_
_
_
_
OBITUARIO

Tony Sheridan, el precoz maestro de los Beatles

El cantante usó a los músicos de Liverpool para sus primeras grabaciones en Hamburgo

Diego A. Manrique
Imagen promocional de Tony Sheridan, en 1978.
Imagen promocional de Tony Sheridan, en 1978.

En 1960, cuando los jóvenes Beatles llegaron a Hamburgo, se quedaron boquiabiertos. La ciudad portuaria había sido bombardeada con mayor dureza que su propia Liverpool pero ya se había recuperado; gozaba de un alto nivel de vida que justificaba, por ejemplo, que se contrataran a conjuntos beat británicos para animar St. Pauli, el barrio chino. En Hamburgo conocieron a un cantante de Norfolk, Tony Sheridan, cuyo nombre se ha unido indeleblemente al de los Beatles, por posibilitar sus primeras grabaciones comerciales; anteriormente, también en Hamburgo, registraron una versión de Summertime.

Tony Sheridan, que falleció el sábado 16 de febrero en Hamburgo, también podía dar testimonio del genuino amor que los nativos conservaron por aquellos apóstoles del rock and roll. La carrera profesional de Sheridan, que murió con 72 años, se desarrolló esencialmente en Alemania, donde actuó regularmente, grabó discos y tuvo programas de radio.

Inicialmente, la relación de Sheridan con los Beatles fue de maestro y alumnos. Tony había girado por el Reino Unido con Gene Vincent y Eddie Cochran, aprendiendo trucos de los rockeros estadounidenses. Trucos musicales y visuales: tanto John Lennon como otros guitarristas de Liverpool solían imitar la colocación del instrumento de Sheridan, que la tocaba sobre el pecho. Tony también gustaba de unirse a los Beatles, por el puro placer de improvisar con aquellos gamberros.

En 1961, Sheridan recibió una oferta para grabar discos por parte de Bert Kaempfert. El futuro compositor de Extraños en la noche ejercía como cazatalentos de Polydor y pensaba que aquel inglés tan chulo tenía futuro. Aceptó a regañadientes que Tony insistiera en llamar a sus amigos de Liverpool como músicos de acompañamiento. A cambio, los Beatles -con Pete Best a la batería- recibieron 300 marcos y aprovecharon para grabar un par de temas por su cuenta, una adaptación de Ain't she sweet y un instrumental, Cry for a shadow, firmado por George Harrison y Lennon. Kaempfert les ofreció un contrato por un año, con el consejo de que compusieran temas propios cantables.

Polydor solo estaba interesada por Sheridan, un error monumental que compensaron de alguna manera con las constantes reediciones de aquellas grabaciones, hechas en un estudio improvisado (el salón de un colegio). Por su parte, Sheridan resultó ser un artista díscolo que se empeñó en tocar jazz y blues cuando el mercado exigía música parecida a la de sus discípulos; curiosamente, también tuvo bajo sus órdenes a Ringo Starr, antes de que tomara el puesto de Pete Best.

El fenomenal despegue de la carrera de los Beatles les alejó de su profesor. Hubo un momento especialmente cruel cuando coincidieron en Australia: todos se alojaban en el mismo hotel pero no pudieron verse.

Latía en Sheridan un espíritu de contradicción o tal vez no quiso imbuirse del espíritu contracultural que arrebató a sus antiguos amigos. En 1967, tocaba para las fuerzas estadounidenses estacionadas en Vietnam y hasta se rumoreó que había muerto, durante un ataque del Viet Cong. Más adelante, durante los setenta, dio un otro giro y pidió la nacionalidad irlandesa, aparentemente en protesta por la política británica en el Ulster.

Se instaló en Estados Unidos y allí confirmó lo que era evidente: que todos le relacionaban con aquella sesión del 22 de junio de 1961 y las interminables tocatas en el Star Club y el Top Ten. Eso le ofrecía oportunidades para actuar en convenciones de fans de los Beatles y hacer discos ocasionales; llegó incluso a grabar Tell me if you can, una nadería que compuso con Paul McCartney. Por una casualidad también trabajó brevemente con el más caprichoso de los mitos del rock argentino, Charly García.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_