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Teatro Ensalle: una isla de creación en Galicia

La institución lucha por constituir un proyecto estable, un espacio que se contraponga al teatro como receptáculo de espectáculo

'Barba Azul'.
'Barba Azul'. Laura Iturralde

Hace diez años dos madrileños con el teatro metido en las venas decidieron cambiar de baraja. Raquel Hernández de Carabanchel trabajaba en la compañía de Juan Pastor, la Guindalera, y Pedro Fresneda, de Chamberí, trabajaba en el Teatro Real. “Aquellos trabajos no nos representaban a nivel humano, queríamos tener nuestro proyecto, éramos conscientes de que conocíamos el oficio y desde el principio tuvimos claro que no tenía sentido hacerlo en Madrid. Somos periféricos por naturaleza. Así que comenzamos a viajar por todo el norte de España buscando una ciudad donde poder empezar. Hasta que dimos con Vigo y unos familiares nos hablaron de un garaje en la Calle Chile. Fuimos a verlo y supimos que era perfecto”, recuerdo Fresneda. “Así que nos plantamos aquí en junio con una obra tremenda por hacer para acondicionar el espacio y con el objetivo de empezar a programar el tres de octubre. Y lo conseguimos, no conocíamos Galicia pero teníamos energía, creo que eso es lo que nos salvó en aquella ocasión y lo que ha salvado a Ensalle en muchos momentos difíciles en estos diez años. Esa energía y el trabajo, la voluntad de no estar en fiestas ni saraos, sino trabajando”, afirma Fresneda.

Teatro Ensalle lleva diez años luchando por constituir un proyecto estable, por ir perfilando un espacio ideológico y artístico que se contraponga al teatro como receptáculo de espectáculos: “Para nosotros fueron muy importante conocer proyectos como la Sala Galán en Santiago, El Canto de la Cabra en Madrid (ambas desaparecidas) o la Nave de Cambaleo en Aranjuez. Queríamos coger todo lo bueno que tenían esas salas y evitar también todas las enfermedades que sabemos tienen este tipo de espacios”, nos cuenta Fresneda.

En estos diez años, el Teatro de Ensalle de Vigo ha conseguido tener un interesante equilibrio entre el teatro contemporáneo de repertorio, la creación nueva y la danza. En Ensalle se han visto montajes de Michel Azama, David Mamet, Jean Genet, Samuel Beckett, Peter Handke o Thomas Bernhard. Han pasado compañías de danza como Carmen Werner, Elena Córdoba, Mónica Valenciano, Pisando Ovos, Rara Avis o Daniel Abreu. Y en Ensalle se han estrenado en Galicia montajes de creadores como Carlos Fernández, La Tristura, Antonio Fernández Lera o Cambaleo. Además, Ensalle mantiene una compañía propia con la que llevan 16 montajes y con la que ya están trabajando para una nueva obra.

“Lo más importante es cuidar, dar espacio y tiempo a las cosas, que es lo contrario que pasa en las capitales que son picadoras de carne”, aclara Fresneda. “Ahora, después de diez años empezamos a poder hacer lo que teníamos en mente desde el principio”, afirma Raquel Hernández, directora de la sala junto a Fresneda y encargada de la programación. “Los dos primeros años estuvimos absolutamente perdidos, incluso artísticamente. Había cosas que sabíamos queríamos hacer pero no podíamos, estábamos empezando”, recuerda Hernández. “Solo podíamos ofrecer la taquilla a las compañías y 600 kilómetros de distancia. El punto de inflexión vino con Carmen Werner (Premio Nacional de Danza). Werner está loca, se interesó por nuestro proyecto, se enganchó y se vino en unas condiciones que nadie hubiese venido. Por no tener no teníamos ni linóleo de danza. Ahí el espacio se abrió a la danza” recuerda Fresneda.

“Otro momento esencial para Ensalle fue poder conocer a Antonio Fernández Lera. Lo conocimos en un pequeño festival que montó en Muxia. A partir de ahí estuvo en la sala con Bufones y payasos y con Conversación en Rojo. Ahí se abrió otro mundo, conocimos a Fernando Renjifo, a Mónica Valenciano y empezamos a producir encuentros y pequeñas residencias. Esto ha generado un poco la línea de los últimos años con programas como Seis Cordas, donde prima el encuentro entre artistas y mezclamos a gente dispar y se pueden ver piezas no acabadas, procesos, etc.”, explica Fresneda. “Queremos gente que no esté anclada, sino que esté investigando y para esto es muy importante el encuentro”, responde Raquel Hernández. “Y el público lo está respirando fenomenal. Perciben la escucha brutal que hay entre los creadores y eso se contagia”, afirma.

Ensalle se encuentra en un momento complicado en Galicia. “Lo es, pero bueno, hay otras comunidades que están aún peor y también somos conscientes de ello”, dice Fresneda. “Todavía estamos sufriendo el musical de los setecientos mil euros que el anterior director de la Axencia Galega das Industrias (AGADIC), Juan Carlos Fernández Fasero, se gastó en el musical de Antón Reixa, Galicia Canibal, o musical” , explica.

“Ahí se unió toda la profesión, circo, danza, teatro comercial, compañías…Todos. Y bueno, hemos conseguido que por fin saque las ayudas. Pero el momento es complicado. Ahora tenemos, desde marzo, chico nuevo en la oficina y veremos”, explica Fresnedo refiriéndose al nuevo director de AGADIC Jacobo Sutil. Teatro Ensalle es consciente de estar operando en un tejido teatral sino roto muy rasgado, y son conscientes de ser una pequeña isla. “Cada vez llegan más propuestas, además de todo tipo y no solo de Galicia, de toda España. Es duro decir que no pero es lo que toca, intentamos preservar la calidad y las condiciones de trabajo. Aquí nadie viene a taquilla, utilizamos las ayudas para que quien venga tenga un pequeño caché. No sé en qué se gastan algunas salas el presupuesto”, se pregunta Raquel Hernández. “E intentamos solucionar un problema muy gallego: estamos muy separados. Separados del resto de España pero también dentro de Galicia, empezando por una autopista que une las tres principales ciudades gallegas pero que cuesta 20 euros transitarla. Queremos vertebrar un poco la creación en Galicia”, concluye Fresneda. Larga vida.

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