Este libro tiene premio
En casi todas las casetas de la Feria del Libro de Madrid hay obras galardonadas a la venta
En España abundan. Pueden ser locales, nacionales o internacionales. Institucionales o comerciales. De novela, ensayo, poesía, cuento y cómic. Pocos autores se resisten a ellos. El austriaco Thomas Bernhard (1931-1989), por ejemplo, confesó en Mis premios (Alianza): “durante todos los años en que seguí recibiendo premios fui demasiado débil para decir que no... Despreciaba a los que daban premios, pero no rechazaba estrictamente los premios. Todo era repulsivo, pero yo me encontraba más repulsivo que nadie. Odiaba las ceremonias, pero participaba en ellas, odiaba a los que daban los premios, pero aceptaba las sumas de dinero. Hoy no me resulta ya posible. Hasta los cuarenta, sí, ¿pero luego?” A pesar de que algunos son objeto de sospechas y denuncias, dan a conocer nuevos talentos o consolidan la trayectoria literaria de un escritor. Los animan a seguir en el camino de las letras y les aseguran un especio en los medios de información. Los lectores los avalan al comprar las obras premiadas y por eso las editoriales y las librerías no dudan en sustentar sus estrategias de venta en ellos, como lo demuestran los exhibidores en casi todas las 364 casetas de la Feria del Libro de Madrid. Estos son los libros que, en lo que va de este 2014, han recibido los premios más sonados de la industria editorial en España y pueden encontrarse en el Retiro:
PREMIO NADAL. Carmen Amoraga por La vida era eso.
El Nadal es el premio literario más antiguo de España. La periodista y escritora Carmen Amoraga (Valencia, 1969) lo recibió la pasada Noche de Reyes por su novela La vida era eso (Destino), una historia que, según el jurado, “destaca por la reelaboración literaria del lenguaje actual de las redes sociales.” Cuando pierde a su marido, Giuliana tiene que sacar adelante a sus dos pequeñas hijas. Para ella, vencer los obstáculos de su vida se hace más fácil gracias a las redes sociales. A través de Facebook, recrea su vida en pareja y entabla conversaciones con las amistades de su fallecido esposo. Ahí encuentra un refugio y se integra a las relaciones humanas posmodernas. “Quería que el personaje de Giuliana fuera introvertido, con una enfermiza timidez que la orillara a comunicarse mayormente a través de Facebook y que, a veces, confundiera la vida virtual con la real”, explica la escritora.
PREMIO AZORÍN. Ramón Pernas por Hotel Paradiso.
Ramón Pernas (Lugo, 1952) imaginó la trayectoria personal de un ingeniero y su conexión con el circo. Esos dos mundos (una residencia de mayores y una carpa) se unen gracias a la muerte: mueren al mismo tiempo la elefanta Zara y un anciano. En Hotel Paradiso (Planeta) hay, sobre todo, metáforas de la soledad, la vejez y la desmemoria. “Como el circo no tiene quién le escriba, me considero el último cronista de una tradición arcaica que se está acabando”, subraya Pernas.
PREMIO PRIMAVERA. Maxim Huerta por La noche soñada.
El periodista televisivo Maxim Huerta (Valencia, 1971) dice que en su obra ganadora del Premio Primavera quiso “reflejar a la gente que quiere ser feliz a toda costa, a veces acertada y otras no.” La noche soñada (Espasa) parte de una pregunta: “¿Qué pasaría si en vez de pedir un deseo hicieras todo lo posible por conseguirlo?” Todo sucede en el verano de 1980 en Calabella (Costa Brava), entre funciones de cine protagonizadas por historias de amor y dolor, cuando un niño quiere cambiar el desino de su familia aprovechando la llegada de una gran estrella.
PREMIO ALFAGUARA. Jorge Franco por El mundo de afuera.
El mundo de afuera transcurre en Medllín (Colombia). Un hombre apodado “El mono” secuestra a Don Diego, padre de una hermosa y misteriosa niña rubia encerrada en un castillo a las afueras de la ciudad. En estas páginas hay amor, muerte y tensión en unos acontecimientos narrados con técnicas cinematográficas. “La historia me ayudó a plantear personajes y los diálogos entre víctima y victimario son la columna principal. Quería presentar esos papeles y sacarles del blanco y negro; ver la zona gris donde se mueven y que llegan a un punto de necesitarse”, cuenta Jorge Franco (Medellín, 1962), que en febrero obtuvo el Premio Alfaguara de Novela 2014.
PREMIO LENGUA DE TRAPO. Santi Fernández Patón por Grietas.
