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FERIA DE ABRIL

Una mala película de aventuras

Antonio Lorca
El diestro Juan Jose Padilla torea con unos pantalones vaqueros tras ser cogido en la faena.
El diestro Juan Jose Padilla torea con unos pantalones vaqueros tras ser cogido en la faena.Julio Muñoz (EFE)

La lidia del primer toro fue una película de acción. Todo transcurrió a un ritmo trepidante, en el que se sucedieron secuencias de amor, aventuras, sustos, carreras, una buena dosis de dramatismo y hasta la inesperada presencia de dos extras que desataron la pasión en los tendidos.

Todo comenzó cuando Padilla enfiló parsimonioso el diámetro de la plaza, capote en mano, para recibir a su primero de rodillas en los medios entre la algarabía popular. Hasta tres largas cambiadas -las dos últimas en el tercio- ejecutó, y ya inhiesto citó por delantales. Tan confiado estaba que el toro se le vino encima y lo volteó con saña en un golpe seco que hizo temer que se había producido la cornada. El torero quedó inerte en el albero mientras las cuadrillas acudían a socorrerlo y la plaza se encogía ante la dramática escena. Tardó Padilla en incorporarse y a duras penas consiguieron llevarlo hasta la barrera más cercana, donde lo volvieron a bautizar con agua mineral sin gas y se enfundó un pantalón vaquero tipo pirata para esconder el estropicio que el pitón del toro había hecho en el traje de luces. Afortunadamente, no había sucedido nada irreparable, pero el susto fue tremendo.

Puso banderillas con más voluntad que acierto, brindó al público y se dispuso a torear. Bueno, eso es un decir. Lo que hizo Padilla no se puede llamar toreo, por mucho que el público lo jalee. Siempre despegado, en línea recta, sin gusto ni hondura, con el pico por bandera, nunca se colocó en el sitio que exigía un toro correoso y dificultoso que no dejó de embestir y acudir al cite del torero. Después, mató muy mal y hasta sus fervorosos partidarios se desinflaron, Pero, héte aquí que cuando el toro cayó por fin, saltaron al ruedo dos antitaurinos con el torso desnudo, que corrieron como descosidos con papeles en las manos mientras la plaza estallaba en un griterío y los operarios de la plaza y varios policías trataban de detenerlos. Uno de los activistas consiguió llegar hasta el toro, que yacía fenecido, y se abrazó al animal, momento en que fue reducido y expulsado del ruedo. A renglón seguido, apareció una pancarta en el tendido que decía ‘Queremos que la fiesta vuelva a Barcelona’, que fue recibida con una ovación de los tendidos, pero la alegría duró poco porque un guarda de seguridad decidió incautarla y ahí se acabó la presente historia.

El comienzo fue espectacular. Una pura aventura; el resto de la película, infumable. Ante el cuarto, Padilla cambió el pantalón vaquero por un espectacular vendaje, pero su sentido del toreo fue el mismo. ¡Un horror! Le concedieron una oreja porque esta plaza no la conoce ya ni el que la fundó, pero lo que mereció fue una seria reprimenda.

Tampoco tuvo su tarde Abellán, voluntarioso y valentón, pero muy por debajo de la corrida, que obligaba a dar un paso que no dio. Y El Fandi fue la misma versión de sí mismo. Fácil y espectacular con las banderillas y un dolor con la muleta.

¿Y los toros? Una corrida para toreros que quisieran jugarse el tipo. Pero eso no interesó a los de luces, y, lo que es peor, ni a los bullangueros espectadores.

Jandilla/Padilla, Abellán, El Fandi

Cinco toros de Jandilla-Vegahermosa, correctos de presentación, cumplieron en varas, sosos, duros, exigentes y correosos; el tercero, de Fuente Ymbro, noble.

Juan José Padilla: media tendida _aviso_ y siete descabellos (silencio); estocada (oreja).

Miguel Abellán: estocada (ovación); pinchazo, media y un descabello (silencio).

David Fandila El Fandi: media perpendicular (ovación); media (ovación).

Plaza de la Maestranza. 25 de abril. Undécima corrida de feria. Casi lleno.

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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