¡Triunfalista Pamplona…!
Antes de que estalle el chupinazo que anuncia las fiestas esta plaza resulta impersonal y tristona
Antes y después del chupinazo, la plaza de Pamplona es facilona y triunfalista; pero antes de que estalle el cohete que anuncia las fiestas resulta, además, impersonal y tristona. Se echa de menos el jolgorio y el ruido infernal de las peñas, el colorido alcohólico de los mozos, las ollas de magras con tomate y los grupos corales que con la boca llena y las manos ocupadas entonan de maravilla Clavelito o La chica yé-yé. Así, en tardes de charanga, se justifica, al menos, la extrema generosidad de los tendidos que, nublada la vista por el tetrabik, creen estar viviendo un sueño triunfal pero irreal.
Más grave, si cabe, es que en días como ayer, -silente la plaza, ausencia de bulla, ni rastro de bacalao al pil pil ni calimocho- los tendidos pierdan la serenidad y pidan orejas injustas para espantar el aburrimiento. ¡Triunfalista Pamplona…! Tierra del toro, que no de la pureza taurómaca.
EL PARRALEJO / JIMÉNEZ, ESPADA, POSADA
Novillos de El Parralejo, de excelente presentación, mansos y nobles; al cuarto se le dio la vuelta al ruedo.
Borja Jiménez: estocada (oreja); casi entera -aviso- y tres descabellos en el primero que mató por cogida de Posada de Maravillas; estocada (dos orejas); media y tres descabellos (ovación).
Francisco José Espada: estocada (ovación); estocada (oreja).
Posada de Maravillas: dos pinchazos y sufrió un corte con el estoque en la muñeca de la mano derecha (palmas).
Plaza de toros de Pamplona. 5 de julio. Primer festejo de San Fermín. Más de tres cuartos de entrada.
Cortó tres orejas el sevillano Borja Jiménez y salió a hombros por la puerta grande. Una cortó el madrileño Francisco José Espada, y la nota desgraciada de la tarde la protagonizó Posada de Maravillas que sufrió un corte con el estoque en la muñeca derecha al cobrar un segundo pinchazo, y ya había sufrido un varetazo en el bajo vientre al entrar a matar por primera vez. Pasó a la enfermería y de allí no salió. Se lidió una bien presentada novillada de El Parralejo, muy mansa en los caballos y noble y repetidora en la muleta. Al cuarto, de buen son en el tercio final y de escaso juego ante el picador, se le concedió injustamente el honor de la vuelta al ruedo.
¿Y los novilleros? Son jóvenes con futuro, todo ilusión y tienen una prometedora vida por delante. Pero estaban en plaza importante y como tal se les debe juzgar.
Así, valga decir que ninguno de los tres estuvo a la altura de la calidad de los novillos, y que los tres sufren los males del toreo moderno, ese que se ejecuta fuera cacho, al hilo del pitón, muy despegado, en línea recta y siempre hacia fuera. Ese es el pegapasismo imperante que no emociona y solo provoca el aplauso fácil en el remate con el pase de pecho.
A Jiménez se le ve cuajado, técnico y con oficio; pero corre el peligro de convertirse en un buen profesional ayuno de misterio. Se conoce la asignatura, pero da la impresión de que no la tiene aprehendida. Se adorna mucho mejor que torea, y siempre lo hace con el olvido imperdonable de que el toreo en es redondo, de arriba abajo y de delante hacia atrás. Estuvo bien; a veces, muy bien, pero no emocionó a pesar de las tres orejas que con generosidad extrema le concedieron. Dio muchos pases, sobre todo al incansable cuarto, pero dijo muy poco.
Tampoco puso el alma Francisco José Espada, que muestra soltura y buenas maneras, en la misma medida que es ventajista y se coloca en terrenos inadecuados. Y Posada de Maravillas acompañó y mandó poco al tercero, al que decidió que no lo picaran y llegó con prontitud y movilidad a la muleta. No consiguió dominar a su oponente, muleteó despegado, brilló en pases sueltos, y solo al final se lució en una tanda de naturales de frente y un buen pase de pecho. Fue una faena de menos a más sin relumbrón. Después llegó la mala suerte del corte en la muñeca y la ilusión se desmoronó.
¡Cuidado! Los novilleros no estuvieron mal; el problema es que no dijeron nada. Y el toreo, no se olvide, es decir un sentimiento y sacar el alma a flote. Y eso, querámoslo o no, ayer no sucedió.
Que suene, pues, el chupinazo. Que comience la fiesta, despierten los mozos, hiervan las magras y se contagie el baile. Así quedará plenamente justificado el triunfalismo de esta plaza tan famosa como facilona.
Posada tiene lesionados los tendones
El novillero Posada de Maravillas tiene lesionados los tendones flexores profundos y superficial de dos dedos de la mano derecha, y seccionados el nervio y la arteria cubital, según el parte médico emitido anoche por el doctor Ángel M. Hidalgo, que calificó las heridas de ‘pronóstico grave desde el punto de vista funcional’.
El torero se produjo un corte en la muñeca derecha con su propio estoque cuando pinchó por segunda vez al primer novillo de su lote. En un movimiento prácticamente imperceptible, la lesión le sobrevino al soltar la mano de la empuñadura de la espada para retirarse de las cercanías del toro. Con la mano sangrando abundantemente, Posada corrió hacia la barrera, donde su mozo de espadas se la cubrió con una toalla y fue trasladado rápidamente a la enfermería, adonde no pudo llegar por su propio pie al sufrir un desvanecimiento en el callejón.
Antes de entrar a matar por segunda vez, Posada de Maravillas ya había sufrido un fuerte golpe en la zona alta del muslo derecho en el primer intento fallido de matar al toro.
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