El eterno viaje por el mundo de Maïa Vidal
Esta cantante de folk-pop, con sangre francesa, alemana y japonesa, ha recorrido medio planeta. Te invitamos a descubrir su mundo
Maïa Vidal tiene sangre francesa, alemana y japonesa, se crió en Estados Unidos, ha pasado temporadas en California, Nueva York y Montreal, graba para un sello especializado en música étnica de Bruselas y hace pocos años lo que le gustaba era el punk. Su música, igual que su recorrido vital, es un crisol de sonidos e influencias en el que todo tiene cabida.
Desde hace años reside en Barcelona, donde ha grabado su segundo disco, Spaces. Para reproducir este pop-folk de ensueño, Maïa Vidal recurre a una colección de juguetes e instrumentos como violín, xilófono, trompetas, autoharpa…
Su música está tan cerca de otras eminencias nacidas del folk como Cocorosie o Joanna Newsom como del mundo onírico de Pascal Comelade. Pero también resuenan ecos de la chanson e, incluso, de las atmósferas cinematográficas de Ólafur Arnalds o del Yann Tiersen más naíf.
No siempre fue así. Pese a haber recorrido medio mundo y tener 25 años recién cumplidos, a Maïa Vidal le ha dado tiempo a comandar su propia banda de punk en Nueva York, en la que daba salida a su admiración hacia los californianos Rancid. En efecto, de entrada puede parecer la opción más opuesta al folk cosmopolita y animista de esta joven. Aun con todo, en proyectos anteriores consiguió trasladar a su universo particular la urgencia de las canciones firmadas por Tim Armstrong.
Su nuevo disco, en el que aparece Space, la canción que te presentamos, saldrá esta primavera. Será una nueva parada en un viaje que empezó hace años.
Babelia
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