Vampiros emocionales
Hay una dicotomía interesante: la de la mujer poco agraciada que se desvive por los demás y su hermana bella y en teoría brillante


En la sensacional película de Paul Newman El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas, una niña angelical se criaba alrededor de una familia de culebras afectivas, de la que sobresalía como una maravillosa mutación de carácter, tacto y sensibilidad. Un tema, el de si los genes o la educación predisponen a los seres humanos a ser de tal o cual modo, del que se ocupa también, aunque con tono y maneras opuestas a las de Newman, otra película de estrambótico, y metafórico, título: Los ojos amarillos de los cocodrilos, basada en un best seller de Katherine Pancol. Eso sí, donde allí había trascendencia, complejidad e incomodidad, aquí hay explicitud, superficialidad y confortabilidad. Defectos, o quizá virtudes, según se mire, que podrían definir a parte de los de éxitos de público.
LOS OJOS AMARILLOS DE LOS COCODRILOS
Dirección: Cécile Telerman.
Intérpretes: Julie Depardieu, Emmanuelle Béart, Patrick Bruel.
Género: drama. Francia, 2014.
Duración: 118 minutos.
Desde luego, hay que reconocer que en el relato se despliegan tal cantidad de temas que resulta imposible no interesarse por alguno. Así, junto a alguna estupidez (los cocodrilos de la metáfora), y a subtramas mal desarrolladas (la del amor con el joven Quim Gutiérrez), convive en el relato una dicotomía interesante: la de la mujer poco agraciada en el físico que se desvive por los demás sin que nadie se lo reconozca, mientras al otro lado del espejo hay una hermana bella y supuestamente brillante, vampira emocional que chupa méritos mientras no da un palo al agua. Un contraste que da pie a lo mejor de una película que, apuntando hacia la cultura del triunfo y la tontería, juega al best seller dentro del best seller, lo que puede que la ayude a encontrar a la parte de público adicta a esos acercamientos emocionales.
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