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Antonio López: “No piensen que soy un vago”

Los cambios de criterio y composición a lo largo de los 20 años que el artista ha trabajado en el cuadro no han sido demasiados

El pintor Antonio López durante la entrevista.
El pintor Antonio López durante la entrevista.Carlos Rosillo

Muy pocas obras en la historia del arte han levantado tanta expectación como el Retrato de la familia de Juan Carlos I de Antonio López (Tomelloso, 1936) que este miércoles se presenta oficialmente en el Palacio Real de Madrid y a partir del jueves 4 de diciembre podrá ser contemplado por el público junto a 113 obras dentro de la exposición El retrato en las colecciones reales. De Juan de Flandes a Antonio López. Han pasado dos décadas desde que el artista aceptó el encargo de Patrimonio Nacional. Mucho tiempo para lo que estamos acostumbrados, pero no tanto para el ritmo de trabajo del artista, habituado a trabajar en varias obras a la vez. Los retos a los que se ha enfrentado con esta enorme obra, 3 por 3, 39 metros, han sido muchos. Pero por fin el cuadro ha sido firmado y entregado y está listo para el escrutinio público.

El encuentro con Antonio López se produce en la cafetería del Prado, un museo del que conoce todos los rincones debido a sus incontables visitas y al que vuelve cada vez que tiene oportunidad para ver las nuevas exposiciones y para reencontrarse con Velázquez o Goya. Pide que las fotos se tomen en el exterior del edificio con esa prudencia y precaución con la que se mueve por la vida, no vaya a ser que alguno piense que se trata de un gesto de arrogancia, algo que él detesta sobre todas las cosas.

El cuadro presenta al rey Juan Carlos I en el centro del grupo. A su derecha está la infanta Elena y a su izquierda la reina Sofía. En un extremo, el rey Felipe VI y en el otro, un punto alejada, la infanta Cristina. Todos miran de frente, hacia el espectador.

“Lo único que se me pidió es que fueran retratados como una familia española. Nada más. Yo he querido darles dignidad y un porte poderoso, además de armonía y belleza.”

¿Es casualidad que la infanta Cristina aparezca un poco alejada del resto?. “Ella no estaba el día en el que Chema Conesa tomó las fotos. Se encontraba de viaje y la fotografiamos diez días después. De todas maneras, he trabajado a cada uno de ellos como si fueran retratos individuales porque sus personalidades son únicas”.

Los cambios de criterio y composición a lo largo del tiempo no han sido demasiados, según explica el artista. “Me paralicé un tiempo con los trajes. Algo no funcionaba. Quería jugar con los borrones oscuros de ellos y las luminosas y claras de ellas. La reina Sofía se retrató con un vestido rosa con un estampado adamascado que en un tiempo no me funcionaba. Le pedí repetir las fotos con otro traje y vino a casa con una bolsa en la que llevaba tres diferentes. Posó de nuevo y recomencé su retrato…..Pero después decidí volver al vestido original, el que se puede ver en el cuadro”.

Asegura Antonio López que no hubo seguimiento por parte de ningún miembro de la familia real ni mucho menos presiones y que será durante la presentación oficial cuando contemplen el resultado por primera vez. “Un día, hace unos 6 años, cuando estaba trabajando en el invernadero del Campo del Moro, entró el rey a saludarme junto a otras personas. No miró el cuadro ni yo le invité a hacerlo. Creo un gesto de enorme finura y de respeto hacia mi trabajo”.

Lento en su producción, el artista admite que 20 años pueden ser muchos. “Hacía mucho tiempo que yo no trabajaba con personas. Si se fijan en mi obra de las últimas décadas tal como se vio en mi exposición en el Museo Thyssen, mis cuadros están llenos de paisajes. La naturaleza o las escenas urbanas, siempre sin gente, están en el núcleo de mi obra. hacía muchísimos años que no hacía retratos. Ha sido bueno retomar la relación con las personas, pero también me ha sido muy difícil”. Pese a ello, por el momento, no tiene previsto retratar a nadie más, aunque no descarta que si la nueva familia real se lo pidiera es posible que aceptara el encargo. Pero a día de hoy está dedicado a sus vistas de la Gran Vía y a los interiores de su casa. Los días fríos del invierno son buenos para seguir con la ventana en la anda enfrascado. Y añade que durante todo este tiempo no solo ha hecho el retrato real, sino que ha seguido con muchos otros proyectos. “No piensen que soy un vago” bromea.

A la vista del resultado, ¿cree que la pintura pasará a exponerse en el futuro junto a los otros grandes retratos de familias reales como La familia de Carlos IV de Goya que se exponen en el Prado?. “No tengo ni idea,ni pienso en ello. El tiempo lo dirá. Sonaría arrogante por mi parte esperar tal cosa. El cuadro es propiedad de Patrimonio Nacional y ellos decidirán lo que hacen con él”.

Si se queja Antonio López de las críticas recibidas por los 300.000 euros que cobró en su momento por el cuadro. “Lamento que no se hable de la calidad del trabajo y se busquen escándalos. Es un problema de desprecio a la cultura. No me gusta esa ligereza y frivolidad a la hora de tratar las cosas. Habría que preguntarse si se necesita o no la cultura. Y soy de los que cree que unas cosas sí y otras no. Por ejemplo, viendo ahora la exposición que este museo le dedica a Bernini, pienso que puede que no interese, porque es una obra que refleja una sociedad vanidosa y superficial. Puede que sea prescindible, pero no todo es así”.

Lamenta el artista que ahora hay mucha suciedad en el arte. “Es un reflejo de la suciedad en la sociedad. La vida política está descompuesta y eso se refleja. Nunca se ha hecho un arte tan explícitamente dramático, oscuro y desesperanzado como ahora. La gran figuración nos muestra un ser humano peligroso y sin norte. El artista solo describe lo que ve. Si me pregunta por el caso de España creo que hasta que la mierda no nos asfixie y se acaben los espacios de tranquilidad, no tocaremos fondo, única manera de renacer. Pero somos arrogantes y despectivos, todavía podemos sufrir mucho más".

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