Una cámara en el último movimiento obrero
Marcos M. Merino estrena un documental sobre el movimiento minero de Asturias.
Cuando en el agitado verano de 2012 los mineros de Asturias declararon una huelga indefinida contra los recortes al sector implementados por el gobierno español, hacía poco que el periodista Marcos Martínez Merino (Gijón, 1973) había regresado a su tierra después de haber trabajado, durante 15 años, como redactor de Economía en los informativos de Tele5 y tenía claro que, a partir de entonces, quería dedicarse al cine. Así que vio en aquella protesta la oportunidad de rodar su primera película. Se armó de paciencia y con su cámara fue testigo de las distintas acciones de de resistencia de los trabajadores del carbón. El resultado final es ReMine, el último movimiento obrero, un documental que se estrenará el próximo 10 de noviembre en el Festival de Cine Europeo de Sevilla.
"Los mineros me abrieron su universo y yo entré, sin hacer ruido, con mi cámara fija."
Martínez Merino se confiesa admirador “del cine británico y de las historias de dignidad de los seres humanos.” No le gustan los documentales con voz en off ni los que son una simple sucesión de entrevistas y en cada obra audiovisual que ve se fija mucho en la fotografía. Por eso simpatizó al instante con el trabajo Javier Bauluz, fotógrafo asturiano, Premio Pulitzer 1995, que también se interesó por el caso de los mineros. Con buena parte del material que ambos recabaron durante el desarrollo de las protestas hicieron #resistenciaminera, un libro-DVD que luego vendieron con la intención de financiar el documental.
“Aproveché que los mineros me abrieron su universo y yo entré, sin hacer ruido, con mi cámara fija. Al final tenía unas 200 horas de rodaje y pasé cinco meses encerrado haciendo el montaje”, cuenta con satisfacción el novel director que ya obtuvo una Mención Especial del Jurado en el pasado Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (Argentina). “Decidimos estrenarla primero en el extranjero porque en España te va mejor si antes has triunfado fuera”, apostilla.
ReMine es la narración audiovisual de un grupo obrero organizado desde el siglo XIX para defender sus derechos laborales. Son hijos de mineros y nietos de mineros que, en un país sin gas ni petróleo, abogan por la utilización del carbón como uno de los principales motores energéticos, que encuentran en las minas la única fuente de trabajo fijo en la región y que ostentan una arraigada dignidad (cada vez más escasa en estos tiempos de precariedad laboral). La cámara es testigo de una huelga indefinida que implica cortes de carreteras, lanzamiento de proyectiles, neumáticos encendidos que echan un denso humo negro, enfrentamientos con la policía, encierros en pozos de 700 metros de profundidad, manifestaciones vecinales y una larga marcha hacia Madrid donde, al llegar, son recibidos con fervor ciudadano.
“Decían que la minería ya no era rentable, que esto duraría hasta 2018 como máximo y quise documentarlo. Sólo pretendo que el espectador vea y entienda y saque así sus propias conclusiones de lo que pasó hace dos años. Digo que este es el último movimiento obrero porque las características de su lucha son las tradicionales y no simples manifestaciones. La verdad temía que fuera no se entendiera el conflicto, pero la dignidad de los trabajadores es universal y le llega a la gente, quizá porque no quiero sólo informar de lo que ocurrió sino, sobre todo, sensibilizar”, explica Marcos Martínez.
La cinta ha sido seleccionada en una docena de festivales internacionales de cine, un camino recorrido sin el apoyo de patrocinadores o instituciones. “Todo lo estamos haciendo nosotros”, especifica el director. “Hemos intentando contactar a los distribuidores y ni nos contestan los correos. Pero gracias a eso estamos aprendiendo un montón.”
Babelia
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