Un canto en Madrid a la escena porteña

En un quinto piso, en un destartalado apartamento de la Rue du Four, un amigo fotógrafo la invitó a comer tallarines. La joven cantante de tangos Susana Tana Rinaldi no salía de su asombro cuando el anfitrión contó que un amigo suyo se encaminaba hacia allí con todos sus discos para que se los firmara, ¿no la molestaría, verdad? Pero a Rinaldi, que trataba de entender de dónde habría sacado esos discos este amigo que estaba por llegar, le esperaba aún una sorpresa mayor: su misterioso fan era Julio Cortázar, el autor de Rayuela. "Fue el único hombre en mi vida a quien yo tuve que mirar hacia arriba porque siempre fui demasiado alta y usaba tacos muy altos y me quedaban bien. No sé cuánto tiempo duró, estar ahí, mirar a ese hombre con esa polera blanca que usaba y ver que efectivamente compró los discos míos, los LP, y estaban Mi voz y mi ciudad, La mujer del tango, La reina del Plata", recordó la cantante en una charla en la Casa Argentina en París. "Rayuela, lo que significaba, lo que significó, y que ese hombre estuviera ahí y tuviera los discos de esta chica que tuvo el gran espaldarazo de los intelectuales de su país, pero después la gente del tango decía: '¿De dónde salió esta mierda?'. ¡Hay que conocer a los argentinos! Somos directos los argentinos".

Cortázar escribió. "Susana desviste el cuerpo a menudo vulgar del tango para mostrarlo en su más bella desnudez y, al hacerlo, muestra a los argentinos de Buenos Aires tal como son, vulnerables y reprimidos, tiernos y hoscos" .Y en su poema A la voz de Susana Rinaldi ("No sé lo que hay detrás de tu voz. / Nunca te vi, vos sos los discos / Que pueblan por las noches este departamento de París]”), el escritor advertía que eso que le decía era lo mismo que pensaba de Argentina, y escribía acerca de ese Buenos Aires donde pifiaba la esquina y no lograba dar con la tanguera. Más allá de estos versos y de los recuerdos, parece que un nuevo encuentro entre el escritor y la cantante es posible. Se celebrará en Madrid, en un espectáculo que se presenta el 6 y 7 de diciembre en los Teatros del Canal. Rinaldi funde tango y recuerdos en Rememorando a Cortázar, un homenaje a su viejo amigo en este año en el que se celebra el centenario del autor de Historia de cronopios y de famas. La actuación de Rinaldi se enmarca dentro de un escueto ciclo en las salas del Canal: De Buenos Aires a Madrid, lo mejor de la escena porteña.

Susana desviste el cuerpo a menudo vulgar del tango para mostrarlo en su más bella desnudez Julio Cortázar

Enorme y ecléctica, la escena teatral en Buenos Aires ha hecho suspirar a más de un actor y a más de un director. Sus legendarias salas off, su potente cartelera, la vitalidad de dramaturgos y actores, y la buena respuesta del público la convirtieron hace ya tiempo en uno de los principales focos de la interpretación en español, a prueba de crisis, de corralitos y vaivenes políticos. Por eso, explica el intendente de los Teatros del Canal, Jorge Culla, desde que el centro madrileño abrió sus puertas, han tratado de estrechar lazos y acercar a sus escenarios producciones argentinas. En esta ocasión la oferta tiene un marcado toque musical. Además de los tangos de sabor cortazariano, está programado un concierto de Elena Roger, en el que repasará algunos de sus éxitos en musicales como Evita o La Piaf. También debutan en España Griselda Siciliani y Carlos Casella con un espectáculo en el que dan cabida a temas de Agustín Lara, Pink Martini o La Lupe. El deslenguado y frenético monologuista Enrique Pinti con Pinti recargado completa la oferta de estas jornadas porteñas, con lo que se anuncia como una sesión de verborragia.

Fuera de estas jornadas, pero en el mismo Canal, entre el 4 y el 6 de diciembre, llega además una de las producciones más aclamadas de la temporada pasada en Argentina: Querido Ibsen: soy Nora. Escrita por la veterana dramaturga Griselda Gambaro y dirigida por Silvio Lang, esta relectura de Casa de muñecas enfrenta al rompedor autor noruego Henrik Ibsen, uno de los padres del teatro del absurdo, con su rebelde e inmortal personaje, en un viaje en el que Nora no sólo se transforma de domada en indómita, sino que interpela a su creador, un personaje más en esta función; a vueltas con el autor.

Y en esto parece que resuenan aquellas palabras que escribió Cortázar sobre otro héroe rebelde: "Hamlet no duda: busca la solución auténtica y no las puertas de la casa o los caminos ya hechos, por más atajos y encrucijadas que propongan".

De Buenos Aires a Madrid, lo mejor de la escena porteña. Del 4 al 12 de diciembre. Sala Roja de los Teatros del Canal. Cea Bermúdez, 1. Madrid.

Querido Ibsen: Soy Nora, de Griselda Gambaro. Del 4 al 6 de diciembre. Sala Verde de los Teatros del Canal. Cea Bermúdez, 1. Madrid.