La zarzuela, desde la verdad
José Carlos Plaza dirige un doble programa con 'Los amores de la Inés', de Falla, y 'La verbena de la Paloma', de Bretón
Se conoce como el género chico y se ha asociado con el denominado “Madrid castizo”. “¡No sé lo que es casticismo! Pero sí que la zarzuela se ha falseado, se ha hecho desde el cartón piedra! ” exclama José Carlos Plaza, director de escena del doble programa que propone el Teatro de la Zarzuela de la capital con Los amores de la Inés, única obra de este género que compuso Manuel de Falla y la muy popular La verbena de la Paloma de Tomás Bretón. El montaje, que se estrenará este sábado 19 de octubre y continuará hasta el 10 de noviembre, quiere abordar este estilo musical ligado a la capital “desde la verdad de su pueblo”, explica Plaza. Las dos obras están acompañadas por otras actividades que celebran la relación entre el maestro Bretón y su alumno Falla, a quien firmaba las calificaciones: la exposición Bretón y Falla: músicos en tiempos de zarzuela que reúne cartas entre ellos y El Madrid de Amalia Avia, Bretón y Falla, en colaboración con la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, además de un ciclo gratuito de cine y de una serie de conferencias. ¿Innovación por la necesidad de abrirse a nuevos públicos? “Eso son palabras mayores, la zarzuela es un espectáculo teatral y de música. Las hay mejores y peores. Verlo de otra manera es mentira”, afirma un Plaza tajante, consciente de la polémica que puede despertar esta producción y que se sentirá satisfecho si crea debate.
Paolo Pinamonti, director del Teatro de la Zarzuela, entiende la elección de estas dos obras como un diálogo y una declaración de intenciones. Los amores de la Inés se representó por primera vez en 1902 y después un Falla dolido por la falta de reconocimiento en España de su arte dijo adiós para siempre al género. “La música de esta obra es genial, se hace un buen uso del folclore y es fundamental para entender la creación del músico español más importante”, afirmó Pinamonti en la presentación del espectáculo. De esta manera, el Teatro de la Zarzuela toma el impulso de ampliar su repertorio “una de las obligaciones de una institución pública como esta”, añadió. Pero “no se trata solo de una curiosidad musicológica, sino de ofrecer calidad”. Los amores de la Inés que llegan a Madrid son el resultado de una búsqueda de material perdido de la mano de la Fundación Archivo Manuel de Falla de Granada.
La dirección musical corre a cargo de Cristóbal Soler, para quien una parte significativa del doble programa es la participación en él de “un elenco excelente de cantantes líricos en papeles de registro central y sin arias, algo que hace una década no era viable”. Algunos ejemplos son la soprano Susana Cordón, quien encarna a Inés, el tenor Enrique Ferrer, a Juan en la zarzuela de Falla o la participación del barítono Enrique Baquerizo como don Hilarión en La verbena de la Paloma. “Los artistas han aceptado, a pesar de no tener un lucimiento”, se felicita Plaza, con un largo recorrido en la dirección de teatro, de ópera y también de zarzuela. Estos a su vez destacaron en la presentación del programa “el enorme esfuerzo actoral” que les ha supuesto.
Los amores de la Inés y La verbena de la Paloma del Teatro de la Zarzuela buscarán mostrar un nuevo rostro a personajes tan clásicos como el don Hilarión de la obra de Bretón. “Lejos del arquetipo de bufón, de buenecito o tontorrón. Es un hombre malicioso que usa su dinero para abusar de los demás”, sostiene el director de escena. La venta de las personas por dinero, la interrupción del amor como consecuencia, es uno de los temas que encadenan las piezas musicales de ambos compositores.
“Esta ha sido para mí la ocasión de mostrar mi idea de Madrid, con seres humanos de verdad que hablan de verdad”. José Carlos Plaza rechaza el peculiar vocabulario y tono que distingue a las zarzuelas y desea perfilar con su dirección una ciudad “abierta, que no tenga esos gestos que la separan de otros pueblos o falsos tópicos”. Si los espectáculos de zarzuela se han hecho, según Plaza, “deprisa y corriendo, sin profundidad”, este doble programa pretende aportar matices. Por ejemplo, los de clase. Nada de mantones de Manila para todos los personajes femeninos, dado que “solo lo llevan las ricas”, justifica. A nivel visual sí se hallarán presentes los cuadros de la pintora figurativa Amalia Avia, retratista de Madrid tanto en el escenario como en los trajes, pintados sobre las telas por Pedro Moreno. Habrá “trampas escenográficas” como la imagen de la taberna o la puerta que conduce a ella que servirán de puente entre las dos zarzuelas, además de personajes que deambulan o los mismos taberneros.
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