La SGAE llega al ajuste de cuentas
La entidad vota hoy en una Asamblea extraordinaria el balance financiero de 2013 En febrero habrá elecciones, tras el voto de rechazo de los socios a la junta directiva
En la SGAE ocurre de todo. Caen los presidentes, ya sea detenidos o cesados, y las decisiones se toman, paralizan y reactivan constantemente. Sin embargo, hay algo que hace años que no se deja ver dentro de la principal entidad de gestión de los derechos de autor de España: la normalidad. Así, la Asamblea a priori normal que el pasado junio iba a aprobar las cuentas para 2013 hizo explotar el caos: los socios dijeron no, tanto a ese balance financiero, como a la gestión de la junta directiva. De ahí que el presidente, José Luis Acosta, convocara elecciones (para febrero) y una Asamblea extraordinaria, hoy, para intentar aprobar las cuentas.
Aunque parezca increíble a los profanos, la junta presentará un documento casi idéntico al que fue rechazado en junio. Reivindican que esos números, auditados por la consultora Ernst & Young, eran un “espejo fiel” de la realidad. Entre otros datos, hay pérdidas por cinco millones de euros, una caída del 3,2% en la recaudación (259,7 millones) y un gasto en sueldos que supera los 20 millones. Pero, ¿por qué la Asamblea cambiaría de idea meses después? “Entonces el voto se refirió tanto a las cuentas como a castigar la gestión de la junta. Por eso, muchos se opusieron. En este caso, se decide solo sobre el documento financiero”, se muestra confiado un miembro de la junta. El directivo subraya la esperanza de dejar atrás la tormenta y devolver la entidad a su principal misión: recaudar para sus autores.
En todo caso, un nuevo rechazo de las cuentas no supondría más obligación que la de seguir convocando Asambleas hasta lograr aprobarlas. Sin embargo en cinco meses, con la nueva ley de Propiedad Intelectual ya totalmente en vigor, el mismo escenario podría llevar a la SGAE hasta una sanción del 1% de los ingresos del año anterior.
De multas, en realidad, la entidad anda sobrada. Así lo explicó el director financiero, Luis Felipe Palacios, en las reuniones que mantuvo la semana pasada con los empleados. Uno de ellos relata que Palacios tachó de “muy difícil” la situación económica de la SGAE, subrayó las deudas y sanciones millonarias que arrastra y las dificultades para encontrar compradores para sus edificios entre España y Latinoamérica, herencia de la época de inversiones y vacas gordas del expresidente Teddy Bautista, detenido en 2011 por supuesto desvío de fondos.
Un nuevo rechazo de las cuentas no supondría más obligación que la de seguir convocando Asambleas hasta lograr aprobarlas
Un socio especialmente crítico con la gestión actual entra más en detalle. Cuenta que la SGAE ha sufrido dos multas de la Comisión Nacional de Competencia por 28 [por negociaciones desiguales con las televisiones] y 3 millones [por tarifas “abusivas” a los promotores musicales] y una de Hacienda por 19 y que, pese a estar recurridas, es “muy posible” que acabe pagándolas. De ahí que denuncie que las cuentas no calculen esa posibilidad, y que un nuevo agujero de 50 millones sería letal.
“La SGAE como tal solo saca dinero de dos puntos: el pendiente de identificar [aquel cobro de derechos que no es posible atribuir a ningún autor por razones varias] y lo que pagan los autores. La única opción actualmente sería subir este pago [ahora al 15%]”, ataca. Además, unos 17 millones del pendiente de identificar de 2008 -solo se puede usar cinco años después, si todavía no se ha encontrado su legítimo propietario- fueron repartidos hace poco entre los autores en vez de ser usados para aliviar las cuentas de la entidad. Sea como fuere, la posible subida del descuento que se cobra a los socios fue nombrada también en las reuniones del director financiero con los empleados. Pero, según los más críticos, la obligación de pagar más haría que muchos abandonaran la entidad, dejándola al borde del colapso y la irrelevancia.
“Esta previsión dramática es el arma que está usando la llamada rueda para hacerse con el poder y mantener el estatus quo”, responde un miembro de la junta directiva. La “rueda” a la que se refiere es quizás la madre de todos los asuntos espinosos. Básicamente, las televisiones crearon hace años sus propias editoriales musicales para registrar los temas que emiten y recuperar parte del dinero que han de pagar a la SGAE. Así, se llevan el 50% de los derechos que se cobran por esas canciones. El otro 50% va destinado a los autores y a una docena de socios de la SGAE que ejercen de intermediarios. Llenando los programas televisivos nocturnos de decenas de temas apenas conocidos, mejor si de música clásica y tocados en directo -recaudan más- , han conseguido ingresos millonarios.
Precisamente contra este sistema –que es legal pero suscita dudas morales-, otro de los puntos que llega a la Asamblea de hoy es la modificación de las tarifas de las franjas. Resumiendo, las televisiones pagan una cantidad fija a la SGAE por usar su repertorio, lo que supone más de la mitad de sus ingresos. La propia entidad luego asigna este dinero con porcentajes distintos según el momento en qué se emitió cada tema: prime-time, mañana, noche, etc. El nuevo reparto que vota hoy la Asamblea castigaría la franja nocturna y beneficiaría al horario de máxima audiencia. Cuantos apoyan la modificación subrayan que ahora mismo la música de madrugada se lleva el 56% del pastel pese a solo un 0,7% de la audiencia, y que el nuevo reparto sería más justo. Los opositores, en cambio, tachan la novedad de favor a las majors, las que más temas emiten en el prime time.
Para más complicación, en la SGAE los votos dependen de los ingresos. De ahí que además de la recaudación lo que esté en juego es también el poder. Más aún, en el clima de campaña electoral que respira la entidad. Ya hay varias listas encima de la mesa, así como acusaciones recíprocas de querer hundir a la entidad. Imposible de momento hacer pronósticos. Una vez más, puede pasar de todo.
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