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OBITUARIO

Pascual Blanco, pintor apasionado por Goya

El artista zaragozano recibió el premio Aragón Goya de grabado en 1998

Pascual Blanco.
Pascual Blanco.N. SOLER (PERIÓDICO DE ARAGÓN)

Pascual Blanco Piquero (Zaragoza, 1943), grabador, pintor, premio Aragón Goya 1998, y miembro fundador en Zaragoza del grupo Azuda 40, falleció el pasado domingo de un infarto. Blanco fue un hombre excepcional, comprometido social y políticamente. Apegado a Goya, acababa de regresar el viernes de Burdeos y estuvo el sábado en Fuendetodos, localidad natal del pintor, donde se conmemoraba el 267º aniversario de su nacimiento, y en un día en que José Beulas donaba sus grabados.

Joaquín Gimeno, alcalde la localidad, le recuerda como un incondicional, que su pasión por Goya y el grabado. “Hizo de él un colaborador pionero y entusiasta desde el año 95, porque fue esencial en la puesta en marcha del taller de grabado que hoy es ya museo”. Gimeno hablaba de la charla del sábado cuando le dijo “vienes de Burdeos donde murió Goya y llegas aquí donde nació’. Él murió de pronto el domingo”, lamentaba.

Catedrático de Artes Plásticas y Diseño y Dibujo, en la Escuela de Artes de Zaragoza, de la que fue director; Académico de Número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza, Blanco fue uno de los nombres fundamentales a la hora de investigar en la evolución del grabado. Muy comprometido desde los setenta con la denuncia de la represión social y política, repetía que se sentía a la vez artista y hombre comprometido. Para él la pintura era una apuesta de vida. Hizo de la honestidad su bandera y de la enseñanza su pasión.

Se formó con los mejores: Luis Berdejo y Alejandro Cañada o el escultor Félix Burriel. Luego marchó a la Escuela Superior de Bellas Artes Sant Jordi de Barcelona, donde se licenció en Bellas Artes. Barcelona fue el semillero, la obra de Antoni Tàpies, Cuixart o Guinovart, y a Blanco le marcaron y le abrieron nuevas oportunidades de reflexión. Señaló la represión sexual y la política en sus pinturas. Expuso en España, Francia e Italia. Sombra del paraíso, Imágenes para el recuerdo son algunas de sus exposiciones más celebradas. En 2011 se pudo ver Viaje al Parnaso (Cántico corporal), descrita como “un museo-libro elaborado por un arquitecto —tan visceral como sereno— del aire, del pensamiento, del sentimiento, de la memoria y del deseo”.

En los setenta estuvo muy comprometido contra la represión

Natalio Bayo, miembro como él del grupo Azuda 40, un grupo de ocho pintores animados por el historiador y critico de arte Federico Torralba, destacaba de Blanco que “era un trabajador constante, meticuloso y perfeccionista, trabajaba y trabajaba hasta lograr lo que buscaba”. Y buscó, siempre en sintonía con su tiempo, en cada momento.

El propio Blanco definía su trayectoria en cinco etapas: la primera (hasta el 69), la de la abstracción en general; la segunda (1970-1976) la de la figuración, el compromiso social y la lucha contra la represión; la tercera, la de la figuración opresiva, es el tiempo de sus figuras reprimidas entre vegetación carnosa. Con la cuarta llega la figuración poética. La quinta (desde 1993) es la de la síntesis en la abstracción y la figuración poética.

Cuando se le concedió el premio Aragón Goya se argumentó que se le daba por “la concepción moderna del grabado, ya desprendido de su función histórica, es la que ha conducido a Pascual Blanco a utilizarlos como un banco de pruebas en su investigación artística”. Blanco expuso en Fuendetodos donde quedan sus grabados, junto a los de Goya, Lahoz o Saura entre otros.

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