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Los cartones de tapices de Goya en el contexto de la pintura cortesana

Son obras de belleza inusitada, que han plasmado la sociedad y la vida de su tiempo

'Perros en trailla', de Goya, una de las obras de la muestra del Prado.
'Perros en trailla', de Goya, una de las obras de la muestra del Prado.MUSEO DEL PRADO

La renovación, a partir del próximo otoño, de las salas de la planta segunda de la zona sur del Museo, que albergan las colecciones de tapices de Goya y de pintura española del siglo XVIII, obligan a distribuir la pintura allí expuesta, de gran importancia, en otras zonas del Museo. Se ha organizado por ese motivo una exposición especial, de carácter temporal, centrada principalmente en los cartones de Goya, que no solo haga visible lo allí expuesto sino que las obras seleccionadas dialoguen de un modo nuevo y sugestivo entre sí y con el resto de las colecciones del Museo. Se completará con algunos préstamos de otras colecciones, así como con algunas pinturas en depósito o no expuestas habitualmente.

Los cartones de tapices de Goya son uno de los núcleos fundamentales para el seguro conocimiento del artista, al estar todos documentados por él mismo en sus facturas a la Real Fábrica de Tapices y en las descripciones conservadas de sus entregas para su manufactura. Por ello, sirven de piedra de toque única para establecer la técnica específica de Goya, sus recursos variados y únicos y la especial configuración de sus modelos, fisonomías características y gestos propios, todo lo cual constituye el germen de sus creaciones posteriores, en pinturas de gabinete, dibujos y series de estampas. Los cartones de tapices de Goya son obras de belleza inusitada, que han plasmado la sociedad y la vida de su tiempo de un modo distinto de lo que consiguieron el resto de los artistas que trabajaron para las decoraciones reales en la segunda mitad del siglo XVIII.

Por otro lado, han definido para bien o para mal el concepto generalizado de lo "goyesco" a partir de la primera mitad del siglo XX, cuando finalmente se dieron a conocer y se expusieron en el Prado, sobre todo por la creación incomparable de unos tipos que han quedado fijados para siempre en el imaginario colectivo de lo español y, sobre todo, madrileño: los majos y majas. La gracia, concepto que surge en el siglo XVI entre los teóricos italianos del periodo renacentista, adquiere en Goya una expresión renovada, moderna, que no se aplica ya a las figuras de temas históricos, mitológicos y religiosos, sino a la vida cotidiana. Es difícil olvidar composiciones como El quitasol, El cacharrero, La vendimia, El pelele o La gallina ciega, que constituyen la definición de un siglo, pero que Goya supo, además, dotar de un carácter universal.

La selección que presenta el Prado a partir del mes de noviembre desea mostrar los cartones de tapices de Goya, aprovechando la libertad que proporciona una exposición temporal, de un modo distinto que no busca sólo la organización cronológica o la estricta recreación del orden de las obras en las salas de los Sitios Reales para las que fueron pensadas en origen. Se han definido varios temas principales que vertebran la exposición y que comienzan con los asuntos de caza, que fueron el primer conjunto en el que trabajó el artista y para el que seguramente se le llamó a Madrid como colaborador en un magno proyecto que exigía el apoyo de numerosos artistas.

Esa área de la exposición pretende también dar a conocer al público el trabajo que el Museo ha comenzado en el estudio de investigación histórica artística y técnica, así como en la conservación de todas las series de tapices de Goya, como proyecto específico que irá dando sus frutos a corto y medio plazo. Como en el resto de las secciones de esta próxima exposición, las obras de Goya se comparan y enfrentan a las de otros artistas, contemporáneos y del pasado, para revelar sus conexiones con la tradición, su inspiración en el mundo clásico, fundamental en la segunda mitad del siglo XVIII, y sus variadas fuentes contemporáneas. Las clases sociales, que los reyes de la Ilustración pretendieron unir como ideal de una sociedad nueva aparecen en otra de las áreas expositivas, el mundo infantil, el baile y la música, o la crítica de asuntos contemporáneos, como el matrimonio desigual, criticado asimismo por la literatura del tiempo, muestran tanto el mundo de su tiempo como los intereses de Goya. Los cartones de tapices se convirtieron para el artista en semillero de ideas y campo de experimentación de su pensamiento, que surge con fuerza con su lirismo o su sentido del humor, con su libertad crítica y con el voluntario carácter universal que supo imprimir desde el principio a sus escenas.

Manuela Mena es comisaria de la exposición y jefe de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya del Prado.

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