Womad y Furteventura, amor a primera vista

Aún resonaban las últimas dosis del elegante afrobeat de Seun Kuti entre las peinadas montañas majoreras y el espumoso mar que abraza a Gran Tarajal cuando aquél amor ya había causado sensación. Fue un flechazo. Womad llegó a Fuerteventura en modo experimental y se va, y con él la organización, habiendo encontrado un nuevo lugar de origen. Todo apunta a que habrá Womad Fuerteventura 2015.

Kuti fue el encargado de cerrar la noche del viernes, que se convirtió en una velada musical internacional casi íntima, para unas 5.000 personas. Antes, Arizona Baby y Julián Maesso habían puesto gotas de música country, soul y rock. Maesso recogía el testigo que dejaron en la playa La chiva gantiva, que abrió el apetito de Womad que existía en Canarias después de dos años de ausencia. La banda que lidera el colombiano Rafael Espinel hizo que saltaran las costuras del festival y puso en órbita a los que aún se acercaban a curiosear. Con Colombia, Bélgica y algo de Vietnam en su génesis, La Chiva demostró un directo poderoso y rompedor, que bebe, a pesar de un estilo algo afrancesado, en la energía de las grandes bandas de rock latinoamericanas. Su Pelao hizo que Fuerteventura supiese que Womad había llegado.

Merece atención observar la fuerza con la que El Vega, artista canario que se deja caer por la rumba, llega a la adolescencia, que llenó la arena para iniciar la segunda jornada. El sábado soportaba un cartel que enlazó sus últimas cuatro horas de un escenario a otro, subidos en una gran fiesta colectiva que se disfrutaba en la arena. Lo còr de la plana, llegados desde Marsella, arrancó el tramo final con un concierto agitado, empolvado, que se sumergía en la percusión tradicional y reinventa sonidos que conducen a la historia del Mediterráneo, todo ello cantado en occitano, una lengua romance. El resultado no puede sino ser bailado.

Rachid Taha, argelino que se incorporó a última hora, registró una soberbia actuación que selló con Rock in the kasbah y Barra Barra para deleite de un personal que a esa hora ya había hecho suya la causa del Womad. Dania Dévora, directora del festival en España, observaba sonriente en ese momento desde el backstage, consciente de que este fin de semana se había producido un enlace que intuían desde que se inició el proyecto para que esta fiesta de la multiculturalidad aterrizara en Fuerteventura.

Los británicos The Correspondent llegaron con la maleta cargada de metralla, de fiesta casera que se inició con electrónica agarrada al pop, para pasar por el house y acabar enroscados en el drum and bass y el jungle. Fiesta por todo lo alto que precedió al esperado epílogo que firmó La Pegatina que no defraudó y se dejaron el alma anclada al ska y la rumba sobre el escenario mientras el público se daba un homenaje de saltos y coros. Apuestan por el directo y así están a punto de llegar al millar de conciertos. Su música es gratis en la web.

Por Gran Tarajal pasaron este fin de semana más de 25.000 personas que le dieron color al comercio local. El Cabildo de Fuerteventura, principal sponsor, no dejó pasar la oportunidad de colocar siempre que pudo su mensaje contra las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas a la isla y seguir el camino trazado de internacionalizar el debate. Ya lo hicieron también en el Fuerteventura en Música (FEM) de este año implicando a Calle 13 en la causa. No fue un Womad masivo, recién llegó esta primera edición, pero a todos los implicados en su reedición les seduce la idea de poder celebrar un festival de estas características en noviembre, a 22 grados de temperatura, con África a 85 kilómetros y la playa como escenario para una postal inolvidable.