Ortiz Echagüe, protagonista de la gran colección de la foto española
El Museo Universitario de Navarra cumple el sueño del artista, que antes de morir buscaba un lugar que alojara sus archivos, también de otros autores
José Ortiz-Echagüe (Guadalajara, 1886 - Madrid, 1980) era fotógrafo por afición. Cuando influido por Antonio Ortiz-Echagüe, su hermano pintor, quiso dedicarse a la pintura, sus padres le regalaron una cámara de fotos para disuadirle. Efectivamente, no se dedicó profesionalmente a este arte, era ingeniero, lo que no impidió que en 1935 fuera considerado por la revista American Photography uno de los mejores fotógrafos del mundo. Y la colección que lleva su nombre fue el germen del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra, en España, una de las más importantes de fotografía en manos privadas y, sin duda, la mejor en fondos del siglo XIX. Pero no solo fue el origen de este gran archivo de imágenes, también lo es del recién inaugurado Museo de la Universidad de Navarra, construido por el premio Pritzker 1996 Rafael Moneo (Tudela, Navarra, 1937).
Ortiz-Echagüe, antes de morir, buscaba un lugar que alojara todas sus fotografías, las realizadas por él y las que había recopilado de otros autores. Así, por mediación de su hijo -César Ortiz-Echagüe-, los 1.500 positivos y 28.000 negativos pasaron a ser propiedad de la Universidad. Ignacio Miguélez, conservador del museo, comenta que en alguna ocasión le han preguntado que por qué no se positivan esos negativos, su respuesta es clara: "Del negativo a la fotografía que hoy vemos hay un proceso de manipulación que es propio del autor. Se sabe que, en ocasiones, durante el revelado superponía dos placas de cristal, como en el famoso Siroco en el Sahara de 1965, o en una imagen de la mezquita de Fez en la que había eliminado una señal de tráfico y un hombre con traje occidental para que el resultado fuera atemporal. El photoshop antes del photoshop".
A finales de 2014 comenzó el traslado a la nueva sede. Cambiaron las pequeñas salas con mobiliario ochentero del edificio central del campus a los amplios espacios de hormigón, roble y alabastro creados por Moneo. En las abigarradas vitrinas del espacio original se exponían fotografías y objetos personales y relacionados con su hobby, como la cámara Photosphére que le regaló su tío, agregado militar en la embajada de París, y que es bastante mejor que la primera que le compraron sus padres. También se podía contemplar una recreación del estudio de revelado de Ortiz-Echagüe.
Los 14.500 positivos y 170.000 negativos que forman hoy la colección se custodian ahora en el sótano del nuevo edificio, un espacio mayor pero con similares condiciones de conservación: 50 luxes como máximo, una temperatura de 20 grados y entre 45 y 50 de humedad; parámetros a tener en cuenta en materiales como los de la fotografía con una durabilidad muy frágil. De ahí, su cuidada manipulación gracias a los sobres transparentes con ph neutro y repelentes de polvo que permiten observar las instantáneas sin riesgos innecesarios.
El notable aumento de los fondos, desde los primeros que entraron en 1981, hasta la última donación en 2014 de Rafael Sanz Lobato, Premio Nacional de Fotografía 2011, responde a una coherente política de adquisición llevada a cabo por Rafael Levenfeld, Valentín Vallhonrat, Ignacio Miguéliz y Javier Ortiz-Echagüe, asesores y conservadores del museo. Buscan formar una colección sobre la historia de la fotografía española, desde los orígenes hasta la actualidad. Imágenes con temas del país tomadas por fotógrafos de la talla de Joan Fontcuberta, Lynne Cohen, Javier Vallhonrat, Alphonse de Launay, Jean Laurent, Pere Catalá Pic, Robert Capa, Agustí Centelles, Henri Cartier-Bresson...
Mención especial merecen las colecciones de Víctor Méndez Pascual y de Robert Hershkowitz con valiosas imágenes y técnicas del siglo XIX como el papel a la sal o la compra de 780 obras y 99.000 negativos de Juan Dolcet, fotógrafo de posguerra, que se dedicó a capturar con su cámara, entre otros temas, imágenes artísticas o de inauguraciones de galerías como de Juana Mordó. Y fue Dolcet el que retrató algunas de las obras de la colección de María Josefa Huarte, el otro gran legado del museo, este de obra pictórica y escultórica de Rothko, Picasso, Chillida, Palazuelo, Tàpies...
Abrir los planeros del Fondo Fotográfico de la Universidad de Navarra es encontrar innumerables temas, autores y técnicas para realizar exposiciones. El Museo se inaugura con varias muestras entre las que se encuentran: Norte de África, una serie realizada por Ortiz-Echagüe entre 1909 y 1915, que estuvo hasta el pasado julio en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; y El mundo al revés: El calotipo en España, una colección única de esta técnica primigenia de la fotografía.
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