Caña de España para saxos de Nueva York
En riberas del Mediterráneo se selecciona esta planta usada para boquillas de instrumentos Su crecimiento en condiciones climáticas extremas le proporciona una gran calidad
El saxofonista humedece sus labios antes de ajustarlos a la boquilla. Empieza a soplar y el sonido hipnotiza al público reunido en ese oscuro garito para actuaciones de Nueva York. Los asistentes no sospechan que ese saxo suena así de bien gracias, entre otras razones, a la calidad de la caña utilizada para fabricar su boquilla. Una caña que crece, hasta varios metros de altura, en varias zonas de España como, por ejemplo, en los ribazos de un pequeño pueblo de Teruel llamado Híjar. Allí hay una empresa que compra, selecciona y exporta caña procedente del valle del Ebro, además de Levante, Castilla-La Mancha, Andalucía y Extremadura.
"Las cañas se habían utilizado desde siempre para la construcción pero con el tiempo las explotaciones tradicionales buscaron negocios alternativos y así surgió la posibilidad de emplearlas para fabricar lengüetas", explica Mario Gros Herrero, premio Nacional de Folklore Agapito Marazuela en 2003 y uno de los organizadores cada dos primaveras en La Puebla de Híjar de unas jornadas sobre los usos de la caña (arundo donax) en saxófonos, clarinetes, dulzainas, oboes, fagotes y gaitas así como para fabricar instrumentos tradicionales como el ney y diversos tipos de flautas. En esas jornadas a las que acuden músicos y aficionados de toda España se visitan los cañares, hay talleres de artesanía, conciertos...
El clima extremo forja un tallo más resistente
Gros (Zaragoza, 1965), músico y constructor de instrumentos, apunta que el clima extremo de la comarca turolense del Bajo Martín -"grandes sequías, mucho frío y viento"- forja un tallo más resistente, con más diámetro –hasta 27 milímetros– y flexibilidad que la que crece, por ejemplo, en la Costa Azul, donde se encuentra la firma de lengüetas y boquillas para saxo y clarinete Vandoren, exportadora al mundo entero y compradora de esta planta gramínea a la empresa de Teruel (que no quiso hablar para el reportaje con este periódico).
Otra firma dedicada desde hace casi un siglo a las cañas con fines instrumentales es Medir, en Palamós (Girona). Carles Medir es dueño de un negocio que fundó su abuelo en 1916, cuando la carestía de la I Guerra Mundial en Europa obligó a músicos y empresas a buscar este material fuera de sus fronteras. Fue un escocés llamado Smith, que residía en la localidad gerundense, el primero que se interesó por las cañas con las que se hacían cestos. Su mediación sirvió para que una fábrica de Glasgow comprase varias muestras a un emprendedor, Julio Perxés. Este y su cuñado (el abuelo de Carles Medir) fundaron una firma que hoy vende sus productos "en más del 95%" fuera de España: a músicos y tiendas de Alemania, EE UU, Francia, Canadá, Australia, Japón, China, Brasil… La caña la seleccionan "en una franja de unos cien kilómetros, entre Palamós y Figueras".
La caña "crece primero en vertical y luego engrosa el tallo", señala Gros. Así se desarrolla hasta que cumple dos años. En los otoños, a finales de noviembre, empieza a cortarse porque es cuando la savia está muerta. Esa labor continúa hasta febrero o marzo, cuando la planta echa brotes. Entonces se almacenan y trocean en secaderos para su destino en Francia, en el caso de la arundo donax arrancada en Teruel. Es un proceso en el que se mima a estas gramíneas, cortadas al mismo tamaño y de pie como un ejército en los almacenes para que se aireen y sequen por completo. "Se trata de una selección muy rigurosa".
La empresa Medir vende más del 95% de sus productos fuera de España
En la empresa gala se inicia un nuevo tratamiento. La caña llega en tráileres cargados con unos 1.500 sacos de unos 20 kilos cada uno. "Allí, la planta se aplana por una cara, se talla la lengüeta en la parte exterior con máquinas y se las somete a un test de dureza". Gros asegura que la sobreexplotación en suelos franceses ha derivado en un crecimiento de las plantas menor al deseable. "En Inglaterra tampoco se da ese tipo de arundo donax y se ha intentado en lugares como California o Argentina, pero es difícil que se dé una tan buena como la de aquí. En Francia compran caña de toda España pero sobre todo del valle del Ebro, donde no es cultivada, sino que crece espontáneamente".
En la empresa de Carles Medir se completa toda la cadena de elaboración. "Obtenemos las lengüetas, un trocito cortado que puede hacerse de dos maneras. Las llamadas de caña doble, para oboe, fagot, dulzainas, gaitas… que consisten en una lámina plegada que funciona como boquilla. Mientras que la caña simple es de una sola lámina y va sobre la boquilla. Se usa para clarinetes y saxofones".
Medir destaca que esta planta perenne se emplea para instrumentos desde hace 5.000 años. Algo tendrá esta madera que no ha superado la tecnología de materiales. "Se han hecho pruebas con lengüetas de plástico pero no es igual", explica. Y lo ilustra con un ejemplo: "Los buenos vinos se tapan con corcho mientras que a los de batalla se les pone una cápsula". Que empiece el concierto.
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