Rapado al cero
Ibiza aún no había sido descubierta por el turismo y, en 1967, conservaba un toque de neorrealismo italiano
La isla aún no había sido descubierta por el turismo. Solo algunos jipis que hoy no llamarían la atención de nadie se bañaban desnudos en sus playas. Ibiza en 1967 conservaba ese toque blanco y negro que, a primera vista, nos remite al neorrealismo italiano. La imagen nació sin título, pero Toni Catany (Llucmayor, Mallorca, 1942) siempre le llama Nin.A estas alturas, la han reproducido y pirateado tantas veces que ya ha perdido la cuenta.
Para este maestro del bodegón, se trata del primer retrato bueno de su carrera. Bastó un disparo para captar la mirada del pequeño, con la camisa inmaculada abotonada hasta el cuello y la cabeza rapada al cero para evitar los piojos y, de paso, fortalecer el pelo para el futuro. La imagen se hizo en San Miguel, cerca de la iglesia del pueblo en el curso de un reportaje para La Vanguardia que firmaría Baltasar Porcel, y no puede ser más estupenda y sencilla. El nin jugaba en la calle vigilado por la abuela y la bisabuela, que pasaba de los 100 años, cuando Catany reclamó su atención. Apenas un instante, y desapareció de su vida.
Ahora la vemos como un documento de una época que en la memoria tenía esos colores. Con el tiempo el personaje cogió una entidad propia y una dimensión que nunca soñó su autor, pero refleja perfectamente su carrera como fotógrafo, en la que ha tocado todos los temas y géneros, obsesionado por el paso del tiempo.
La imagen ha viajado tanto que a Catany le hubiera gustado entregársela en mano al pequeño que mira muy formal al objetivo, pero nunca volvió a cruzarse con él. Alguien le contó que se hizo mayor y fue a estudiar a la Universidad de Barcelona, pero después perdió la pista.
Babelia
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