Alejandro Sanz presenta ‘Sirope’, “un disco que te endulza y te cura”
El músico publica su décimo álbum en estudio, en el que colabora Juan Luis Guerra
Dice Alejandro Sanz (Madrid, 1968) en las notas interiores de su nuevo álbum, Sirope, que cuando termina un disco ama casi todo de él, menos “las repeticiones y las exageraciones”. Tras un cuarto de siglo de carrera y haber cosechado todos los éxitos existentes en el pop español, son difíciles batallas a las que se enfrenta el autor de Más, el disco más vendido de la historia de la música española, contra su propia obra, pero también contra sí mismo. Su solo nombre evoca más que ningún otro en el negocio de la música todo un catálogo de ambos asuntos. Están las repeticiones de los números, en las que se recuerdan sin pestañear sus discos vendidos —hasta 23 millones— y decenas de premios ganados en España y el resto del mundo, acompañadas de los halagos de todo tipo que no admiten réplica.
De esta forma, una rueda de prensa de la presentación de su nuevo disco puede estar marcada por un periodista que le entrega un ramo de rosas bañadas en sirope, otra que le regala un libro que ha escrito y se sube al estrado a darle dos besos y unos cuantos más que le expresan su admiración, como esa primera intervención de la ronda de preguntas en la que la chica sentada en el patio de butacas de los informadores, tras coger la primera el micrófono y decir el medio del que procede, afirma que su pregunta “no es una pregunta, sino un agradecimiento a Alejandro Sanz”. Pero, más allá de todo esto, fuera de los focos, en una conversación relajada con una Coca-Cola, el autor de tantos rotundos éxitos del pop en castellano demuestra que está acostumbrado a vivir en su propio estatus de estrella mundial, pero que, seguramente, una clave de su envidiable magnetismo radica en que tiene mucho de ese chico cercano, sensible y sencillo que se muestra en sus canciones, esas que son la banda sonora de al menos un par de generaciones de adolescentes y muchos corazones partíos que buscan en su música algo que les endulce, como él mismo reconoce sobre Sirope, su “nueva criatura”, tal y como lo califica.
“El nombre del disco se refiere a algo que te endulza y te cura, pero también es el grito de guerra de James Brown”, explica. Entre bambalinas, sorprende ver a Sanz hablando del rey del funk y de aquella legendaria humillación que propinó a los Rolling Stones durante el concierto registrado en el The T.A.M.I. show en 1964. “Nadie podía salir después del hombre que inspiró a Michael Jackson o Prince”, señala.
Grabado en Miami, donde tiene una de sus residencias, Sirope supone un cambio de sonido en su carrera. “Quería salir de mi forma de confort y por eso me quería meter en este punto funky”, apunta. Él mismo se ha encargado de la producción con la ayuda de Sebastián Krys, quien ha trabajado con Ricky Martin, Shakira o Gloria Estefan y que se encerró con Sanz durante cinco meses. “Sebastián es una enciclopedia musical. Me venía muy bien encontrar a alguien que pudiera entender y reproducir lo que yo había hecho durante ocho meses solo”. ¿Por qué solo? “El problema que hay en los discos es que participa mucha gente. Cada uno va aportando su granito de arena y, cuando te quieres dar cuenta, tienes una montaña que no te pertenece”.
Colaboran, entre otros, Juan Luis Guerra, con el que canta Suena la pelota. “Quería sacarle de la bachata y el merengue y todo su territorio. Además, la letra de Suena la pelota tiene que ver mucho con él. Es un tipo como dice uno de los versos de la canción que se toma la felicidad muy en serio”, señala. Igualmente ha contado con una sección de vientos de Filadelfia, que acompaña a The Roots, y con el trompetista Arturo Sandoval, a quien define como “uno de los músicos de jazz más importantes del mundo”.
En Sirope se muestra un Alejandro Sanz más maduro, acorde a su tiempo, que dedica la canción Capitán tapón a su hijo Dylan. “Cambian las prioridades de uno y la forma de enfocarlas.He cambiado la dinámica de mi lírica. La vida te va dando unas carencias, pero también otros recursos”. Con esos recursos, él va cambiando, pero mantiene su esencia en ese mundo del pop en español sobre el que ha reinado con sus canciones y ha endulzado como nadie. “Es algo natural. No tengo pudor con las cosas. Algunos te dirán que te has pasado de ñoño o lo que sea, pero se trata de no mentir. Qué hay más ñoño que mentir para quedar bien”.
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