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conversaciones bárbaras

“El deporte aquí está peor que nunca; a Rajoy solo le gusta como espectador”

El excliclista Perico Delgado reflexiona sobre el dopaje, sus despistes durante su etapa como ciclista y el estado de los medios de comunicación

Daniel Verdú
El excliclista y comentarista deportivo Pedro Delgado.
El excliclista y comentarista deportivo Pedro Delgado.Gorka Lejarcegi

A veces, Pedro Delgado (Segovia, 1960) se levanta sobresaltado por una pesadilla recurrente: llega tarde a la etapa. Le pasó en Luxemburgo, donde se presentó dos minutos y 40 segundos tarde a la contrarreloj y tiró a la basura un Tour que probablemente hubiera ganado. El segundo para un ciclista sobrado de épica y falto a veces de un poco de buena suerte. Pero tiene un sentido del humor y un encaje extraordinario. Incluso para capear nuestra maldita crisis, que este año casi le ha dejado sin comentar el Tour por televisión.

Pregunta. Esta vez le ha ido de un pelo. Cómo está la tele...

Respuesta. Todos los medios están muy tocados. Ya lo veía venir, la verdad.

P. Quitan la publicidad, pero le convierten a usted en anuncio.

R. Claro, eso nadie lo entiende. Echenique ha pedido un cambio de política, pero no se lo dan. Así que no sabes a quien echarle la culpa. Es muy necesario abrir la publicidad a TVE para que también sea un estímulo para las audiencias. Si no luchas por ellas, se puede caer en la dejadez.

P. Y encima a comentar desde el estudio. Ya no vamos ni donde están las noticias.

R. Eso es una pena. Cuando tienes un producto como la Champions o el Tour, no ir allí es un error. Claro que es más caro, pero si aceptas un presupuesto de 10 millones de euros, engordar un poco eso para poder estar no es tan grave. Pero pasa en las radios, en la prensa… Al final vivimos de lo que dicen otros.

La mítica que yo viví en el ciclismo se ha deteriorado de una forma horripilante”

P. Periodismo y ciclismo. Oiga, usted es un enterrador de profesiones.

R. En algunas cosas van muy a la par. Pero en el periodismo hay muchos medios, y en el ciclismo se ha reducido mucho el patrocinio y cada vez queda menos.

P. ¿Está tocado de muerte?

R. No creo, en Francia, Bélgica o Italia no va a morir nunca. Ahí hay un negocio importante alrededor de la bicicleta. Aquí con la Vuelta no es lo mismo.

P. Encima con los escándalos de dopaje no hay quien se crea ya todo eso de la épica del corredor.

R. Mira, desde el momento en que un ciclista no se puede infiltrar nada porque aparece como dopaje, pero luego Jorge Lorenzo puede competir infiltrado y pasa a ser un héroe, el baremo no es equilibrado. El ciclismo no ha sabido defenderse. Esa mítica de la que yo viví, se ha deteriorado de una manera horripilante. El ciclista es humano, y si está lesionado tendrán que infiltrarle.

P. ¿Se pueden ganar siete tours sin doparse?

¿Dopaje en todos los deportes? Eso lo sabe todo el mundo”

R. Yo estoy convencido de que sí se puede. Ante esa afirmación de Armstrong, yo digo que el ladrón cree que todos son de su condición. Ha hecho de robar un medio de vida y no entiende que haya gente honrada. Lo de Armstrong es un mal ejemplo, pero el ciclismo no son sus siete tours. Yo creía en sus victorias. Pero ellos eran más listos que los que le controlaban.

P. Cuesta entender cómo se mete uno en un lío así sabiendo que le pillarán tarde o temprano.

R. Eso nadie lo entiende. Es que a la mínima te echan y te conviertes en un apestado. El caso de Daniel di Lucca en el Giro, que ya había estado sancionado…. Y lo vuelve a hacer. Son kamikazes.

