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PURO TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos comedias suculentas

Joaquín Oristrell debuta como dramaturgo con la sorprendente 'Tots fem comèdia', en Barcelona Gerardo Vera dirige y produce 'Maribel y la extraña familia'

Marcos Ordóñez
Lucía Quintana y Markos Marín, en el centro, junto a Alicia Hermida, a la izquierda, y Sonsoles Benedicto, a la derecha.
Lucía Quintana y Markos Marín, en el centro, junto a Alicia Hermida, a la izquierda, y Sonsoles Benedicto, a la derecha.ASÍS AYERBE

1. Joaquín Oristrell ha escrito algunas de las mejores comedias del cine español de los últimos treinta años (tengo a Novios e Inconscientes en lo alto de su palmarés) y ahora ha debutado como dramaturgo y director con Tots fem comèdia (Poliorama) tras 9 maletes, un espectáculo que armó y puso en escena para Mercedes Sampietro la pasada primavera.

En 90 celéricos minutos, Oristrell despliega una sorprendente panoplia de temas y tonos: Tots fem comèdia es un juguete rabioso y (más o menos) autobiográfico, un homenaje al cine cuando más depauperada está la profesión, un viaje en el tiempo, una historia sobre el relevo generacional y un musical de bolsillo en clave progresivamente ácida, con Neil Simon y Wilder como posibles manes tutelares. Trama uno: Bernat Badia (Jordi Bosch) y Rafel Riera (Ferran Rañé) son un director y un guionista que triunfaron en los ochenta. Han escrito su mejor comedia y no logran colocarla porque “ningún productor apuesta por sesentones”, de modo que deciden utilizar a sus hijos, Ada (Nausicaa Bonnin) y Ot (Peter Vives) para que firmen guion y dirección.

‘Tots fem comèdia’ es un juguete rabioso y (más o menos) autobiográfico, un homenaje al cine , un viaje en el tiempo

Trama dos: en sucesivos flashbacks, el relato de la relación Badia-Riera y Gloria, la actriz que tuvo la mala fortuna de enamorarse de ambos, en una especie de versión subvertida de El baile de Neville. Y lo de mala fortuna no es una figura retórica, porque bajo la capa de humor brillante, Badia y Riera se revelan poco a poco como dos bichos, manipulador y obsesivo el primero, ultraneurótico y egoísta el segundo, que unos espléndidos Bosch y Rañé interpretan con algún que otro guiño a Matthau y Lemmon. Nausicaa Bonnin brilla por partida triple: como la hija, como una productora escarpada y como Gloria, arrasadora en su discurso (muy a lo Victoria Abril) de los Goya, tremendo punto de giro de la función y puerta abierta a su sorprendente tercio final.

Peter Vives, con amplia trayectoria en cine y televisión, debuta en escena con gracia y presencia. Joan Vives ha escrito y compuesto (e interpreta al piano) las siete canciones de la función, con letras ingeniosas y melodías elegantes, entre las que destacan el dúo de amor (muy bien cantado por la pareja joven) y la complainte de los hijos (en la que también se lucen Bosch & Rañé), en la línea del Kids de Bye Bye Birdie. Los decorados, originales y eficaces, son filmaciones en 3D y rutilante blanco y negro, a cargo de Daniel Escalé. “Una escenografía que cabe en un pen drive”, como dice Oristrell. Todavía falta, para mi gusto, ajustar algunos efectos (gags, resoluciones de escenas) de la puesta, pero eso es peccata minuta. La función ha sido un éxito en Barcelona que puede crecer en el resto de España. Ah, y estoy seguro de que al señor Wilder le encantaría la frase final.

2. Mihura consideraba Maribel y la extraña familia su pieza más redonda. Si me dan a elegir, yo me quedo con Ninette, que se sostiene en una estructura claustrofóbica y perfecta, pero Maribel es otra delicia, una fábula que Capra hubiera querido firmar. Es ya una obviedad relacionar a doña Matilde y doña Paula con las viejecitas de Arsénico por compasión: es capriano su afecto por los personajes, su optimismo, su humor benevolente y cálido.

