Repaso total a El Lissitzky
El Picasso de Málaga traza en 130 piezas la obra del gran propagandista soviético
Conocido sobre todo como el gran propagandista del régimen soviético, hay pocos artistas que hayan volcado su creatividad en tantas ramas diferentes como El Lissitzky (Lázar Márkovich Lisitski, Potschnok 1890-Moscú, 1941). Arquitecto, pintor, diseñador, fotógrafo, ilustrador, El Lissitzky fue un experimentador inagotable y un entusiasta de los cambios que se produjeron en el tiempo que le tocó vivir.
Convencido de que trabajo y arte estaban indisolublemente unidos, a El Lissitzky se le ha terminado por reconocer su capacidad para conectar diferentes culturas y países y para dar una respuesta global al arte de su tiempo. La exposición que le dedica el Museo Picasso de Málaga, El Lissitzky. La experiencia de la totalidad, desentraña a partir de 130 obras su aportación al arte de la primera mitad del siglo XX. Coproducida con La Pedrera de Barcelona, el Museo de Arte Moderno de Trento y La Fábrica de Madrid, la muestra, ya vista en Italia, permanecerá abierta hasta el 24 de septiembre y viajará a Barcelona.
Oliva María Rubio, comisaria de la exposición, ha querido desmenuzar su trayectoria desde sus comienzos con Marc Chagall, su aportación al suprematismo con Kazimir Málevich, la invención de una manifestación propia llamada Proun (un cruce entre pintura y arquitectura), hasta sus trabajos con los Soviet y con el arte de vanguardia europeo en los años veinte y su entrega como propagandista del régimen estalinista hasta su muerte, en 1941.
El montaje de la exposición recoge el espíritu transgresor y multidisciplinar que caracterizó la trayectoria vital y artística de El Lissitzky. El primer ámbito está dedicado a uno de sus papeles más conocidos, el de revolucionario. Nacido en el seno de una familia pudiente judía, después de la Revolución de Octubre de 1917 fue invitado por Marc Chagall para impartir clases en el Instituto de Arte Popular de Vítebsk, un momento decisivo en su vida porque es aquí donde se suma a todas las actividades de agitación para apoyar al ejército revolucionario con trabajos de propaganda que pegaban en tranvías y edificios frecuentados por los trabajadores.
Licenciado en Ingeniería arquitectónica en Alemania, a partir de 1921 viaja por toda Europa para difundir las ideas y el arte soviético. En esta etapa se relaciona con artistas como Mies van der Rhoe, Le Corbusier, Hans Arp, László Moholy-Nagy o Theo van Doesburg. En este apartado se exhiben sus primeras ilustraciones para libros yiddish, generalmente destinadas a los niños, y sus trabajos con el colectivo de artistas suprematistas Unovis, una palabra que inventaron para englobar el arte nuevo.
Precursor de la tipografía moderna, diseñó carteles y publicaciones sorprendentes por la audacia de su composición. La más famosa y conocida fue URSS en construcción. Esta revista fue unos de los principales medios para mostrar en el extranjero y en el propio país los avances que favorecían la imagen de la Unión Soviética, especialmente los relacionados con la industrialización.
Oliva María Rubio asegura que no se conoce ninguna manifestación pública de El Lissitzky contra el régimen pese a las depuraciones y condenas a muerte masivas que se estaban produciendo mientras él seguía entregado al arte. “Puede que tuviera alguna dificultad”, responde Rubio, “pero nada relevante. Creo que prefirió ponerse unas orejeras y desconectar”.
Con Sophie Küppers, artista como él, tuvo un hijo, Jen Lissitzky, nacido en 1930, quien desde hace décadas vive en un pequeño pueblo de la serranía de Málaga. En contra de lo previsto, no ha podido participar en la inauguración de la exposición dedicada a su padre. “Vendrá un día de estos”, asegura José Lebrero, director del Museo Picasso. “Comprobará, como los demás visitantes, que su padre fue un activista comprometido sobre todo con el arte”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.