José Tomás reaparecerá con ‘Guantero’

Las doce de la mañana en España, con máxima solemnidad. A las dos en México, con más cercanía con la afición y el mismo respeto. El rito del sorteo se mantiene en el planeta taurino. En ese momento se echa la suerte. Los subalternos enlotan los toros de modo que ambos matadores, teóricamente, corran la misma suerte.

Se escriben los números de los astados en un papel de fumar y después se sacan de un sombrero, a ciegas. Después de este rito, las cuadrillas vuelven al hotel, Francés en el caso de José Tomás, y Alameda en el de Zotoluco. Última charla, con una versión algo edulcorada de los toros, con el matador antes de enfundarse el traje de luces y vuelta a la plaza para el festejo.

El encargado de ejercer de mano inocente suele ser el miembro de más confianza de la cuadrilla. En el caso de José Tomás, desde 1996 Miguel Cubero tiene esa responsabilidad, pero hoy ha sido la última vez que lo hará. Guantero, de Los Encinos, será el primero toro del matador español. En cuarto y sexto lugar saldrán Pollo Querido y Oye Poco, de Fernando de la Mora y Los Encinos respectivamente. A Eulalio López Zotoluco le han tocado en suerte Sal de Mar, Cubetero y 500 Noches, en primer (F. de la Mora), tercer (Los Encinos) y quinto lugar (F. de la Mora). La báscula oscila entre los 581 y 501 kilos. En los corrales se aprecia un encierro, completado con tres sobreros más, de hechuras asaltilladas, finos de cabos, y alguno, más prometedor, vuelto de pitones.

Se espera que José Tomás brinde el último toro a un hombre que ha destacado tanto con los palos como con la brega, discreto pero siempre dispuesto a enseñar a los que estaban a su alrededor. Miguel Cubero, del barrio madrileño de Canillejas, debutó con 16 años como becerrista en un espectáculo cómico, como era costumbre entonces, en Villarreal. Dio el paso con los del castoreño en 1984. Un año después debutó en Madrid, cortó dos orejas y salió por la Puerta Grande. Ese mismo verano murió su hermano en las astas de Burlero en Colmenar. En la siguiente temporada tomó la alternativa de manos de Niño de la Capea y con Espartaco como testigo. En 1994 decidió cambiar el oro por la plata. Entonces comenzó una trayectoria respetada por los profesionales por saber actuar siempre a favor de la lidia, sin perder la calma y con un destacado conocimiento del comportamiento de los toros.

En 1996 pasó a ser fijo con José Tomás, cuando acaba de llegar de México recién convertido en matador. Desde entonces ha sido su sombra en el ruedo. Tan solo cambió de maestro entre 2002 y 2007, con César Rincón, durante la retirada de su maestro. Cuando termine el festejo, José Tomás será el encargado de cumplir con el rito y cortar la coleta de su peón de confianza.