Craig Taborn, la música como búsqueda
El pianista estadounidense protagoniza la segunda jornada del Festival de jazz de Vitoria-Gasteiz
Craig Taborn (Minneapolis, 1970), genio y heterodoxo, se presentó ayer en el Teatro Principal de Vitoria a piano solo y sin aditamento electrónico de ningún tipo. Era la gran apuesta de la segunda jornada del 37º Festival de jazz de Vitoria-Gasteiz, que Chick Corea y Paco de Lucía cerrarán el próximo sábado.
Es un interprete que, como Johnny Carter en el cuento de Cortázar, “toca hoy la música de mañana”. Para el pianista, no hay desafío mejor, ni más estimulante. “Improvisar es un edificio en construcción, trabajas con materiales que vas a usar en el futuro. No hay nada definido, ni que pueda considerarse terminado. Es lo más parecido a un triple salto mortal sin red: se trata de ver hasta dónde puedo ir y si soy capaz de llegar a algo interesante o me voy a estrellar. A veces ocurre, otras no”.
Chants trio es su último disco para el sello ECM. “Documenta un instante en un camino de años junto a mi trío. Supongo que podría definirme como un artista ecléctico”. Acaso la flor del secreto de su música se esconda en la mezcla de estilos que constituye su dieta sonora diaria. Por algo se define como un “adicto al iPod”. “Pasar de Benny Carter a Brahms y un grupo de pop indie noruego permite establecer conexiones muy inspiradoras. Por ejemplo, yo veo una conexión obvia entre el metal contemporáneo y la música clásica contemporánea, y entre la música clásica y algún tipo de jazz. Eso me llama más la atención que el hecho obvio de que estos géneros suenan diferentes”.
Para algunos, Craig Taborn a duras penas sería un músico de jazz. “No sé si lo soy, aunque vengo del jazz, y mis nutrientes proceden de ahí; sin embargo puede que, bajo mi perspectiva, esa palabra signifique otra cosa distinta a lo habitual. Para mí es una forma de hacer y escuchar; un método y no un resultado. Si buscas, no vas a encontrar referencias obvias al jazz en mi música. Sin embargo, que algo no sea obvio no significa que no exista”.
Jazzista o no, Taborn suscribe a pies juntillas la frase de Duke Ellington: para él, “no significa nada si no tiene swing”. “El swing es una actitud; se tiene o no se tiene. Hay gente que swingea incluso cuando anda y otros que, por mucho que lo intenten, no lo tienen. Para mí, la música de Roscoe Mitchell o Cecil Taylor tiene swing. Cuando tocaba con Carl Craig teníamos dos programas diferentes para América o Europa. En Detroit la gente baila sin que tengas que hacer nada para arrastrarla a la pista, pero en Ámsterdam, a la que te descuidas, está el personal sentado”.
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