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Oscar 2014: basado en hechos reales

Hollywood se abona a la recreación histórica La realidad nutre la mayor parte de las películas que parten como favoritas en la temporada de premios

Christian Bale, Amy Adams y Bradley Cooper, en 'La gran estafa americana'.
Christian Bale, Amy Adams y Bradley Cooper, en 'La gran estafa americana'.

Ni el mejor jefe de marketing de Hollywood podría haber planeado algo así. Harvey Weinstein, productor de Mandela: del mito al hombre, hombre conocido por sus agresivas tácticas a la hora de hacerse con el Oscar, se enteró de la muerte de Madiba en el estreno londinense de su biografía del líder sudafricano, un filme que se cuenta entre los títulos más comentados de esta temporada de premios. “Uno de los privilegios de hacer cine es la oportunidad de inmortalizar a aquellos que tuvieron un profundo impacto en la humanidad”, declaró el ejecutivo con tacto, una vez conocida la noticia. El privilegio este año no es precisamente escaso: abundan entre las favoritas a las estatuillas de los Oscar 2014 las historias basadas en hechos reales.

La lista es demasiado larga como para mencionar todos los ejemplos. Tal vez ya haya caído en que todos los filmes que protagonizan intérpretes negros y buscan el Oscar lo hacen utilizando un fragmento de la historia: ya sea la vida de Mandela (Idris Elba), la esclavitud (Chiwatel Ejidfor en 12 años de esclavitud), la lucha por la igualdad racial en EE UU (Forest Whitaker en El mayordomo) o ese incidente de brutalidad policial que tuvo lugar en San Francisco en 2009 y que acabó con la vida del joven Oscar Grant (que interpreta Michael B. Jordan en Fruitvale station).

Como afirma Steve McQueen, director de 12 años de esclavitud, su motivación fue luchar contra la amnesia. “Una enfermedad que nos hace olvidar nuestra propia historia y que hizo de La cabaña del tío Tom un best-seller mientras que el libro escrito en primera persona por Solomon Northup [un hombre libre secuestrado y vendido como esclavo en el sur] quedó enterrado bajo el éxito ajeno”, recordó el director británico.

Solomon Northup, en un grabado de la época.
Solomon Northup, en un grabado de la época.

Según The Hollywood Reporter, de las 20 películas que se perfilan como claras candidatas, más de la mitad están basadas en hechos “que de hecho sucedieron en parte”, como señala el realizador David O. Russell al principio de su nueva película, La gran estafa americana, que se inspira en un escándalo político conocido como Abscam y que sacudió el Congreso y el Senado de EE UU a finales de los 70. Este filme y El lobo de Wall Street encuentran a sus protagonistas en un mundo de timadores bursátiles y aledaños; Dallas Buyers Club, en la lucha contra el sida; Capitán Phillips, en la piratería de las costas de Somalia; El último superviviente, en las montañas de Afganistán; Rush, en la Fórmula 1; Philomena, en una octogenaria cualquiera, y Al encuentro de Mr. Banks, en el famoso Walt Disney.

La inspiración histórica cruza fronteras con títulos como Walesa o El médico alemán, también centrados en capítulos de la historia más o menos conocidos, como la formación de Solidaridad o el paso de Josef Mengele por la vida de una familia argentina. Ambas representaban, respectivamente, a Polonia y Argentina en los Oscar.

La principal diferencia en este asalto de películas históricas es que la posible ficcionalización de los hechos no importa en un año donde los propios protagonistas defienden la versión que Hollywood da de ellos. Para muestra, el gruñón de Niki Lauda. El legendario piloto de Fórmula 1 en el que se centra Rush odió la película al principio. Ahora, es el primero en escribir cartas personales a los votantes pidiendo su apoyo para el filme y para Daniel Brühl, su álter ego. “En la película soy un tipo duro, grosero, un cabrón que cae de culo. No solo me reconozco. Soy yo. Daniel Brühl soy yo”, admite.

Ese mismo apoyo lo está brindando el verdadero capitán Phillips, a pesar de que ha sido objeto de una denuncia por el resto de su tripulación, que le acusa de no contar la historia como fue. O la familia de Mandela, presente en varias presentaciones del biopic a los votantes de los premios de Hollywood. En uno de los actos, una de las hijas del líder sudafricano, Zindzi, llegó a llamar a Idris Elba “papá”.

También participaron en la promoción de sus historias el verdadero Lech Walesa, en videoconferencia desde Polonia, o la Philomena Lee de carne y hueso, quien dijo en otro evento que la tragicomedia que protagoniza Judi Dench era “lo suficientemente” fiel a su historia.

Hasta Julian Assange acabó tomando parte de la promoción de El quinto poder aunque solo fuera para denunciar ante un grupo de medios entre los que se encontraba EL PAÍS los muchos errores de una película centrada en el fundador de WikiLeaks.

Al final, va a resultar que Hollywood cumple el mandamiento que escuchado en El hombre que mató a Liberty Valance: “En el Oeste, cuando la leyenda supera a la verdad, publicamos la leyenda”.

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