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Sam Claflin, el héroe perdido

El actor es Finnick Odair en 'Los juegos del hambre', y habla sobre la saga y su personaje

Isabel Valdés
Sam Claflin en la presentación de la película en Madrid.
Sam Claflin en la presentación de la película en Madrid.Abraham Caro Marin (AP)

Intenso estudiante de Oxford. Fornido pero tierno pirata. Titán postapocalíptico. Desde 2013, héroe primero, atormentado después. Blanco y negro. Superficie y profundidad. Todos y todo ello son Sam Claflin (Reino Unido, 1986), un joven de 26 años que se unió a la saga Los juegos del hambre en su segunda entrega, En llamas. Tiene nítido el concepto de su carrera. Sabe cuál es el camino que quiere andar y cada día toma las decisiones que él cree que le llevarán hasta ahí.

"No quiero que me encasillen. Quiero hacer personajes diferentes, películas diferentes, temas diferentes. Para mí el reto está en hacer siempre algo nuevo", exclama mientras hace girar uno de los anillos que cubren sus manos, casi media docena. Este viernes se estrena en los cines la tercera parte de esa adaptación del libro de Suzanne Collins, Los juegos del hambre, Sinsajo Parte I; y él sabe que corre el riesgo de quedar atrapado en un nombre, el de Finnick Odair. Un personaje que, sin ser una cáscara vacía y con un leve fondo, no tiene la fuerza del que interpretó para la directora danesa Lone Scherfig en The Riot Club, una película independiente estrenada durante 2014 solo en Reino Unido e Irlanda.

No quiero que me encasillen. Para mí el reto está en hacer siempre algo nuevo

Disfruta este disfraz tanto como cualquiera de los otros, es consciente de que es un paso más, un escalón de tantos otros que tendrá que seguir subiendo. Y afirma sentirse privilegiado por formar parte de la taquillera saga dirigida por Francis Lawrence que ha causado fervor entre jóvenes de todo el mundo. "Puede parecer que es un personaje fácil. Pero no es así. Es oscuro, tiene un carácter difícil y supuso un nuevo desafío, que es lo que me gusta".

El desafío no fue solo profesional, sino personal. "En un primer momento sentí que no merecía formar parte de este equipo. Me encontré con una saga de éxito tremendo para interpretar a un personaje querido por los seguidores; y cuando me eligieron para el papel, yo supe que tenían dudas sobre mi capacidad para estar a la altura". Claflin se zambulló en el trabajo para demostrar que podía estar a la altura, actitud que le generó cierta ansiedad, asegura ahora con una leve sonrisa. "Me puse a leer toda la información que encontré, leí las opiniones especializadas y el 95% no estaba de acuerdo con mi elección. Eso solo hizo que trabajara lo más duro que podía para dar la talla, para demostrar que se equivocaran". No decepcionó dentro del set. Tampoco fuera.

Los fans adoran a Odair, un héroe en la segunda parte que se convierte en uno de los tributos secundarios de la tercera. Inmerso en sí mismo, incapaz de comunicar lo que siente a los demás, vacío. "La fuerza del personaje en la anterior película era solo una máscara, estaba interpretando un papel para las cámaras que lo grababan todo el tiempo. Ahora  puede mostrarse como es, inseguro, sensible, sin familia ni amigos, como una especie de pájaro herido. Está totalmente perdido, aunque acabará encontrándose", comenta pícaro. El final de las más de dos horas de esta parte de la tetralogía tiene la respuesta a ese guiño. Una ficción que camina paralela a un presente distópico en el que la realidad es más amplia que la invención; aunque ha perdido fuelle en el dramatismo de la narrativa.

"Hay muchos paralelismos entre los 13 distritos y la sociedad actual, sobre todo en lo referente a la privacidad, la intrusión de los medios de comunicación en la vida cotidiana y la batalla tecnológica", argumenta Claflin. En Sinsajo Parte I —producida de forma simultánea con la segunda y última parte, la revolución de los distritos contra el Capitolio se pone en marcha, el pueblo adquiere fuerza a través de su insignia, el sinsajo encarnado en Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence), y el combate estalla. Claflin, prudente, asegura intentar mantenerse alejado de la política: "Ese mundo no hace sino hacer daño, con el tiempo te das cuenta de que la gran mayoría de políticos mienten, aunque sea precisamente la política la que mantiene el mundo funcionando".

El suyo se focaliza ahora en disfrutar del estreno de este penúltimo capítulo del mundo Panem. "Y seguir trabajando, intentar salir siempre de la zona de confort, aprovechar cada oportunidad que tenga". Esa oportunidad ya se ha materializado en un nuevo proyecto en el que vivirá en una silla de ruedas: "Mi próximo yo será un hombre que, tras un accidente, quede tetrapléjico. Una historia increíble y emocionante en la que el personaje lo pierde todo". Poco que ver con la coraza de Finnick Odair; "y eso es lo que me gusta".

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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