Justin Timberlake reclama su trono
Tras seis años de silencio, el cantante y actor presentó algunos temas de su nuevo trabajo, 'The 20/20 Experience', en un concierto sorpresa en Londres
Han pasado seis años desde que Justin Timberlake se retiró de los escenarios. Y muchas cosas han cambiado durante este largo intervalo. La economía mundial se ha ido al garete, la industria musical se desmorona y Michael Jackson ya no está entre los vivos. La reaparición de Timberlake, con nuevo disco y una gira junto a Jay-Z, ha sido recibida como una aparición mesiánica. Como la oportunidad para que el artista estadounidense salve el mainstream musical y se siente de una vez por todas en el desocupado trono de rey del pop.
Por el momento él prefiere tomárselo con calma. Como calentamiento para la publicación del álbum The 20/20 Experience programada para el 18 de marzo, está organizando una serie de conciertos sorpresa. Después de Los Angeles y Nueva Orleans le tocó el turno a Londres. Las entradas se pusieron a la venta en su web oficial y se agotaron en poco más de un minuto.
Anoche en el Forum circulaba la electricidad que precede a un acontecimiento. Los fans de JT se mezclaban con Tom Jones, Justin Bieber y otras caras del famoseo británico. Sobre las 11 de la noche tras una su intervención en unos insulsos premios Brit que tuvieron como triunfadores a Emeli Sandé y Mumford & Sons, Timberlake salió a escena con una guitarra acústica. Sonaron los primeros compases de Like I Love You, de su primer trabajo Justified y en el auditorio se desató la euforia.
Timberlake se empeñó en demostrar que a los 32 años no ha perdido ni una gota de soltura. Acompañado de una banda con dos percusionistas y sección de viento abrió con una concatenación tersa y magra de varios de sus éxitos. Entre ellos brilló una guitarrera Cry Me A River, una canción sobre su ruptura con su primera novia Britney Spears.
Vestido con un esmoquin de Tom Ford y la pajarita deshecha se contoneó con maestría, presumió de falsete, se sentó al piano, atacó versiones de INXS (Need you Tonight) y su idolatrado Michael Jackson (una descocada Shake Your Body) y se quedó con la audiencia: "¿Visteis mi actuación en los Brits? Ah, que vosotros estabais aquí. ¡Pues que les jodan a los premios!”
Es significativo que el cantante y actor no abriese con ninguno de los cortes de su nuevo álbum. Dejó Suit & Tie y Mirrors para momentos de tránsito, pidiendo permiso al público con un “si no os importa, tocaremos algo nuevo” y su mujer Jessica Biel animando aplicada desde la platea. El concierto terminó a la una de la madrugada, un horario intempestivo para un miércoles en la capital británica. Los que decidieron quedarse hasta el final –y perder el último metro– fueron obsequiados con SexyBack como cierre. El expresentador del Mickey Mouse Club sacó su faceta más provocadora y entre vaivenes de cadera llegó a desabrocharse la bragueta.
A pesar de las grandes expectativas que penden sobre The 20/20 Experience, se perfila como un disco sin vocación renovadora. Radicalmente diferente al aclamado FutureSex/LoveSounds (2006) que hizo de Timberlake ese cantante pop que aquellos melómanos preocupados por mantener la ortodoxia de sus gustos no se avergüenzan en citar. Su primer single Suit & Tie, producido por Jay-Z y Timbaland y con un video dirigido por el cineasta David Fincher bebe del r’n’b bien bruñido y zalamero tan popular en los años 90. Timberland ha declarado que en cada disco asume un nuevo personaje. Y si en FutureSex/LoveSounds era un donjuán del futuro, en su tercer trabajo en solitario muta en un crooner que visita la habitación sin ventilar de un coleccionista de parafernalia Rat Pack.
Durante su retiro de la música, el exintegrante de NSync se ha mantenido ocupado. Como un artista del renacimiento en versión contemporánea ha actuado (dignamente) en cine de calidad como La Red Social y en bodrios como Amigos con derecho a roce. Además ha diseñado campos de golf ecológicos, firmado una línea para el hogar y como inversor de Myspace ha participado en el relanzamiento de esta red social.
Con todas estas ocupaciones a Justin Timberland quizás le falte ímpetu para salvar el pop. Pero su mera presencia pone el listón más alto.
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