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¿Realmente extraordinarios?

'Verdaderas historias extraordinarias' de Adolfo García Ortega es un conjunto irregular

Este nuevo volumen de relatos de Adolfo García Ortega recoge tres libros cuyas fechas abarcan 25 años, dos ya publicados (Privadoparaíso, 1988, y La ruta de Waterloo, 2008) y un último inédito (La mujer de Sorrento). Título y subtítulo anuncian que se trata de historias, cuentos, aunque luego no sea exactamente así. Resuena el concepto de historia verdadera, que en Blas de Otero era además fingida; el recuerdo de Poe y sus Historias extraordinarias y, en su estela, Roald Dahl. El prólogo resulta más desconcertante que clarificador, pues no parece que la tradición en la que afirma engarzarse —Poe, Chéjov, Kafka, Onetti y Cortázar— guarde relación con la que el autor cultiva. ¿Estas piezas son historias, relatos, cuentos verdaderos o extraordinarios? No todos son cuentos, ya que el primer libro está compuesto por textos híbridos cercanos al artículo, la semblanza, el retrato (“juicios del alma, tan bien traicionada por el cuerpo que la aguanta”) y la crónica.

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‘Los siglos de la infancia’, por ejemplo, es una reflexión en torno a esos primeros años, tras recibir en herencia unos muebles de la casa familiar. Del volumen de 1988, que se ocupa casi por entero de la vida u obra de escritores célebres, con un Flaubert enfermo de literatura en primer lugar, destacaría ‘Un día tranquilo’, aunque en las dos páginas iniciales resulten innecesarias. En el libro de 2008 sobresale ‘Vidas, mitad de trayecto’, cuento en la tradición de La ronda, La colmena o La noria, si bien narrado en segunda persona; o ‘Habid’, una historia de amor homosexual. El cuento que da título al conjunto, ‘La ruta de Waterloo’, puede leerse como la historia de una obsesión que surge tras el accidente de una anciana y un regalo, y se alimenta de La cartuja de Parma y Los miserables. Estos hechos conducen al protagonista, un diplomático español, a recorrer el campo de batalla siguiendo el trayecto de Fabricio del Dongo, para acabar identificándose con él entre sueños y alucinaciones, en un periplo turístico convertido en viaje a través del tiempo, a caballo entre la historia y la ficción. El libro inédito, en cambio, me parece menos logrado. En ‘Cosas que sé…’, por ejemplo, concluye con un truco fallido; mientras que ‘Hermanas y maridos’ resulta poco sutil, y ‘Los héroes’ no consigue trascender lo anecdótico. Sin embargo, sean del género que sean, se leen con gusto aquellas piezas en las que el autor se muestra más letraherido, e incluso fetichista, al recrear episodios de la vida y obra de grandes autores (Cadalso, Larra, Gide, Cernuda o Pavese), aun cuando a veces el exceso de detalles ahogue el desarrollo narrativo, como ocurre en ‘La conferencia’. A la vista de los resultados, se tiene la impresión de que el cuento sea para nuestro autor un género incómodo. Pero, además, al agavillar textos tan dispares, constituye un conjunto demasiado heterogéneo e irregular, como si muchos fueran tanteos, sin llegar a alcanzar una voz propia, lo que produce una extraña sensación a quienes tanto hemos disfrutado con novelas suyas como Café Hugo o Autómata.

Verdaderas historias extraordinarias. Cuentos reunidos. Adolfo García Ortega. Seix Barral. Barcelona, 2014. 374 páginas. 20 euros

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