P. ¿Usted se cree lo del filete de Alberto Contador?

R. No sé si es verdad, pero la historia la conocía antes de que saliese el positivo. [José Luis López] Cerrón, que le llevaba la carne, me llamó ese día para cenar y me contó que llegaba tarde porque había parado a comprar carne en la frontera. ¿Así que por qué voy a dudar?

P. Porque lo demuestra la historia reciente del ciclismo.

R. ¿Y por qué tenemos políticos? Parece que confiamos en que hay muchos honrados, ¿no? Prefiero pensar eso, si no viviríamos en un mundo infernal.

P. ¿La industria alrededor del antidopaje es demasiado grande para que no haya positivos?

R. La UCI ha creado un sistema que es un negocio. EL AMA, que tan fino hila y controla a una serie de deportes de forma ejemplar, con el baloncesto se calla, con el fútbol se calla… y no le importa a nadie. Pero han visto que en deportes débiles están por encima del bien y el mal. La UCI debería velar por el cumplimiento de las reglas, pero forma parte del negocio. Están mal hechas las reglas, es una inquisición.

P. Entonces, ¿en todos los deportes hay dopaje?

R. Eso todo el mundo lo sabe. Sobre todo en lo que se entiende como tomar productos que están prohibidos. ¿Por qué en fútbol yo me puedo sacar sangre y hacer un preparado… y en ciclismo solo hablar de sacar sangre ya le dan positivo? Aunque también es lo único que os interesa a vosotros: el morbo. A mí solo me llaman cuando hay escándalos de dopaje. En España solo interesa el tema oscuro, aquí no defiende nadie el ciclismo.

P. Pues si no lo defiende Rajoy que su pasión…

R. Eso dicen. Pero el deporte aquí, en España, está peor que nunca. Ha habido unas restricciones enormes. A él le gusta, pero solo como espectador. No contribuye a echarle una mano. Mucha gente pensó que se notaría un cierto apoyo, pero todas las federaciones están que arden.

P. Pues después de leer esto, igual le llaman para meterse en política y solucionarlo.

R. No me llamarán. Hablando con Rajoy una vez le dije que el secretario de Estado de Deportes debía ser un deportista. Me dijo que no querían porque no tienen color y necesitaban un político. Las directrices de partido importan más que el criterio de un deportista.

P. Creo que tiene algún sueño recurrente, ¿no?

R. ¡Claro! La salida a la que llegué tarde en la contrarreloj de Luxemburgo. Fue tan fuerte… A veces todavía me despierto pensando que soy ciclista y que llego tarde a la carrera. O que se me olvida la bici.

P. Es que era un poco gafe.

R. Se te queda más la fama que lo que uno es. Pero aquella anécdota la aprovecho cuando llego tarde a los sitios. Les digo: ‘si llegué tarde al Tour…’. A pesar de las desgracias y las torpezas, se creó un cariño de la gente hacia mí.

P. ¿Ha vivido traumatizado por aquello?

R. Es que fue un error tontísimo. Cambió cosas en mi vida: haber ganado dos tours, vete a saber. Me hizo perder la concentración de la carrera.

P. En eso de la concentración, el ligoteo, especialmente con azafatas, debía influir.

R. Eso va en el carácter, lo de hacer escapadas, me refiero [SE RÍE]. Los italianos, que para eso son unos cracks, siempre decían que el mejor sitio era España. Pero bueno, solo conozco cuatro o cinco casos de ciclistas que se casaran con azafatas.

P. ¿Es verdad que el sexo es malo antes de la etapa?

R. Esa era la teoría antes. Estaba mal visto que viniera tu novia a verte a la Vuelta España. Pero con la llegada de los americanos eso cambió. Antes todo eran hombres, ahora ya hay hasta chicas masajistas.

P. Y los ciclistas, ¿por qué no salen del armario?

R. No es un tema del que se hable. Supongo que habrá, pero es un tema de respeto, como la religión.

P. Qué consejo se daría a si mismo si pudiera retroceder a su época de corredor?

R. ¡No salgas tan tarde en Luxemburgo, hombre!

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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