Señorías, un respeto
“Los toros son peligrosos”, dice la madrastra, a lo que Blancanieves responde: “Solo hay uno que me da miedo: Mon-Toro”. La reacción del aludido ministro de Hacienda no se hizo esperar
“Los toros son peligrosos”, dice la madrastra, a lo que Blancanieves responde: “Solo hay uno que me da miedo: Mon-Toro”. Lógicamente el público rió esta ocurrencia de Eva Hache y sus guionistas en la parodia de la película que luego ganaría los premios gordos de los Goya. La reacción del aludido ministro de Hacienda no se hizo esperar y en pleno Parlamento soltó una acusación disparatada, y grave por deliberadamente ambigua: “Alguno de nuestros famosos actores no pagan impuestos en España... eso es lo que está pasando. El día que paguen, las bases imponibles serán más amplias y la recaudación corrigiendo el déficit público podrá bajar en nuestro país”. ¿Quiénes son esos famosos actores? ¿Por qué no se les condena si hacen algo ilegal? ¿Podrían acogerse a la misma amnistía con que Montoro ha lavado la cara y los bolsillos de esos defraudadores que además nos hacen la peineta a los ciudadanos?
Envalentonado por estas declaraciones de Montoro, el alcalde de Valladolid, que además es presidente de uno de los festivales cinematográficos importantes de España, en lugar de responder a preguntas sobre los problemas de la ciudad que le concierne, arremetió en rueda de prensa contra los ganadores de los Goya que habían hecho críticas al Gobierno, contra “esas personas que salen con trajes de Armani y que han estado durante años vendiendo hipotecas en las televisiones y ahora se suman a los pobres desahuciados”, o contra “los artistas que se muestran muy solidarios con los saharauis o son muy propalestinos y cuando su mujer va a parir alquilan una planta entera de uno de los hospitales más caros y de mayor calidad de Estados Unidos, el Mont Sinaí, que es judío”.
Señoras y señores, esto es una burla, mucho más que un cachondeo. No es de recibo que todo un ministro, que debía ser respetable y respetuoso, salga a responsabilizar a “alguno de nuestros famosos actores” del déficit público del país. Porque cabe suponer que hablaba en serio y no irritado por la broma de los Goya. Para la mayoría de nuestros gestores públicos el cine español se ha convertido en una especie de guiñol al que se le pueden tirar pelotas impunemente, contra el que todo vale… Solo cabrea cuando alguno de sus miembros protesta contra las decisiones de los gobernantes. Pero la realidad es mucho más grave, como apuntaba Iñaki Gabilondo en su blog de EL PAIS: nos han perdido el respeto a los ciudadanos.
Babelia
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