expresar un concepto del rock de estética proteica y ética llevada a rajatabla. Del mismo modo que evita llamarse productor —prefiere ingeniero de sonido— y rechaza cobrar regalías de sus producciones, sube a escena con Shellac solo cuando la ocasión así lo reclama. Una de esas contadas oportunidades es el festival Primavera Sound, donde se les invita periódicamente quizás para que el público asistente recuerde cual es la esencia de todo tras empacharse de una variadísima, nutritiva oferta musical. Ver a Shellac en acción es asignatura obligatoria para quien aspire a sentir el rock en plenitud.
Luis Hidalgo: Joan Miquel Oliver (en el Escenario Ray-Ban a las 17.00)
Guía para un concierto de Joan Miquel Oliver. Primero: reparar en su manejo de la guitarra, trama y filigrana de todas sus canciones, pequeñas viñetas de pop melódicamente intachable, insultantemente bonito. Segundo: enredarse con una voz que suena inocente, incluso tímida, como si fuese proyectada para acunar, que siempre parece ser la intención. Nada más lejos de un estadio. Lo tercero es no intentar entender la letra, casi indescifrable incluso para los catalanoparlantes, dado que Oliver canta en mallorquín, que es al catalán lo que el andaluz al castellano, pura erosión silábica. Lo cuarto es no esperar una estrella, sino a un señor con aspecto rutinario que quizás, como muestra de que nada es lo que parece, verdad última de su música, vaya ataviado con ropa para practicar artes marciales. Lo demás vendrá por añadidura, incluida la suave nostalgia de un pop delicioso, inteligente, deliberadamente equívoco, tenue y frágil lleno de recovecos.
Rafa Cervera: The Bohicas (en el Escenario Ray-Ban Unplugged a las 22.30)
El indie británico no es prolífico en lo referente a grupos de rock, o al menos, a grupos de rock con una consistencia que haga justicia a antecedentes como The Who, Sex Pistols, The Libertines o Arctic Monkeys. Los londinenses The Bohicas tienen eso que hace falta para poder formar parte de esa estirpe musical. Son jóvenes pero suenan con la determinación propia de los que han venido para quedarse, creando una música que absorbe energía de todo ese legado antes mencionado, así como del glam o de grupos como Franz Ferdinand. Canciones como To die for y un directo incombustible son su mejor tarjeta de presentación a la espera de que a finales de agosto se publique The making of, el debut que seguramente los coronará como uno de los grupos revelación del 2015.
Babelia
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