Un futuro que era ayer
Se celebra el cincuentenario de la muerte de Ramón Gómez de la Serna con un coloquio sobre su obra
Los globos de los niños van por la calle muertos de miedo.
La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.
El sueño es un depósito de objetos extraviados.
Los recuerdos encogen como las camisetas.
La historia es un pretexto para seguir equivocando a la humanidad.
A un mentiroso solo lo cura un sordo.
Las golondrinas son los pájaros vestidos de etiqueta
Si la lluvia es pis de los ángeles, ¿la nieve?
Las morcillas son chorizos de luto.
Al menos, una de estas frases ha podido despertar una sonrisa en su cara, o trasladarlo a algún nuevo descubrimiento sobre las palabras, los objetos, las situaciones o una humilde morcilla. Pero no son frases, sino greguerías, breves textos como aforismos, frutos del ingenio de Ramón Gómez de la Serna que escribió un futuro que se quedaba siempre corto. Del autor que inspiró a los surrealistas ahora se cumple el cincuenta aniversario de su muerte. Y con las greguerías la receta podría ser la siguiente: observar la realidad con ojos limpios, preguntarse sobre esta, mezclarlo con ternura, poner un buen chorro de poesía, añadir bastantes gramos de sentido del humor...
Jorge Luis Borges lo explicó mucho mejor: "Solo el Renacimiento puede ofrecernos lances de ambición literaria equiparable a la de Ramón". En la conmemoración del fallecimiento de un autor, se publica Total de greguerías en las Obras completas editadas por Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores. El coloquio Ramón (1888-1963). El futuro es ayer se desarrolla desde este martes hasta el jueves en tres jornadas que se destinan a la investigación, el debate y el análisis en torno a Ramón y al ramonismo. Organizado por la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón y la Casa del Lector cuenta con la presencia de catedráticos de universidades europeas y norteamericanas, escritores y críticos.
Babelia
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