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Fortuny y Madrazo desconocidos

Una exposición reúne por primera vez dibujos de ambos artistas en manos de coleccionistas

Manuel Morales
Dibujo a lápiz de la 'Fachada de la iglesia de San Carlo al Corso' de Roma (1873, 190 x 105 mm).
Dibujo a lápiz de la 'Fachada de la iglesia de San Carlo al Corso' de Roma (1873, 190 x 105 mm).

Los dos fueron artistas, amigos y cuñados. Conocieron en vida el éxito de su pintura, muy cotizada y bien vendida. Mariano Fortuny (Reus, Tarragona, 1838- Roma, 1874) y Raimundo de Madrazo (Roma, 1841- Versalles, 1920) son dos de los pintores españoles más reconocidos del siglo XIX. Sus biografías y su trayectoria creadora estuvieron entrelazadas y ahora, por fin, puede verse un centenar de sus obras —83 de Fortuny y 20 de Madrazo—, "la mayoría dibujos inéditos, no expuestos antes porque están en manos de particulares y procedían de los talleres de los propios artistas", subraya Montserrat Martí, la comisaria de la exposición instalada en la sala municipal de la desacralizada iglesia vallisoletana de las Francesas.

Hasta el 10 de marzo se exhiben pequeñas composiciones de ambos pintores: estudios, apuntes —como esa Escalera de un convento en Granada, de Fortuny—, a veces bosquejos, meros trazos a carboncillo o lápiz y también acuarelas y óleos. Los organizadores han "rastreado" el disperso legado de los dos artistas para reunir obras procedentes de 20 coleccionistas de toda España y que en principio eran de los Madrazo. La muestra Mariano Fortuny y Raimundo de Madrazo coincide con la celebración, este 2013, del 175 aniversario del nacimiento del primero, una efeméride que traerá celebraciones en Reus y Roma.

La comisaria Martí destaca de la exposición el cuadro El carnaval en el Corso (1873), "un óleo espléndido" (13x20 centímetros) de Fortuny. Para acompañar a esa obra hay 22 dibujos preparatorios. El resto de fortunys están distribuidos por temas: "Interiores, orientalismo, costumbrismo, Granada, Roma…", la ciudad que le marcó como artista, y pequeñas joyas como ese Pope dibujado a plumilla.

En el caso de Madrazo —triunfador entre la burguesía como retratista de mujeres— su obra "está menos documentada". En las paredes de la iglesia de las Francesas cuelgan "estudios para composiciones de época y, por ejemplo, retratos de actores, entre ellos, varios de la comédie française". París fue para Madrazo lo que Roma para Fortuny.

Cuando se conocieron, ambos congeniaron por sus aficiones comunes: antigüedades, toros y arte

Cuando se conocieron, ambos congeniaron por sus aficiones comunes: las antigüedades, los toros y, por supuesto, el arte (compartieron marchante y coleccionistas). Trabajaron juntos en Madrid, donde acudían con asiduidad a recorrer las salas del Prado, y en Sevilla, París y Roma. Mariano acabó casándose con Cecilia, la hermana de su amigo y de la que pueden verse dos retratos pintados por su esposo. Sin embargo, esa relación de fraternidad y admiración mutua entre los artistas se rompió con la temprana muerte de Fortuny a los 36 años, originada por una malaria contraída en un viaje. La noticia causó un gran impacto. El catalán estaba reconocido internacionalmente; prolífico, era un hombre "que quería pintar lo que le apetecía", al que se podía ver siempre con una libreta en la mano en la que bosquejaba bocetos, ya fueran meros objetos o tejidos, indicios de lo que luego desarrollaba en sus óleos. Por eso, cuando falleció salió a la luz una multitud de carpetas con los dibujos de su taller en Roma. En ellos había plasmado su interés por el entorno, por las figuras y la luz, lo que Martí llama "la impresión instantánea de la vida". En paralelo, "fueron muchos los seguidores e imitadores" surgidos tras su deceso. Casi 140 años después, los depositarios de su obra son el Museo Nacional de Arte de Cataluña, la Biblioteca Nacional, el Museo de Bellas Artes de Reus, el Prado y particulares.

Su cuñado, nacido en una familia de artistas, se inclinó desde joven "por el tecnicismo, heredado de su padre", el también pintor Federico de Madrazo. Sus obras eran más académicas. Pese a su estilo minucioso y preciso, la exposición muestra al "Madrazo más espontáneo", el de los dibujos preparatorios. En la muestra predominan los retratos, como el de Dama con carta. Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se convirtió en un artista cotizado, que llegó a vender un óleo en Francia, en 1870, por 15.000 francos.

Miembros de las familias Vanderbilt y Kennedy pasaron por los pinceles de Madrazo

Tras los éxitos de París, se instaló en plena madurez en Nueva York a principios del siglo XX. Allí retrató la alta sociedad estadounidense. Miembros de los Vanderbilt y los Kennedy pasaron por sus pinceles. Pocos años después estallaron las vanguardias y el arte decimonónico saltó por los aires y fue relegado un largo tiempo. Ahora se presenta la ocasión de escudriñar estos dibujos poco conocidos de Fortuny y Madrazo antes de que retornen a las manos que los contemplan en privado.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.

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