El periodismo cultural como seña de identidad
Antonio Caño, director de EL PAÍS, apuesta por el atrevimiento y el rigor en un coloquio
En unos tiempos en que la crisis azota la sociedad y arrasa determinados sectores como los medios de comunicación, con 12.000 empleos perdidos desde 2008, ¿qué espacio le queda al periodismo cultural? “Hoy en día, los periódicos no somos tan importantes ni tan influyentes, y debemos aceptarlo con humildad”, aseguró ayer Antonio Caño. El director de EL PAÍS participó junto a Màrius Carol (La Vanguardia), Casimiro García-Abadillo (El Mundo) y Bieito Rubido (Abc) en un coloquio entre directores de diarios de información general titulado La cultura, un pilar esencial en la prensa.
Con esta cita se inauguraba en la madrileña Casa del Lector, coorganizadora junto a la Fundación Banco Santander, el ciclo de debates Presente y futuro del periodismo cultural, que durante los próximos tres meses analizará el estado de un periodismo que “sufre la crisis económica y la del cambio de modelo que repercute en la forma de recibir y producir las noticias”, en palabras de uno de los moderadores, Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander, quien presidía el acto con César Antonio Molina, responsable de la Casa del Lector.
Para EL PAÍS, la cultura es una de sus señas de identidad, explicó Caño. “Hemos tenido atrevimientos como sacar en portada el boom de la poesía. Queremos mantener esa línea. Lo que es raro es que los diarios españoles mantengan secciones culturales. En los medios anglosajones no existen, aunque sí por supuesto la información cultural. Ellos parten del concepto de que la cultura está imbricada por el periódico, como lo está en todas las facetas de la vida y, por tanto, se reparte por todas las páginas. Yo no me encuentro lejos de esa visión. Una sección fija facilita que haya espacio, pero a la vez la encorseta”. Y agregó: “El periodismo cultural tiene que respetar las mismas reglas que el resto de informaciones: que sea atractiva, clara —cosa que a veces no siempre ha ocurrido—, y que no sea una parcela para exquisitos”.
Rubido apostó por el futuro del periodismo. Cree que pronto se solucionarán parte de sus problemas económicos: “Los internautas ya pagan por la televisión y la música. Lograremos que nuestras audiencias, grandes o pequeñas, desembolsen algo por acceder a la información”. García-Abadillo sí considera que los medios influyen en los gobiernos y en la sociedad: “Puede que desciendan los lectores de papel, pero gracias a los dispositivos nunca ha habido tantos consumidores. A partir de una “una película”, añadió, se puede explicar un movimiento social o un hecho histórico. Carol mostró su esperanza “aunque se acabe en papel”, tras reflexionar sobre la importancia de los diarios como prescriptores en la información general y en la cultura en particular.
Babelia
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