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Cannes intenta congraciarse con las cineastas sin mucho éxito

El festival dedica un ciclo de charlas a las mujeres pero sigue marginando sus filmes

Gregorio Belinchón
Salma Hayek y Jane Fonda, en Cannes.
Salma Hayek y Jane Fonda, en Cannes.Getty Images

El año pasado la queja se convirtió en un tsunami: el festival de Cannes vivía de espaldas a las cineastas. No se contaba con las mujeres casi ni de manera testimonial. Solo una directora, Jane Campion (con El piano) ha ganado la Palma de Oro. Así que el certamen tomó nota y dijo que cambiarían las cosas. Visto lo visto, quedan muchas cosas por hacer.

Por segunda vez en la historia, una directora, esta vez Emmanuelle Bercot con La tête haute, inauguró el certamen. Pero en el concurso solo dos filmes, de 19, estaban dirigidos por mujeres. En la sección Una Cierta Mirada se repetía la proporción (dos de 19 hombres) y en las sesiones especiales solo estuvo Natalie Portman junto a siete realizadores. Con los cortometrajes tampoco se igualan las cifras. En la última década han competido 20 directoras por la Palma, es decir, ni el 10% de las películas en el concurso. Thierry Frémaux, delegado general del certamen, ha apostado por la iniciativa Women in Motion “para reflexionar sobre el papel de la mujer en el cine”, y que ha contado con coloquios diarios en el certamen, que se cerraron ayer con la charla de la cineasta Agnès Varda, cofundadora de la nouvelle vague y que hoy domingo recibirá la Palma de Oro de Honor. Women in Motion ha entregado tres premios honoríficos a Olivia de Havilland (que no pudo asistir), a Jane Fonda y a la joven productora Megan Ellison, que a sus 29 años ya ha sido candidata tres veces al Oscar a mejor película con La noche más oscura, Her y La gran estafa americana.

Santiago Mitre y Ciro Guerra triunfan

El cine latinoamericano está saliendo bien parado. En la Quincena de Realizadores ha ganado la colombiana-argentina El abrazo de la serpiente, de Ciro Guerra. Y en la Semana de la Crítica, triunfó el argentino Santiago Mitre, por Paulina (La patota), también premio FIPRESCI al mejor filme de la Semana y la Quincena. La islandesa Hrutar, de Grímur Hakonarson, se impuso en Una cierta mirada.

De esas charlas han salido los mensajes más claros. Como los pronunciados por Salma Hayek: “Durante mucho tiempo la industria pensaba que lo único que queríamos ver las mujeres son comedias románticas. No nos ven como un potencial económico poderoso, lo cual es de una ignorancia supina”. Los ejemplos están en Los juegos del hambre, Lucy, Frozen o en Bajo la misma estrella. Otras perlas: “La única clase de películas en las que las mujeres hacen más que los hombres es en el porno”; “Los ejecutivos no dan oportunidad a las voces femeninas a mostrar nuestra evolución”; “Como no hay mujeres dirigiendo ni escribiendo, dejamos de ver películas y nos pasamos a la tele, donde hay más personajes femeninos interesantes”. En Estados Unidos el 50% de las entradas las adquieren mujeres, “por lo que mantengo esperanzas, ya que estamos en una posición de poder”. En otros mercados como el chino o el surcoreano, son ellas quienes mandan en la compra de tickets. El ciclo ha tenido lugar en la semana en que en la taquilla estadounidense Dando la nota 2 –protagonizada por un grupo de universitarias que cantan a capella- ha derrotado con contundencia a Mad Max: fury road (donde por suerte también hay un personaje femenino potente).

Megan Allison habla en público en muy raras ocasiones. En Cannes lo hizo al recibir su galardón, y aunque no hizo militancia activa, sí apuntó: “El cine me hace sentir menos sola en el mundo, y solo por eso ya estaré siempre agradecida”. En cuanto a Varda, apuntó: “Ser mujer no es una cualidad por sí sola, lo es la forma de servirse de ello”. Para las cineastas españolas en esta edición ha habido un hito histórico: por primera vez una cortometrajista, Elena López Riera (con Pueblo), participaba en una sección (en su caso, la Quincena de Realizadores) del festival.

Pero Cannes no ha aprendido. Y el escándalo de esta edición ha sido el flatgate: la prohibición a las mujeres de que pasearan por la alfombra roja sin zapatos de tacón. Cuanto más altos, mejor. Al principio Frémaux rechazo la acusación: “Habrá sido un guarda de seguridad con exceso de celo con las reglas de vestimenta [esmóquin para ellos, traje largo para ellas]”. Después aclaró, ante lo que parecía un comportamiento generalizado: “Es un rumor, no existe tal norma”. Sin embargo, ha habido varias quejas porque efectivamente ocurrió en las alfombras rojas de Carol y de Amy. Como dijo una de las rechazadas: “El tacón no hace a la mujer”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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