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El ‘funk’ que llegó de Uruguay

Julieta Rada continúa la estirpe musical de su padre, el cantautor Rubén 'El negro' Rada La joven cantante presenta 'Afrozen', su primer disco, en España

La cantante uruguaya Julieta Rada en la plaza madrileña de Santo Domingo.
La cantante uruguaya Julieta Rada en la plaza madrileña de Santo Domingo.Santi Burgos

Las calles de Madrid le son ajenas pero ella pisa con seguridad. A sus casi 23 años, Julieta Rada visita por primera vez la capital para presentar Afrozen (LQF Music), su primer álbum, con el que ha dado oficialmente el salto a Europa. Un año después de su publicación en Uruguay, Julieta Rada (Buenos Aires, 1990) acerca al público del otro lado del charco 12 temas repletos de un funk vibrante, escondidos detrás de un título misterioso. “Viene de la cantidad de música negra —candombe, funk y soul— que contiene el disco y, la parte zen. Es un juego interno, porque Nicolás [Ibarburu, su pareja musical y sentimental] dice que soy una persona muy tranquila”, explica con parsimonia la cantante.

Fiel amante del soul, el funk y el pop, Julieta Rada se desmarca de la música tradicional latinoamericana para apostar por un carácter más cercano al estadounidense a través de sus enérgicas guitarras al estilo Jamiroquai, el excitante ritmo de la percusión y la intensidad de una voz similar a la de la puertorriqueña Jennifer López. Entre sus influencias, confiesa, se encuentra la mezcla entre las voces de Eduardo Mateo y Jaime Roos con las de Stevie Wonder, James Brown o, incluso, de los Beatles. "Con mis hermanos siempre escuchábamos música de Estados Unidos. Somos enfermos de Michael Jackson. Básicamente me gusta el pop, lo que yo llamo un pop negro", dice con una sonrisa la artista de tez morena y pelo fosco. Con esas armas, Julieta tomará el escenario del madrileño Café Berlín hoy y mañana.

Dentro de su primer disco, la joven cantante ha trabajado codo con codo con su inseparable pareja Nicolás Ibarburu, y a ellos se han sumado Dante Spinetta y su rap y el compositor Hugo Fattoruso. Sin embargo, existe una aportación más importante, la de su padre Rubén El Negro Rada. “La canción Flecha verde es suya. Le gustaba mucho la imagen de Robin Hood, la crítica hacia la gente con mucho dinero y protesta por quien no tiene”, transmite la pequeña de los Rada. “Está escrita en los años 70 y 80, en una época de dictadura militar y habla sobre el control imperialista de fuera”, añade Ibarburu.

Nacida y crecida en el seno de una familia que respira música por todos los poros, la artista considera natural su tránsito hacia la profesionalidad, que comenzó a los 16 años con clases de canto. "Me dí cuenta de que quería cantar y bailar desde siempre. Mi papá me animó a grabar un disco, pero no como obligación, sino como algo que estaría bueno". Pero el camino para Julieta no ha sido el mismo que para otros artistas al tener la suerte de codearse desde niña con lo mejor de la escena musical uruguaya. Por eso, reconoce, la figura de su padre le ha allanado el terreno. “Me ayudó mucho ser hija de Rada. Me abrió millones de puertas. Él es muy querido y respetado allá”.

Despreocupada por el qué dirán y la presión por ser hija de un clásico de la música uruguaya —tema que la conduce al hastío—, admite encontrarse aún en proceso de construcción, visible en alguna de sus letras: “Sigo buscando un camino, en este disco no encontré todo. He crecido pero el segundo disco me tiene que hacer crecer mucho más”. Pero ese trabajo no llegará hasta abril de 2014, aunque la cantante ofrece un adelanto: “Nunca saldré de esa línea negra. Siempre mantendré ese color”.

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