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Van Gogh se ‘anima’ a resucitar

Un equipo de cineastas ganadores de un Oscar se enfrentan a un 'biopic' que recrea los óleos de Van Gogh para descifrar su vida

Fotograma de 'Loving Vincent', biopic animado del pintor Van Gogh.
Fotograma de 'Loving Vincent', biopic animado del pintor Van Gogh.

56.800 cuadros al óleo. Todos con la misma pincelada, la de Van Gogh. Este es el desafío que asume el equipo creativo de BreakThru Films, productora británicopolaca que cuenta en su haber con un Oscar al mejor cortometraje por Peter & The Wolf (2006), versión stop-motion del clásico cuento infantil Pedro y el lobo. Loving Vincent es el título de este reto en el que 40 pintores tendrán que convertirse, óleo a óleo, fotograma a fotograma, en dobles de Van Gogh. "Es la primera vez en la historia en que se hará un largometraje en que cada imagen será un cuadro al óleo", asegura Hugh Welchman, productor y coguionista del filme y cabeza visible de BreakThru Films. "Hasta ahora intentar algo así era irrealizable por el tiempo que llevaba. Pero hemos conseguido desarrollar una técnica que lo hace posible".

El método de BreakThru Films combina la tecnología punta en efectos visuales con los avíos de siempre del pintor: paleta, lienzo y pincel. Primero se rueda a los actores en un plató, como en una película convencional. Luego se traslada esa interpretación a la computadora, para poder retocar cada fotograma. La revolución de Loving Vincent llega en el tercer paso, como cuenta Welchman: "Creamos con cada fotograma una especie de plantilla para cada pintor. Así les damos ya las formas de la imagen y ellos solo tienen que colorearlas como Van Gogh". Algo así como el ejercicio infantil de colorea el dibujo a la enésima potencia. Pero el método, después de seis semanas intensivas de entrenamiento para que el pintor coja la técnica, funciona. 40 minutos por fotograma. 40 pintores trabajando a la vez. En total, un año y medio de trabajo y cinco millones de euros de presupuesto para completar esos 56.800 fotogramas, hora y media de película animada en la que cada pintor se habrá pasado casi 1.000 horas emulando en 1420 óleos al artista holandés.

'Peter and the Wolf', el corto ganador de un Oscar de los responsables de 'Loving Vincent'.

Cartel para 'Loving Vincent', animación y biopic sobre la vida de Van Gogh.
Cartel para 'Loving Vincent', animación y biopic sobre la vida de Van Gogh.

Más allá de la técnica, lo que anima al equipo de Loving Vincent es contar la vida de Van Gogh de una manera peculiar: hablarán los personajes de sus cuadros, que intentarán resolver el misterio de su genio tras su muerte en un formato de falso documental. Van Gogh solo aparecerá puntualmente como una presencia que no habla más allá de la voz en off que lee sus cartas. La cineasta polaca Dorota Kobiela (Bytom, 1978) afirma que son precisamente estas miles y miles de cartas de Van Gogh los culpables de la película: “Tengo diez más como estos”, dice la realizadora por Skype, divertida, mostrando a su Skype un grueso tomo encuadernado en rústica que contiene las cartas. “No solo tienen texto, sino también un sinfín de reflexiones sobre su obra. Y a partir de todo lo que aprendimos en ellas pudimos escribir estas entrevistas a sus personajes”.

¿Por qué Van Gogh? se contesta en este filme antes con otra pregunta: ¿Por qué un pintor?. “Siempre me ha dejado muy insatisfecha la forma en que el cine ha plasmado la vida de los pintores”, confiesa la directora de Loving Vincent. “Su arte se suele tratar como un atrezo y toda la trama se suele centrar en los escándalos, normalmente amorosos, de su vida. Esta era una oportunidad para retratar a un pintor a través de su obra”. Teniendo claro esto, Van Gogh era para Kobiela una elección “natural” porque piensa que ningún otro artista ha tenido una variedad artística tan amplia en sus obras y a la vez una descripción plástica de su vida privada tan minuciosa: “Sus cuadros son como páginas de un diario. Cuando pinta una naturaleza muerta, pinta sus propios objetos y posesiones, como sus viejos zapatos. Cuando hace un retrato, se siente la intimidad que tiene con la persona que pinta”.

Los pintores de 'Loving Vincent' entrenando para conseguir evocar el inconfundible uso del color y la pincelada de Van Gogh.
Los pintores de 'Loving Vincent' entrenando para conseguir evocar el inconfundible uso del color y la pincelada de Van Gogh.

El lema de Loving Vincent se extrae del puño y letra de Van Gogh: “Solo podemos hablar a través de nuestros cuadros”. Y la película hablará, con un estilo pausado, rehuyendo las grúas, el montaje acelerado o el exceso de travellings (“aunque eran perfectamente posibles”, subraya su directora), a finales del verano de 2015, pues esperan estrenarlo en el festival de cine de Venecia. Quienes se sienten en las butacas ese día, se encontrarán muy pronto con una de las obras maestras del autor, La noche estrellada, una de las claves de la película: “Es mi cuadro favorito de Van Gogh. Y con él abriremos la película”.

Kickstarter, esa tabla salvadora

Ya se sabe que el crowdfunding es una herramienta indispensable para cualquier tipo de artista. A veces, para financiar la obra al completo. A veces, como en Loving Vincent, para arreglar algunos flecos. "Con las 40.000 libras [47.801 euros] que pedimos aseguramos pagar el entrenamiento de los 40 pintores que buscamos", explicaba Hugh Welchman, productor del filme.

La campaña, coordinada por Marcin J. Sobczak, consiguió aún más de lo pedido, 53.292 libras [63.685 euros], aunque no llegó a los 65.000 [77.676 euros] que hubieran hecho posibles entrenar hasta a 60 pintores.

Tener éxito en Kickstarter, dada la saturación que vive el crowfunding y el riesgo que siempre existe al apoyar proyectos aún en marcha, depende mucho de lo atractivos que sean los extras para quien apoya, recompensas en forma de merchandising. En Loving Vincent se podía optar a camisetas de La noche estrellada, marionetas de Van Gogh, imanes para nevera, tazas de desayuno y hasta ejercer de mecenas al estilo clásico. Los cinco usuarios que se gastaron los 716 euros de esta recompensa, se ganaron el derecho a quedarse con uno de los cientos de cuadros que producirá su artista.

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