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LOS VÍDEOS DE LA SEMANA

Los políticos secuestran el micrófono

Con motivo del fallecimiento de Hugo Chávez, habitual 'show man', recordamos los momentos más creativos de diversos líderes políticos

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, canta rancheras en Caracas tocado con un sombrero mexicano, en una imagen de 2007.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, canta rancheras en Caracas tocado con un sombrero mexicano, en una imagen de 2007.REUTERS

Desde que el martes pasado el vicepresidente venezolano Nicolás Maduro anunciara compungido la muerte del comandante y líder Hugo Chávez, el grito de sus seguidores retumba en todo el globo: "Chávez vive, la lucha sigue". En Los vídeos de la semana rendimos particular tributo al líder bolivariano recordando su vis artística.

En la selección audiovisual que sigue, recordamos también que el manejo milimetrado de los tiempos políticos no solo fue cosa del presidente venezolano. Muchos otros líderes se han hecho con el micro, no solo para difundir sus soflamas políticas.

Chávez sigue siendo el rey

Tal vez el número 1 lo consiga la particular interpretación que Hugo Chávez hizo de la ranchera mexicana Pero sigo siendo el rey. Chávez organizó una concentración antifoxista en Caracas y ante miles de simpatizantes, con mariachis mexicanos, cantó la canción que popularizó Vicente Fernández. En este vídeo, además se repasan el resto de actuaciones del presidente venezolano: reggaeton, himnos a la patria, folclore, boleros,... Así cantaba Hugo Chávez Frías.

La banda revelación latinoamericana

Ocurrió en el Foro Social Mundial de 2009 en Belem, Brasil. Chávez era su líder carismático, el front man que todo supergrupo de líderes políticos querría tener. Pero ese día nacieron los Travelling Wilburys de la izquierda latinoamericana, la primera boy band bolivariana. Morales, Chávez, Lugo & Correa. Y la elección, no podía ser de otra manera, Hasta siempre, comandante. Con este homenaje al Che, Rafael Correa, a la sazón presidente de Ecuador, confirma que tiene futuro más allá de la política: sirva como ejemplo, además, esta notable adaptación de Y nos dieron las diez de Joaquín Sabina.

La elegancia raphaelesca de Putin

Serio, concentrado, elgante. El presidente ruso Vladimir Putin se acerca al piano e interpreta una versión de Blueberry hill.  Tras el sol, se pone de pie y como si fuera Raphael, introduce su mano en el bolsillo del traje y comienza cantar. Era el año 2010 y Putin abandonó sus labores políticas para recaudar dinero para los niños en San Petersburgo. Entre los asistentes, los actores -algo sorprendidos a tenor de sus caras- Monica Bellucci y Vincent Cassel, más entregados Kevin Costner, Gerard Depardieu y Sharon Stone, que no dudan en bailar al ritmo de Putin.

Colin Powell, el general que imita a los Village People

Año 2004. El mundo está pendiente de la intervención de Estados Unidos en Iraq. Mientras tanto, algunos de los hombres más poderosos del mundo se relajan tras una protocolaria cumbre sobre seguridad en Indonesia. El entonces secretario de Estado de la Administración de Bush, se disfraza de uno de los Village People junto a otros cinco oficiales del ejército para reivindicar el clásico del disco YMCA. Pero no fue el único en subirse al escenario esa noche: el ministro de Exteriores ruso se atrevió con Yellow submarine. La vida del político es dura y tienen derecho a sus momentos de esparcimiento. Hoy, Colin Powell está retirado, aunque de vez en cuando amenaza con volver a la música: la última vez, hace unos meses, cuando se atrevió con Call me maybe.

Obama, el soul man

Al lado de todos los anteriores, Obama es la superestrella, el profesional. Ha compartido escenario con Mick Jagger y B.B. King, Bruce Springsteen ha tocado para él y se ha atrevido con canciones de Aretha Franklin. No es Sam Cooke, pero es el político con más groove del planeta. Su mayor éxito, esta revisión de Let's stay together de Al Green, uno de los clásicos más seductores de la historia del soul. Algo inimaginable en España: su equivalente sería, más o menos, Rajoy cantando Bailar pegados. Efectivamente, no es lo mismo.

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