Hedonismo, bares y desamor juvenil
Diez de los 16 temas de este álbum proceden de los ochenta
“Nos escribió un profesor de literatura”, recuerda Xabi San Martín, de La Oreja de Van Gogh. “Había propuesto a su clase que comentaran la letra de Cuídate. Los alumnos hablaron del reencuentro, de los recuerdos, etcétera... El buen hombre casi suspende a todos por no haber comprendido ‘la evidente alegoría sobre la muerte’. ¡Uf! Nos creyó más poetas de lo que nunca seremos”. Las canciones cobran vida y crecen en la mente de las personas, y esta anécdota es un buen ejemplo.
Las 16 canciones
Radio Futura. La estatua del jardín botánico.
Golpes Bajos. Malos tiempos para la lírica.
Nacha Pop. La chica de ayer.
Los Secretos. Déjame.
Hombres G. Devuélveme a mi chica.
Gabinete Caligari. Cuatro rosas.
Duncan Dhu. Cien gaviotas.
La Unión. Lobo hombre en París.
Mecano. Hoy no me puedo levantar.
Alaska y Los Pegamoides. Bailando.
Pereza. Princesas.
El Último de la Fila. Como un burro amarrado en la puerta del baile.
El Canto del Loco. Volverá.
La Oreja de Van Gogh. Cuídate.
Amaral. Cómo hablar.
Presuntos implicados. Cómo hemos cambiado
Diez de los 16 temas de este álbum proceden de los ochenta; los otros seis se inspiran en sonidos y conceptos de entonces o, sencillamente, serían inimaginables sin el atrevido precedente de los grupos de pop de los ochenta. Sus letras hablan de hedonismo huidizo (Cuatro rosas, Hoy no me puedo levantar, Bailando), bares y copas (Cuídate, Cien gaviotas, Princesas, Lobo hombre en París, Como un burro amarrado en la puerta del baile), desamor típico de juventud (La chica de ayer, Déjame, Devuélveme a mi chica, lo mismo que Princesas y Como un burro…), amistad perdida (Cómo hemos cambiado, Cómo hablar, Cuídate) o problemática juvenil con intención poética (Malos tiempos para la lírica, Cien gaviotas).
Novedoso y característico de esta época es, sin embargo, el despreocupado surrealismo pop de Lobo hombre en París y La estatua del jardín botánico (aunque esta y sus mundos paralelos quizá oculten también una intoxicación escapista).
Siempre habrá ratas en los callejones, como dice la canción, aunque las madres ya no tejen jerséis de ningún material y los tiempos pasados, buenos, malos, líricos o prosaicos no vuelven jamás. Pero las canciones sí nos mantienen en un presente eterno, en una resaca musical envolvente y, también, ¿por qué no?, enajenadora.
La tercera entrega del coleccionable EL PAÍS de Música, Buenos tiempos para la lírica, se puede adquirir mañana, domingo, con el diario al precio de 5,95 euros.
Babelia
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