Santi Fernández Patón (Málaga, 1975) es miembro de Democracia Real Ya, la asociación ciudadana que protagonizó el movimiento del 15-M en 2011. Sin la interacción con sus compañeros de asamblea tal vez no habría podido escribir su primera novela publicada en papel (la anterior es Miembros fantasma, en e-book). El narrador de Grietas (Lengua de Trapo) tiene que hacerse cargo de una hija que no conocía mientras comienza una relación con una mujer enferma de anorexia. Capitulo tras capítulo el mundo social e íntimo se confunden. La crisis económica y las protestas sociales orillan a la pareja a un abismo difícil de superar. “Pero los personajes descubren que solo a través de la conjunción con los demás podrán salir de sus problemas”, especifica el autor que ha recibido este premio como “un espaldarazo para una obra que muestra lo que está por debajo de la sociedad y necesita visualización.”
PREMIO LOGROÑO. Jesús Ferrero por Doctor Zibelius.
Jesús Ferrero (Zamora, 1952) tardó dos años en concluir la historia de Juan Sebastián Zibelius, un médico de oscuro pasado cuya ambición, más que curar, es adentrarse en el alma de sus pacientes y lograr un trasplante de cerebro. Dice el autor que la novela “invita a sumergirse en el misterio de la identidad personal y en el desconcierto de un amor que es un triángulo aunque solo sean dos los elementos en relación.” Se trata de un relato de fantasía científica que, de paso, homenajea a la mitología popular.
PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA FUNDACIÓN LOEWE. Antonio Lucas por Los desengaños.
Este galardón es uno de los más prestigiosos en su género. El periodista cultural Antonio Lucas (Madrid, 1975), admirador de la poesía de Rimbaud, Éluard y Claudio Rodríguez, explica que Los desengaños (Visor) aborda “una crisis sentimental y una crisis del presente. Aunque directamente no te afecten los problemas que está viviendo la sociedad a tu alrededor suceden cosas horribles que la poesía no puede callar. Sospecho que yo tengo desengaños de uso corriente, accesibles y universales: una ruptura sentimental y un desafecto hondo con el presente al que nos han arrastrado y al que nos hemos dejado arrastrar. Esas dos vías de lectura generan un conjunto de poemas que empieza hablando desde un 'nosotros' colectivo para desembocar en el 'yo' dañado... En cualquier caso, el primer desengaño de mis desengaños soy yo mismo.”
PREMIO BIENAL DE NOVELA MARIO VARGAS LLOSA. Juan Bonilla por Prohibido entrar sin pantalones.
Juan Bonilla (Jerez, 1966) sigue en este libro los pasos del poeta Vladimir Maiakoski, una de las figuras más carismáticas de la vanguardia rusa. Nueva York, Londres, París, Moscú y México son algunos de los escenarios de Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral) que se adentra en la vida de un personaje que vivió con intensidad su relación amorosa con Lily Brik, permitida y alentada por su marido, en uno de los tríos más famosos de la literatura mundial. Bonilla ganó con este argumento la primera edición de este premio en Lima (Perú) el pasado mes de marzo.
PREMIO A LA MEJOR OBRA DE AUTOR DEL SALÓN INTERNACIONAL DEL CÓMIC DE BARCELONA. Paco Roca por Los surcos del azar.
Esta novela gráfica narra la historia del regimiento de republicanos españoles que liberó París en la segunda Guerra Mundial. En Los surcos del azar (Astiberri), Paco Roca (Valencia, 1969) mezcla ficción y realidad. A través de los recuerdos de Miguel Ruiz, republicano español exiliado en Francia, el historietista reconstruye la historia de La Nueve, una compañía a las órdenes del capitán Dronne integrada en la segunda división blindada del general Leclerc, y formada mayoritariamente por republicanos españoles.
PREMIO ANAGRAMA DE ENSAYO. Sergio González Rodríguez por Campo de guerra.
¿Cuál es el impacto de las tecnologías de la información en la vida diaria? El periodista mexicano Sergio González Rodríguez (Ciudad de México, 1950) analiza la tendencia geopolítica encabezada por Estados Unidos que, en aras de combatir el terrorismo, ha impuesto a nivel internacional el control y la vigilancia. Campo de guerra (Anagrama) denuncia que la utilización de un ordenador o de un móvil implica que nos espíen y estudia “el modelo que fue insertado en la comunidad internacional mediante la ideología ultraliberal, la apertura de los mercados, la economía globalizada y las sociedades de la información.”
Babelia
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