El encanto de la imperfección
'Gente abollada' se despide de la sala Triángulo entre el drama y la risa de personajes agónicos
Un puñado de sillas negras, un diván blanco impoluto y cinco actores. Eso es todo lo que la compañía Funfanfurria necesita para dar vida a su Gente abollada, una obra que se representará hoy por última vez en la Sala Triángulo y que se sumerge en el dolor y desesperación de tres personajes que se conocen en la consulta del psicoanalista. Consumidos por pequeños problemas que viven con un intenso dolor, la función trata de buscarle un toque de humor a los dramas personales de los protagonistas.
Inspirada en la canción con el mismo nombre del gurpo de indie español Surfing bichos, Gustavo Gonzalo (Soria, 1971) escribió el guion poco antes del estallido de la crisis en 2007. En aquel momento el autor y director trató de reflejar lo que para él era una sociedad inmadura, donde las minucias nos impedían ser felices. "Veía una población infantilizada con preocupaciones nimias. Un país opulento sin un gran bienestar, donde los detalles, como dicen los psicólogos, no nos dejan estar contentos. Nos quejábamos de todo". Dicha mentalidad queda plasmada en los agónicos Gregorio -un hombre que se refugia de un mundo al que no sabe enfrentarse en el limpio universo de la cocina de autor-, Laura -una madre acomplejada por una hija superdotada- y Adriana -una especie de gótica con tendencia al sufrimiento físico que sueña con caer en el coma-, que crecen en el transcurso de cerca de hora y media.
La puesta en escena se caracteriza por un juego de luces, el protagonismo del texto y un atrezzo minimalista. "Apostamos por la desnudez. Lo más importante es la interpretación y si la escenografía fuese más grande se miraría eso, en vez de lo que sucede en escena. Y eso que en esta es un derroche de medios", defiende descartando la falta de medios. De esta manera, el guion destaca doblemente, ya que se construye a partir de un vocabulario tremendamente formal, lo que en ocasiones beneficia a personajes como el prudente Gregorio. "Sirve para diferenciarles. No son gente normal ni tienen inquietudes que les pueda situar con los demás. Ellos no hablarían de fútbol en un bar, hablarían de Antony and the Johnsons", revela su creador.
La tragicomedia con una generosa banda sonora es fruto del colectivo fundado en 2001 por Gonzalo y la también actriz Sara Nieto -Laura. Para este proyecto que ha sido posible gracias al dinero aportado a través del crowdfunding, se han sumado la experiencia de Celia Bermejo -la psicoanalista- y el estilo de María de Miguel -Adriana- y Francesca Sorrentino -un ángel de la guarda que guía a los personajes en su caos.
Gente abollada se enmarca dentro de la rica oferta de las salas alternativas de Madrid y el emergente fenómeno conocido como microteatro. Para Gonzalo las artes escénicas experimentan un buen momento a pesar de encontrar aún dificultades para atraer a la cantidad de público deseada. "Es un tipo de teatro más cecano a la gente y tal vez ese incremento tenga que ver también con la caída del cine, pero no podemos competir con la publicidad Teatro Español, por ejemplo", lamenta el artista. Más allá de si existen suficientes expectadores para una oferta tan amplia, el director de la función critica que algunas de estas salas terminen por hacer el mismo tipo de obras que los teatros. "Tienden a buscar referentes mediáticos, personajes conocidos, y repetir lo que pasa en circuitos más grandes", concluye.
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