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El hombre que busca rescatar la lengua mixteca

Una aplicación para teléfonos acerca una lengua indígena mexicana al terreno digital

Paula Chouza
Donato García, con la aplicación Vamos a aprender mixteco.
Donato García, con la aplicación Vamos a aprender mixteco.Francisco Cañedo

Cuando Donato García era un niño, su padre le prohibió hablar mixteco en público. “Ten cuidado y no uses nuestro idioma con otra gente”, le dijo antes de empezar a enseñarle palabras en español. Tenía entonces seis años, y todavía recuerda el relato de su progenitor, quien le advertía de que podían pegarle en la escuela, castigándolo con varas hasta hacerle brotar sangre. En Santa Inés de Zaragoza, el municipio oaxaqueño del sur de México donde nació, a unas siete horas de la capital del Estado, la lengua originaria es el ñuu davi (que significa pueblos de la lluvia), una de las 81 variantes del mixteco. El futuro del idioma, al igual que el de la comunidad, semeja precario. El éxodo de la población por falta de oportunidades económicas y el envejecimiento de los vecinos ponen en peligro la supervivencia de una cultura y una forma de vida de la que apenas hay registros.

La intención es que la gente se reconozca como miembro de un pueblo, porque se está dando una decadencia total del idioma y de la cultura”

Este hombre de 66 años, que lleva medio siglo viviendo en la Ciudad de México (“tuve que emigrar a los 16 por motivos familiares”, esboza sin más detalle) ha conseguido desarrollar ahora una aplicación para teléfonos inteligentes (iOS y Android) que enseña mixteco. “La intención principal es que la gente se reconozca como miembro de un pueblo, porque se está dando una decadencia total del idioma y de las tradiciones”, explica en una sala del Centro Cultural de España, la institución que ha dado soporte a su proyecto, basado en el libro Vamos a aprender mixteco, publicado en 2013 por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y elaborado con su propio trabajo.

“Nunca pensé en escribir”, asegura. “Impartía talleres y los improvisaba, pero me pidieron que sistematizara las clases. Pensé entonces que lo primero sería aprender a saludarnos, como se hace en el pueblo. Después, las tareas cotidianas, y así fui haciendo mis apuntes, que luego sirvieron para desarrollar el libro”, cuenta García.

Su llegada a la ciudad resultó complicada. Donato, en su comunidad, había empezado a estudiar algo tarde. Al principio, la escuela se encontraba a tres horas de su casa a pie. “Íbamos por veredas, había que cruzar ríos, por eso los más pequeños no podíamos ir al colegio”. Cuando llegó a la inmensa Ciudad de México se vio obligado a trabajar: “Llevaba las compras a domicilio y después fui peón de albañil, me quedaba a dormir en la obra”. En una escuela nocturna, ya con veinte años, cursó la secundaria, donde recuerda el rechazo y señalamiento de sus compañeros en clase de inglés, donde destacaba. “La profesora preguntó a los alumnos quién hablaba dos lenguas y sólo yo levanté la mano. Ella dijo ‘por eso él es mejor´”. El incidente, sin embargo, le afectó mucho. “Traía algo pendiente, no entendía los rituales de la comunidad”.

Más de 1.540.000 personas utilizan el náhuatl y 786.000 el maya. Las lenguas mixtecas son las terceras más habladas, con 470.000 usuarios

El proyecto de investigación, hasta la elaboración del libro, llevó décadas. En estos años, Donato García también ha conseguido grabar un audio que registra el proceso del cultivo del maíz en su comunidad. Como él, más de 6,5 millones de mexicanos hablan alguna de las 364 lenguas indígenas que hay en el país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de 2010, más de 1.540.000 personas utilizan el náhuatl y 786.000 el maya. Las lenguas mixtecas son las terceras más habladas, con más de 470.000 usuarios. García explica que las instituciones no enseñan su idioma y teme que se extinga con la misma prontitud que las plantas autóctonas de la región o el único curandero que todavía se puede encontrar en el pueblo.

Laboratorio de Ciudadanía Digital

En el año 2014, el Centro Cultural de España en México (CCEMx) y la Fundación Telefónica crearon el laboratorio de ciudadanía digital. “Este espacio pretende utilizar las herramientas digitales para garantizar el acceso a las nuevas tecnologías a poblaciones desfavorecidas o con difícil acceso a estos medios”, explica Carlos Ruiz, director del CCEMx y consejero cultural de la Embajada de España. Para 2015, el laboratorio planifica 100 talleres para jóvenes menores de 25 años y niños.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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