Infiltración y fama
¿Critica la cineasta la estulticia de su grupo de personajes o la refrenda como sintomática forma de activismo para tiempos blandos?
Desde su ópera prima Las vírgenes suicidas (1999), adaptación de la novela homónima de Jeffrey Eugenides, Sofia Coppola ha ido articulando una filmografía de férrea coherencia, tanto en sus claves formales como en sus intereses temáticos: relatos sobre identidades encapsuladas en entornos claustrofóbicos y progresivamente asfixiantes, destructivos, narrados con mirada gélida, a veces cercana a una suerte de indolencia afectada. The bling ring, su quinto trabajo, inspirado por la lectura de un artículo de Vanity Fair,aporta un giro radical a sus estrategias sin llegar a traicionar ni alterar su identidad creativa: tras haber convertido la casa de las vírgenes suicidas, un hotel de Tokio, el palacio de Versalles y una habitación del Chateau Marmont en los escenarios centrales de su filmografía previa, la cineasta cuenta aquí su historia desde el punto de vista de una particular experiencia de la exclusión, la que siente un grupo de adolescentes ante los espacios privados —y, a su manera, sagrados— de las celebridades contemporáneas.
THE BLING RING
Dirección: Sofia Coppola
Intérpretes: Katie Chang, Israel Broussard, Emma Watson, Taissa Farmiga, Leslie Mann, Claire Julien.
Género: drama. Estados Unidos, 2013.
Duración: 90 minutos.
¿Critica la cineasta la estulticia de su grupo de personajes o la refrenda como sintomática forma de activismo para tiempos blandos? La pregunta no es fácil de responder: si Somewhere (2010) tenía su punto débil en hacerle verbalizar a su protagonista el dolor de su vacío, aquí se cae en la obviedad con la frase que cierra el conjunto, pero, en el recorrido, abundan las gratificaciones camufladas bajo imágenes no siempre elocuentes y poderosas. El accidente de coche que la puesta en escena fuerza hasta el minimalismo, el discurso de la madre sobre el poder inspirador de Angeline Jolie, la infiltración en extremo plano general en la casa transparente o la entrada en una mansión Hilton convertida en ridículo templo narcisista son algunos de los hallazgos de esta película que, como las recientes Dolor y dinero, de Michael Bay, y Spring breakers, de Harmony Korine, intenta preguntarse por el lugar del alma estadounidense contemporánea.
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