Diario gráfico de un indignado
El dibujante Miguel Brieva retrata a una víctima de la crisis en su primer cómic largo
Lo que me está pasando (Reservoir Books) es un álbum sobre una víctima de la crisis. Víctor Menta tiene 32 años y una licenciatura en Geología que no le sirve para encontrar trabajo. Está al borde del precipicio de la locura. Sus amigos no están mejor. Se reúnen en bancos del parque como si fueran sin techo y despotrican contra la realidad con discursos de los licenciados que son. La paradoja de estos tiempos. Cabezas universitarias en vidas de pobres. La de Víctor está a punto de saltar la barrera de la cordura. Un coro griego de objetos cotidianos le habla en una tertulia intermitente, en la que participan la jabonera, el toallero…
Miguel Brieva (Sevilla, 1974) ha elegido el presente para su primera novela gráfica. Pero no el realismo a secas. Es curioso que también otra novela gráfica ambientada en la crisis, Inercia, de Antonio Hitos (Huelva, 1985), recurra igualmente a lo onírico para expresar el estado de ánimo de su protagonista, igualmente joven, igualmente formado, igualmente precario. Son dos obras muy distintas visualmente. Hitos construye una atmósfera fría, rectilínea, con la asepsia de la ciencia ficción, mientras que Brieva ha manipulado incluso el papel para evocar al de un viejo cuaderno amarillento . Sus seres son carnosos, los de Hitos, espectrales. Sin embargo, los dos introducen elementos oníricos, irreales y fantásticos en sus historias. Como si el realismo no bastase para explicar la realidad.
“Hay que hacer grandes esfuerzos de imaginación para entender donde vivimos. A través de la fantasía, Víctor está entendiendo mejor que los demás lo que está pasando realmente”, señala Brieva, durante una entrevista en la sede madrileña de su editorial. “La metáfora visual que te brinda el dibujo es muy golosa para hacer uso de ella”, añade.
Adentrarse en la crisis no había sido la idea inicial del dibujante para crear su primera novela gráfica. Fue la editora de Reservoir Books quien le sugirió que escribiese algo sobre “lo que está pasando”. Y fue tan literal que la idea se convirtió incluso en el título del álbum con una mínima modificación y un subtítulo: Lo que me está pasando. Diarios de un joven emperdedor. “Me interesaba la historia de alguien que lucha entre volverse loco o cuerdo, al tiempo que quería retratar un poco lo que veo en mi generación y entre mis amigos… trato de reflejar esa desesperanza y ese espíritu de los tiempos”, cuenta.
-¿El diario de un indignado?
-Podría ser, pero también tiene algo del hedonismo pasota que nos han inculcado: de jugar a los videojuegos, de fumar porros, de desentenderse. La realidad le ha despertado de un bofetón y se da cuenta de que o nos enfrentamos a la Historia o nos pasará por encima.
La fórmula del diario le ha permitido a Brieva sumergirse en una narración en primera persona, “que conecta mucho con cada uno de nosotros”. A lo largo de un mes, el protagonista anota en su diario las cosas que ocurren a su alrededor por sugerencia de su psicóloga. Junto a las amenazas individuales (desempleo, precariedad o desmotivación) surgirán otras colectivas, la especulación inmobiliaria, tan responsable de lo que ha pasado.
Babelia
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