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Paco León vuelve a la batalla de la exhibición con ‘Carmina y amén’

El cineasta quiere abaratar las entradas de su segunda película con su madre

Rocío García
Carmina Barrios (con gafas de sol) y María León (su hija, a su lado), en un fotograma de la segunda película de Paco León, 'Carmina y amén'.
Carmina Barrios (con gafas de sol) y María León (su hija, a su lado), en un fotograma de la segunda película de Paco León, 'Carmina y amén'.

Para Paco León (Sevilla, 1974) lo de dirigir es lo de menos. La complicación viene después. ¿Cómo estrenar? ¿Cómo venderla? ¿Cuál es la mejor manera de hacer ruido? ¿Cómo conseguir que llegue al mayor número de personas al mejor precio posible? Con su primer filme como realizador, Carmina o revienta, hizo saltar todas las convenciones industriales. Estrenó en Internet y DVD e intentó que además tuviera hueco en las salas.

El objetivo es llegar a esa gente con bajo poder adquisitivo que quiere verla”

Solo lo consiguió de manera simbólica. Apenas 20 accedieron a poner en sus pantallas la película al mismo tiempo que se podía ver online a un precio bastante más económico. Fue hace dos años. Carmina y amén, el segundo y último filme de Paco León con la figura de su madre, Carmina Barrios, como gran protagonista, se presentó ayer en el Festival de Cine de Málaga antes del estreno comercial el 30 de abril. León sigue decidido a romper normas. No ha conseguido hacer compatible su proyección en Internet con el estreno en salas, pero lucha por rebajar el precio de las entradas de su película y romper la fórmula “maldita” que impide la salida del DVD hasta cuatro meses después de llegar a los cines.

El director Paco León.
El director Paco León.

La libertad que disfruta al no tener ningún tipo de ayuda pública (como la primera) juega a su favor. Ahora lo que tiene entre manos es una dura y complicada negociación con distribuidores, productores y exhibidores. “El espíritu experimental de Carmina o revienta continúa en esta. No queremos hacer un estreno convencional y nuestro objetivo sigue siendo el de llegar a toda esa gente con poco poder adquisitivo que quiere ver la película”, explica León (con un millón de seguidores en Twitter) en un café en el centro de Madrid. Y todo a pesar de que el presupuesto de Carmina y amén, producción de Telecinco Cinema (650.000 euros) es ostensiblemente superior a Carmina o revienta (50.000 euros). “El hecho artístico de la película se complementa con el momento en el que el espectador la ve. Lo que pasa entre uno y otro es algo que me concierne completamente y en el que estoy implicado al 100%. No soy un director que deja en manos de otros el asunto de cómo vender esa película. Creo que también ahí es importante el aspecto creativo y no solo el mercantil. Carmina o revienta no fue solo un título refrescante, sino que, de alguna manera, también supuso aire fresco en el mercado de la industria”, defiende León, que ha intentado que su nueva película se estrenara en las salas a un precio único de cinco euros, sin conseguirlo. “El Tribunal de la Competencia no lo permite, algo insólito cuando, por ejemplo, todos los productos de Apple tienen el mismo precio en todos los sitios de ventas, ya sea por Internet, en los comercios especializados o en las grandes superficies”, se lamenta. “Si se consiguiera, supondría una excelente manera de competir con los monstruos estadounidenses. ¿Por qué tiene que costar lo mismo una entrada para ver El hobbit, con un presupuesto más que millonario, que Carmina y amén”. Sí hará una gran promoción de un día o dos al principio en los que Carmina y amén estará a un precio muy inferior al resto de las jornadas.

Me implico porque vender el filme es algo creativo, no solo mercantil”

Y para continuar con su ruptura de normas establecidas, el realizador está también decidido a acabar con esa “lacra” obsoleta que es la falta de flexibilidad de las ventanas de exhibición (los distintos formatos para proyectar las películas que comienzan por las salas de cine, pasan por el vídeo bajo demanda en las televisiones de pago, el alquiler y venta de DVD y la proyección final en una cadena generalista). “Es absurdo que los cines obliguen a que tengan que transcurrir cuatro meses antes de poder sacar la película en vídeo. Los tiempos del consumo se han acelerado y ahora se crean unos tiempos muertos que son mortales para el cine español, porque lo que hay que aprovechar es el impacto inicial de la comunicación y evitar esos tiempos muertos de explotación. Estamos trabajando con los exhibidores para que seamos nosotros los que decidamos cuándo sacamos la película en otro formato. Soy consciente de que supone una gran revolución dentro de la industria. Me está costando la vida. Yo no me considero mesías de nada, pero creo que hay que experimentar para escuchar una a una las necesidades de cada película”.

Las dos espinitas —la escasa presencia en salas y la casi nula salida al extranjero— que se le clavaron con su primer experimento se las intentará sacar con este segundo. De momento, advierte algo cauteloso, hay un gran festival internacional de cine que se ha interesado por Carmina y amén lo que ayudaría a este viaje internacional al que quiere someter León a la segunda y última película en la que su madre es la protagonista. Ya no habrá más Carminas. El amén del título lo dice todo. Carmina y amén, más ficcionada que la primera en la que las anécdotas personales eran la base del guion, es un juego entre el drama, la muerte y la comedia. De nuevo, el realizador echa mano de su familia, y mezcla actores profesionales con otros que no lo son, esa gente de la calle que tanto le gusta.

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