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Steve Reich, premio BBVA de música contemporánea

El compositor neoyorquino, renovador del lenguaje musical conectando la música culta con la popular, recibe el premio más importante en la materia

Daniel Verdú
El compositor Steve Reich, en 2011.
El compositor Steve Reich, en 2011. Chris Felver

Pierre Boulez dejó el listón muy alto el año pasado. Pero el jurado ha encontrado el eslabón perfecto para seguir armando esa cadena que explica anualmente la evolución de la composición contemporánea. Así, Steve Reich ha sido galardonado con el premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea, la distinción más importante del mundo en esta materia. Especialmente, por dotación: 400.000 euros.

Reich, nacido en Nueva York en 1936 —un año después que sus colegas Terry Riley y La Monte Young y uno antes que Philip Glass—, ha sido el enlace perfecto entre la llamada música culta y su equivalente popular. Aunque al autor de Music for 18 musicians o Different trains no le haya interesado demasiado el pop, autores como Brian Eno —que utilizó su técnica del desfase gradual de una grabación que se reproducía con dos aparatos a distinta velocidad—, Laurie Anderson, David Bowie, Pink Floyd o Peter Gabriel han contraído varias deudas artísticas con él. Por no hablar de toda la música electrónica de corte minimalista. Radiohead es probablemente el único grupo en el que la influencia ha sido claramente de ida y vuelta.

El jurado le ha dado el premio por que ofrece "una nueva concepción de la música, apoyada en la utilización de elementos realistas, vinculados a la vida cotidiana"

El propio Reich, alejado como acostumbra de las estridencias del discurso intelectual, lo explicó mediante videoconferencia ayer. “Creo que es el retorno a la situación normal en la historia de la música occidental. Muchos compositores lo han hecho. Durante mucho tiempo se utilizaron canciones populares para la composición de otras obras cultas. Y no hablo solo de música folk. Siempre ha sido posible separarlo. Así que hemos vuelto a la normalidad”.

Por eso el jurado ha destacado su capacidad para “renovar el lenguaje musical, conectando la música culta con la popular y la tradición europea con la música tradicional de África y Asia”. Además, también se ha señalado el reconocimiento a “una nueva concepción de la música, apoyada en la utilización de elementos realistas, vinculados a la vida cotidiana”. Una inspiración procedente de su entorno directo, como puede observarse en el interesante documental City Life, dirigido por Manfred Waffender.

Es uno de los enlaces entre una parte determinada del pop –como la música electrónica- y la música culta

Además, en estos tiempos convulsos para las artes y, especialmente, para la música culta, se le atribuye a Reich “la capacidad para atraer a públicos muy amplios y variados al abordar temas de actualidad, desde el conflicto israelí-palestino al 11 de septiembre, y problemas contemporáneos, como la relación entre la religión y la técnica y la ciencia”.

También reivindicó ayer Reich la universalidad de la música y la vigencia de su lenguaje, cómo su generación la hizo más accesible a través de los ritmos y lo afortunado que se siente por haber sido amado por diferentes tipos de público. Y, sobre todo, disertó sobre esa gran pregunta que acompaña a la música contemporánea: ¿por qué su influencia ha sido tan escasa en comparación con el arte creado en el mismo periodo? Admitió esa zona oscura en la que se encuentran muchos colegas suyos, pero ensalzó el trabajo de músicos como John Cage para salir de ella.

Reich actuó por primera en España en 1987. La última vez que iba a venir —en 2011 al festival Sónar— canceló por motivos de salud. Se espera que pueda recibir el premio en Madrid en junio y participar en un concierto.

El jurado de esta categoría ha estado presidido por Philippe Albèra, director de Éditions Contrechamps (Francia), y cuenta como secretario con Ranko Markovic, de la Universidad Konservatorium de Viena (Austria). El resto de los miembros son Edith Canat de Chizy, compositora y miembro de la Academia de Bellas Artes, Instituto de Francia (Francia); Cristóbal Halffter, compositor, director y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (España); Winrich Hopp, director artístico del Musikfest de Berlin y director artístico del ciclo de conciertos Música Viva (Alemania); Johannes Kalitzke, compositor y director (Alemania); Martin Kaltenecker, catedrático de Musicología de la Universidad Diderot París VII (Francia); y Dimitri Vassilakis, pianista del Ensemble Intercontemporain (Francia).

En la pasada edición, el ganador fue Pierre Boulez por “la influencia tanto de sus composiciones como de su compromiso con la reflexión y transmisión de la música”. En la cuarta edición el galardón recayó en el compositor italiano Salvatore Sciarrino por “renovar las posibilidades de la música vocal e instrumental y la singularidad de sus materiales sonoros”. En la tercera edición, el galardón recayó en Helmut Lachenman por “haber ensanchado el mundo de los sonidos durante los últimos 50 años como no lo ha hecho ningún otro compositor contemporáneo”. En la segunda edición, el ganador fue Cristóbal Halffter por “haber contribuido desde finales de los años 50 y principios de los 60 a la reintroducción de la música española en el ámbito de la música contemporánea”.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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