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Cuando la electrónica era pasarlo bien

bRUNA graba un mix basado en la música de baile aparecida entre 1988 y 1992, su educación sentimental El productor acaba de lanzar 'Thence', su segundo álbum

Daniel Verdú
Carles Guajardo (bRuna).
Carles Guajardo (bRuna).Inma Varandela

El origen sonoro de todo el proyecto cabía el walkman que escuchaba de camino al colegio. Con ocho o nueve años, Carles Guajardo (Barcelona, 1981) grababa los programas del mítico Toni Peret (It’s your time) y los escuchaba hasta gastarlos. Una educación sentimental construida a base de house y acid house de finales de los ochenta y principios de los noventa. Y algún que otro Max Mix, para qué ocultarlo. Justo el estricto periodo que ha elegido bRUNA para confeccionar este vertiginoso mix exclusivo que ha grabado para EL PAÍS (17 temas en 30 minutos, ahí es nada). Fíjense bien en las fechas de edición del material seleccionado: del 88 al 92. Ni un año más. “Esa fue la época clave para mí. El descubrimiento con Todd Terry (uno de los padres del house) y compañía hasta llegara eso que se empezó a llamar máquina, que se aceleró y perdió profundidad. Entonces me dejó de interesar”. Una época en que la música electrónica se hacía de forma más espontánea, fresca y divertida. Justamente lo que ha querido reivindicar con su segundo álbum, el magnífico Thence (Spa.RK, 2013).

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Porque a Guajardo, aunque sigue trabajando como abogado laboralista “más de 40 horas a la semana” (y hoy con tanto ERE y conflicto no crean que es fácil), el éxito le llegó en 2009 con It matters to me to see you smiling, su primer trabajo. Pero cuando se puso a trabajar en el segundo, la presión que comenzó a infligirse le hizo confundir el camino. “No iba a ningún lado y me estaba aburriendo mucho. Borré todas las pistas y volví a empezar. Llevaba 7 u 8 meses con un disco casi cerrado que no me decía nada. Cambié ritmos, sonidos… Buscaba pasármelo bien, volver a disfrutar en el estudio. Me di cuenta que había llegado a todo lo que había soñado desde pequeño (tener platos, sintetizadores, pinchar por ahí...) y me estaba obsesionando por el simple hecho de tener esa presión de reinventarme. Dejé de preocuparme y decidí pasármelo bien. Recuperé la ilusión que tenía cuando era pequeño”. ¿Cómo? “Siempre he intentado que fuera algo muy espontáneo. Conecto los aparatos, empiezo a improvisar y sobre eso trabajo. Sin un rumbo fijo nunca. La propia música te va llevando.”

bRUNA

Tracklisting
  1. Black Riot - A Day In The Life (Club Mix) [Fourth Floor Records, 1988]
  2. Inner City - Big Fun (Magic Juan Mix) [10 Records, 1988]
  3. Bam Bam - Give It To Me (Radio / Club Mix) [Westbrook Records, 1988]
  4. Amnesia - Ibiza (European Acid Mix) [Indisc, 1988]
  5. Jungle Brothers - I'll House You (Club Mix) [Idlers, 1988]
  6. Kraze - The Party (Club Mix) [Big Beat, 1988]
  7. Hithouse - Jack To The Sound Of The Underground (Party Mix) [Beat Box, 1989]
  8. Betty Boo - Doin' The Do [Rhythm King Records, 1990]
  9. Guru Josh - Infinity [Deconstruction, 1990]
  10. Cubic 22 - Night In Motion [Big Time International, 1991]
  11. Antico - We Need Freedom (Twilight Zone) [B.D.A., 1991]
  12. Megabeat - Es Imposible, No Puede Ser [Neotronik Records, 1991]
  13. R.A.F. - We Gonna Get (Extended Mix) [GFB Records, 1991]
  14. Bizarre Inc. - Playing With Knives (Quadrant Mix) [Vinyl Solution, 1991]
  15. Moby - Go (Woodtick Mix) [Outer Rhythm, 1991]
  16. The Justified Ancients Of Mu Mu - It's Grim Up North [KLF Communications, 1991]
  17. The Age Of Love - The Age Of Love (Watch Out For Stella Club Mix) [React, 1992]

Y a este luminoso artefacto, plagado de referencias a la época en la que descubrió la música, le llamó Thence. ¿Por qué? Pues primero porque el adverbio inglés significa “desde allí”, un claro homenaje a aquellos orígenes, a la manera en cómo iba a afrontar el trabajo. Una sugestión del recuerdo, en suma. Pero también a un juego de palabras con “dance” (por el espíritu de baile que contiene) y “dens”, que en catalán significa denso y es una de las características de su manera de producir. Muy artesanal también. Sintetizador, teclado, sampler y caja de ritmos. La misma, por cierto, que le regalaron con 11 años después de descubrir el cacharro en las clases de gimnasia del colegio, donde el profesor la utilizaba para marcar los tiempos de carrera. “Y no veas lo que la he usado”. Tanto como el primer teclado Yamaha con sampler que le regalaron los reyes y que todavía suena en su música.

Conviene saber que bRUNA es alguien breve. Su nuevo álbum dura 38 minutos, solo 10 más que el anterior. “No creo en los trabajos excesivamente largos. No me gustan los discos que van más allá de 40 minutos. El cerebro está preparado para retener la atención en algo más o menos ese tiempo. Pero mis discos favoritos no suelen pasar de media hora: los de Pixies por ejemplo. Son canciones muy breves, intensas y cortas. Y esa sensación de que han pasado muchas cosas es un recurso adictivo. Se ha acabado convirtiendo en una firma”. Una firma que le colocará por séptimo año en el Sónar de Barcelona, donde acude siempre con sesiones preparadísimas.

Porque bRUNA, igual que ha hecho con este mix, no se pone delante del público a improvisar. Todo la mitología en torno a esa misteriosa psicología del dj para pulsar el estado de ánimo de la pista de baile y actuar en consecuencia le parece un cuento chino. “Quizá es por mi trabajo de día, pero tengo un sentido de la responsabilidad muy grande. No entiendo que te llamen de un festival, te contraten, te lleven y te traigan, con el coste que eso supone para ellos, y no te prepares las cosas. Hay gente que ve esa improvisación como parte de la psicología del dj. Relativamente. Estoy cansado de ver gente que hace lo que le da la gana sin prepararse nada y cobran unas millonadas de infarto. Nos están tomando el pelo a base de bien. Es una excusa en la que muchos se han amparado, y me parece un poco ofensivo”.

De algún modo, bRUNA (es el nombre de una perra que tuvo) pertenece a una generación de productores de Barcelona que creado una incipiente escena en los últimos años. Evidentemente, al calor del éxito internacional de John Talabot y de su sello Hivern. Pero también con el buen hacer de etiquetas como Spa.RK, donde publica Guajardo. “Me encantaría que se consolidara por fin una escena en Barcelona, pero le falta un largo camino. El nivel de producción ha subido mucho. Cada vez se hace más y mejor música. Y los programadores también lo están apreciando”. Como al mismo bRUNA le sucedió antes de resetear las máquinas, esperemos que con tanta atención que recibe no se vuelva demasiado seria y pierda espontaneidad.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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