El alma clásica de The National
Bryce Dessner, guitarrista del grupo estadounidense, tiene una carrera paralela como compositor de música contemporánea.
En las biografías de The National se destaca que sus componentes son neoyorquinos de adopción, que llegaron desde Ohio, un lugar recurrente en sus canciones, entrados ya en la veintena. Pero para Bryce Dessner, uno de los dos guitarristas del grupo, se trató de una vuelta a sus orígenes. Cuando se mudó a Brooklyn, a finales de los noventa, volvía al lugar de donde procedía parte de su familia. "Mi madre es de Ohio y yo me crié allí. Pero mi padre, y mis abuelos, son de Nueva York", explica en la cafetería de un hotel a escasos metros de la Puerta del Sol.
Acaba de publicar el primer disco bajo su nombre. Por eso, mientras el resto del quinteto, incluido su gemelo Aaron, dedicaba las horas previas a su concierto en Madrid a visitar la ciudad, o a hacer promoción del sexto álbum del grupo, Trouble will find me, -que entró en el número tres de las listas de EE UU la semana de su lanzamiento-, él presenta Aheym, una grabación que reúne cuatro piezas de música contemporánea que ha compuesto, interpretadas por el Kronos Quartet.
Aheym es un término yiddish que significa “camino a casa”. "Es el idioma en el que se comunicaban mis abuelos. Mi abuelo era periodista de un diario escrito en yiddish de Brooklyn", cuenta. "A mi abuela la veía como la típica viejecita sin educación de Nueva York. Otra más de las emigrantes judías que vinieron de Europa. Solo sabía que había llegado a Estados Unidos siendo una adolescente, casi una niña. Era ya muy mayor cuando conocí su historia. Los estadounidenses sabemos muy poco de nuestro pasado. Su barco salió de Polonia, pero aunque vivió allí un tiempo, no era polaca. La historia de su viaje empezó mucho antes de la travesía. Huyó de su pueblo en Rusia, sola, después de que su casa fuera incendiada. Perdió a su madre y atravesó todo el país en medio de la revolución soviética".
Le contó esto al violinista David Harrington hace unos años, cuando coordinaba Dark was the night, un disco benéfico para el que quería contar con el Kronos Quartet, el cuarteto de cuerda que Harrington fundó hace 40 años. "David es imparable, la persona más energética que he visto en mi vida. Él me pidió que escribiera para ellos. Kronos es el grupo de música contemporánea más importante del mundo. No me podía negar. Tras la primera pieza, que pronto formó parte de su repertorio, quiso otra. Después, una tercera. A partir de ahí empezamos a hablar de un disco".
Bryce Dessner es el único músico de carrera que hay en The National. Estudió guitarra clásica, y se graduó en composición en Yale. Con otros tres músicos de similar bagaje formó Clogs, grupo con el que ha grabado varios álbumes. “Cuando los demás tenían trabajos de verdad, yo me dedicaba a tocar la guitarra, componer, dar clase… Pasé los primeros años de la veintena intentando vivir de la música contemporánea. No es una buena idea. Ahí no hay dinero”.
The National empezó como un entretenimiento. Ahora, 15 años después, son una banda de tamaño medio tirando a enorme. “Nunca pensé que esto se desarrollaría hasta un punto en el que me convertiría en un músico de rock de éxito. Ha sido la tormenta perfecta. Una situación ideal. Me da la suficiente libertad para hacer lo que quiera. Pero no es que me haya cansado del rock, no soy el típico rockero que al cumplir los 40 y le da por hacer óperas. Llevo en esto toda la vida. Mi background es la música clásica. Mi educación de conservatorio siempre ha sido parte del grupo. Muchos de los colaboradores que trabajan con nosotros vienen de ese mundo. Es el caso de los chicos que tocan los vientos en directo. Incluso Nico Muhly o Sufjan Stevens han llegado a nosotros vía mi trabajo en la música contemporánea”.
Su trabajo propio tiene mucho que ver con el de su amigo Muhly. No es vanguardia atonal, sino más bien ese sonido neoclásico, al que tan bien se adapta el Kronos Quartet. Desde su fundación en 1973 se han acercado a la música popular con un respeto inaudito en los músicos clásicos. Lo mismo revisan melodías de Bollywood que canciones de Björk. "Lo que les convierte en algo interesante es que se comprometen en profundidad con lo que hacen. Me trataron con el mismo respeto que a Górecki. Y tienen esa aproximación pasional que les hace casi punks. Cuando ellos tocan algo, les pertenece. Es suyo".
En nombre de Vicente Huidobro
La última pieza de Aheym, titulada Tour Eiffel, está basada en un poema del chileno Vicente Huidobro. "Está escrita para el Brooklyn Youth Chorus. Era un encargo para un coro compuesto principalmente por chicas de 13 a 17 años. El problema cuando escribes para voces es mantener la tensión vocal. Este es un poema escrito en francés, y hasta en ese idioma, que no domino, tenía una métrica perfecta. Por eso lo usé. Me da un poco de pudor decirlo aquí, pero yo no conocía al autor, supongo que en España será bastante respetado. Llegué a él por medio de mi hermana Jessica. Es poeta, tiene una increíble biblioteca de poesía y Huidobro está entre sus autores favoritos. Lo atractivo de sus obras es que tiene una energía juguetona y eso lo hace muy apropiado para adolescentes. Es vibrante".
Babelia
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