El tercer acto, de ecos jardielescos (la casa misteriosa, el suceso fatal, las sospechas de Landrusismo), lo escribió Mihura a la carrera y se nota un poco, pero los otros dos son estupendos, y las situaciones y, sobre todo, los diálogos siguen funcionando de maravilla. Puede que algunos los encuentren un punto ingenuos: a mí me encantan, y también al público que el pasado domingo abarrotaba el Infanta Isabel. Curiosamente, Mihura intentó una especie de versión siniestra del mundo de Maribel en La tetera y perdió al público: no volvió a probar ese tipo de saltos.

Gerardo Vera ha ligado un reparto que sabe interpretar muy bien los tonos y calzar las réplicas de esta partitura

Más de una vez se ha querido actualizar la trama de Maribel y no pita, se deshace entre los dedos. Gerardo Vera no ha caído en esa trampa e incluso ha llevado la historia aún más atrás: en el original transcurría en los sesenta y ahora sucede a finales de los cuarenta. Maribel y sus amigas son chicas Topolino, muy adecuadamente vestidas y peinadas por Alejandro Andújar e Iris Dueñas, y el Oasis Club, donde se conocen los protagonistas, tiene ecos de Pasapoga. También es muy acertada la banda sonora, con Loca por el hot, en la voz de Katia Morlands, y el guiño a lo Andrew Sisters de The Trolley Song.

En Mihura, como en casi todo el teatro de humor español, si tienes el reparto tienes la función. Y Vera ha ligado un reparto que sabe interpretar muy bien los tonos y calzar las réplicas de esa ligerísima pero férrea partitura. Lucía Quintana es una Maribel perfecta en su mezcla de vulgaridad, desconfianza y corazón de oro. Me hubiera gustado un Marcelino un poco más angélico, a lo Manuel Galiana, pero Markos Marín lo lleva a un terreno más realista sin restarle encanto. Encanto por arrobas, por quintales, tiene Alicia Hermida en el rol de doña Paula: está para comérsela. Sonsoles Benedicto es una doña Matilde muy a lo Beulah Bondi.

Le han marcado una cierta ñoñería, que no le conviene, en la escena de Mi ovejita lucera: yo rebajaría un poco eso; todo lo demás me parece impecable. Irene Gutiérrez Caba, María Luisa Ponte y Lali Soldevila, según cuentan las crónicas, dejaron muy alto el pabellón cuando interpretaron a Rufi, Pili y Niní, las tres amigas. A mí me ha gustado muchísimo el trabajo de Elisabet Gelabert (una Rufi que parece modelada sobre la joven Joan Crawford), de Chiqui Fernández (una Pili con un trasluz de Trini Alonso), y de Macarena Sanz, una Niní dulce y aniñada.

Muy bien Abel Vitón en el breve rol de don José, el administrador; un poco joven para el papel, en mi opinión, Javier Lara (que también dobla como presentador del cabaré) como don Luis, el médico. La única pega se la pongo a la escenografía de Andújar: me hubiera gustado que la casa de doña Paula tuviera algo más de relieve y de atmósfera. Muy bien puestas las luces de Gómez Cornejo y óptimas, como siempre, las filmaciones de Álvaro Luna. Espero que Maribel remonte el verano y pueda entrar (o volver) en temporada, porque lo merece.

Tost fem comèdia. Autor y director: Joaquín Oristrell. Intérpretes: Jordi Bosch, Ferran Rañé, Nausicaa Bonnin, Peter Vives. Teatre Poliorama. Barcelona. Hasta el 28 de julio.

Maribel y la extraña familia. De Miguel Mihura. Dirección: Gerardo Vera. Intérpretes: Lucía Quintana, Markos Marín, Alicia Hermida, Sonsoles Benedicto, Elisabet Gelabert, Chiqui Fernández, Macarena Sanz, Abel Vitón y Javier Lara. Teatro Infanta Isabel. Madrid. Desde el 18 de julio y sin fecha de finalización.

Marcos Ordóñez no publicará en Babelia durante el mes de agosto. El próximo artículo aparecerá el 7 de septiembre.

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