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Obras maestras por entregas

El festival 'SOS 4.8 Voces' debate hoy y mañana en Murcia sobre las series televisivas Uno de los aspectos analizados es su relación con el cine El crítico de cine de EL PAÏS Jordi Costa es el comisario del evento

Tommaso Koch
Un fotograma de 'Juego de tronos'.
Un fotograma de 'Juego de tronos'.

De alguna manera fue profético. "¿Por qué te cuesta tanto creer?", le decía el hombre de fe John Locke al escéptico Jack Shephard en el arranque de la segunda temporada de Perdidos. Era 2005, los supervivientes del vuelo Oceanic 815 empezaban a conocer la peculiar isla en la que su avión se había estrellado y millones de aficionados seguían hechizados sus aventuras. Pero, tras años de adicción y misterios, el cierre de la historia en 2010 dejó a los seguidores partidos en dos: los satisfechos y los que, como Shephard, no se lo creían. “Me sentí frustrado con el final, pero más tarde algunos hemos llegado a una especie de aceptación casi religiosa”, asegura Jordi Costa, fan de primera hora de Perdidos. De ella y de muchísimas más series (y películas) hablará el crítico de cine de EL PAÍS junto con varios invitados en el ciclo de conferencias Voces, del que es el comisario y que se celebra hoy y mañana en Murcia, en el marco del festival SOS 4.8.

¿Son las series la mejor forma de expresión del ser humano contemporáneo? ¿Han superado el nivel del cine? ¿Tiene sentido esta comparación? Para contestar a estar preguntas / provocaciones el evento cuenta con huéspedes que van del guionista y profesor universitario Fernando de Felipe Allué al crítico Adrián Martín, del director Nacho Vigalondo al escritor Jorge Carrión, autor del ensayo Teleshakespeare.

De ciencia ficción en el siglo XXI hablarán en concreto los últimos dos. “Perdidos, Fringe y Galáctica”, escoge sin dudar Carrión las mejores tres series del género. Y pocas dudas parece haber también, más en general, en cuanto a las obras maestras de la ficción televisiva. The wire y Los Soprano salen al principio de la práctica totalidad de las conversaciones sobre el asunto.Es la primera vez que en la historia del arte un canon de calidad se ha hecho por parte de los espectadores. Aunque es un fenómeno que está en marcha. Mad men, por ejemplo, podría entrar o no en ese Olimpo. Y también es verdad que una vez que te sales de las tres o cuatro series indiscutibles, se abre un debate mucho más amplio”, asegura Carrión.

De hecho, Costa tiene algunos peros incluso sobre los intocables de HBO (emisora de The wire, Los Soprano, A dos metros bajo tierra y Hermanos de sangre, entre otras): “Es verdad que hay cierto consenso y que han creado un modelo exitoso. Pero a la vez que sus discursos adultos y su complejidad también contribuye al triunfo un uso espectacular de sexo, tacos y violencia”. Algo así como la fórmula de Juego de Tronos, la más reciente gallina de los huevos de oro de HBO.

Sea como fuere, lo cierto es que desde hace años las series –las buenas, claro- ocupan un lugar privilegiado, tanto en los debates sobre la cultura contemporánea, como en las charlas en un bar. “Personajes como Toni Soprano, Don Draper o Dexter representan el espíritu de una época en la que estamos perdidos: son hombres con una doble vida que intentan tapar el agujero entre sus dos existencias. La mitología que compartimos es más la de las series televisivas que la del cine”, asegura Costa.

Lo que no significa, por otro lado, que un formato sea mejor que otro. Simplemente, coinciden tanto Costa como Carrión, son “distintos”. “A los cinéfilos nos fascina el estilo, la forma de las películas. En las series, en cambio, se pone más acento en el relato”, defiende el crítico. Y el escritor cree que “las series son más poderosas en lo que respecta a la profundidad psicológica de los personajes. Pero un filme puede ser más fuerte en términos artísticos y de autoría”.

También hay, obviamente, diferencias de intensidad. Un filme “se agota en sí mismo”, sostiene Carrión. Mientras que, antes de que una serie llegue a su final, suelen pasar años. Seis, por ejemplo, tuvieron que transcurrir entre el aplaudido comienzo y el tan criticado final de Perdidos. Los guionistas de la serie juraron una y otra vez que todo estaba previsto desde 2004 y que ya tenían el cierre escrito. Pero eso no se lo creería ni John Locke.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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